Capítulo 20

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—¿De verdad que no sabes nada?

—Mujer, lo mismo que tú, ya te lo he dicho…

Katie llevaba interrogando a Orson prácticamente durante todo el trayecto. Que su amiga hubiera regresado a casa no era noticia, pero si cuando el jodido jefe de la mafia Siciliana la tenía en su mano. Para más inri, había estado esperando un mensaje o una llamada que, por supuesto, jamás llegó, lo que le generaba mucha más ansiedad.

—¿Y por qué no me ha llamado?

—Eso no me lo tienes que preguntar a mí… Yo no estoy en la cabeza de tu amiga.

Y una vez más, el hombre tenía razón, pero claro… Era fácil verlo desde fuera. En cuanto accedieron al barrio, a Katie la invadió la nostalgia. Había pasado demasiados años de su vida allí y volver era un viaje a su yo adolescente. Ambos bajaron del vehículo y ella no pudo evitar echar una mirada a aquella casa vacía en la que prácticamente se había criado.

—¿Estás bien?

—Sí, Anwen y yo éramos vecinas. Esa era mi casa… —dijo señalándola.

Orson asintió recogiendo la información. Información que, claramente, ya tenía en su poder desde hacía meses. Katie avanzó hasta la casa de An, y sin más, aporreó la puerta con decisión, no una, ni dos veces…

—¡An! ¡Abre la jodida puerta!

Katie, impacientada, volvió a tocar con ímpetu. ¿Es que acaso no pensaba abrirle?

—¡Joder, An! Oye, ¿Podrías tirar la puerta abajo? —preguntó a Orson que se mantenía un paso detrás de ella.

Él tomó aire. Sin duda, si no le quedaba más remedio, la tiraría abajo, pero más que por la petición de Katie, por las órdenes de Elián. Sin embargo, Anwen abrió y aunque primero se centró en mirar a su amiga, después lo miró a él con cierta inquina.

—¿Por qué no me has avisado?

—Tranquila, no hacía falta, por lo que veo estás muy bien informada…

Katie bufó malhumorada y siguió a su amiga que avanzaba hasta el salón.

—¿Cómo estás? —preguntó, Kat.

Anwen miró de reojo a Orson para instantes después fijar la mirada en ella.

—Estoy bien. Iba a ir a ver a mamá.

Katie suspiró y a sabiendas de que no hablaría, miró a Orson que, inmediatamente después, salió del salón, analizando la vivienda.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó Anwen más alucinada todavía — ¿Desde cuándo lo toleras? ¡Oh! ¡No me digas más! Te lo has follado.

—Sabes que jamás me negaría a probar un buen dulce griego… Ahora, desembucha.

—No hay nada que contar, Katie, pero por lo que veo tú…

—Lo mío puede esperar, créeme. ¿Se han solucionado todos los problemas? — Anwen asintió. Al menos, podía estar segura de que la Yakuza no la iba a molestar por una larga temporada — ¿Entonces por qué traes esa cara?

—He discutido con Elián y literalmente, me ha echado de su vida. Él… está seguro de que me necesita a su lado y yo… No sé, Katie, yo no estoy segura de que él pueda darme lo que necesito.

—¿Y si no estás segura qué haces aquí? — Anwen se encogió de hombros, en realidad no había tenido otra opción.

—Necesito pensar muchas cosas… Sinceramente, no sé si lo nuestro ha sido tan intenso por el sexo. Supongo que un poco de tiempo nos vendrá bien a los dos. Quizá Elián ha confundido todo y…

—¿Insinúas que Elián en una semana habrá pasado página? — Anwen se encogió de hombros — En ese caso déjame decirte que estás en un grave problema.

—¿A qué te refieres?

—A que tú cara te delata y por la forma en la que hablas de él me atrevería a decir que…

—Kat, no me ayudas así.

—El sexo, nunca es solo sexo, al menos, si se repite.

—Y según tu magnífica teoría, ¿En qué punto estás con el guaperas de ahí fuera?

Katie miró rápidamente a la puerta del salón, que aún se encontraba cerrada y finalmente, admitió lo evidente.

—Esta ha sido la semana más intensa que he vivido en mi vida, An. Sin duda, si él quisiera, me casaría con él.

Anwen rompió a reír a carcajadas, desconociendo que su amiga no bromeaba del todo con lo que aseguraba.

—¿Qué piensas hacer?

—Retomar mi vida, mi trabajo, mis obligaciones e intentar poner mi cabeza en orden.

—No será fácil, pero déjame decirte que aquí me tienes para lo que necesites —afirmó dándole un confortable abrazo —. ¿Quieres que te acompañe a ver a Irina?

—No… no te lo tomes a mal, pero necesito estar sola y para serte sincera, no me gusta tu nuevo perrito faldero.

Katie la entendía. Orson ahora mismo no era más que un triste recordatorio de lo que dejaba atrás…

—Orson no es tu enemigo, An. Llámame si lo necesitas, ¿De acuerdo? 

Ella asintió y sin más, volvió a dejarse abrazar por Katie…

En el exterior…

Orson analizó el pasillo en el que se encontraba, era estrecho y con acceso a gran parte de la vivienda. Cocina, aseo, salón y por supuesto, las pequeñas escaleras que intuía daban a los dormitorios. Aparentemente todo estaba en orden, aunque la realidad era que el semblante de Anwen le hacía pensar lo contrario.

Orson: Todo en orden. Anwen se encuentra en casa. ¿Requiere más información?

Para él no era un secreto la relación que Elián había llevado con la mujer, así que, desconociendo el percal que había explotado entre ellos prefirió preguntar antes de dar más datos.

Elián: Vigilala. A partir de ahora, solamente debes avisarme si ocurre algo que haga peligrar su vida. La Srta. Bennett ya no es de mi incumbencia.

Orson pensó que aquello era paradójico, pues si ya no era de su incumbencia no tenía sentido que siguiera preocupándose por su bienestar. No obstante, no era de los que ponía en tela de juicio las palabras o los actos de Argenis, así que simplemente, obedeció.

Orson: De acuerdo. Necesito un puesto para Katie. Nakamura se ha encargado de dejarla en la calle.

Elián: Veré qué puedo hacer. No obstante, no soy una jodida ONG.

Orson apretó la mandíbula. Por supuesto que sabía que no lo era, pero si Katie estaba en esa situación, era en parte a él y su jodida amenaza. Con malestar guardó el teléfono y salió a la entrada de la casa para analizar la zona en la que Anwen vivía. Sin duda, no tenía nada que ver con el suburbio en el que lo hacía Katie. Miró a cada lado, contemplando los pocos vecinos que había hasta percatarse de que la mayoría eran personas mayores.

—Vámonos… —dijo Katie mientras aparecía por su lado derecho.

—¿Está todo bien?

—Todo lo bien que puede estar… Necesita tiempo.

Él asintió y con decisión caminó al vehículo. Todavía tenía mucho por hacer.

El amigo del jefe de la mafia #2 | Erótica + 21 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora