Capítulo 23

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Katie llevaba sonriendo gran parte del trayecto. Orson y ella iban a pasar un fin de semana al pueblo donde vivían sus padres, con la intención de presentarlo oficialmente como su novio. Cosa que evidentemente a él le llenaba de orgullo, pero que a la vez le inquietaba, pues jamás había conseguido caerle bien a los padres de ninguna de sus pocas novias y es que él mantenía una teoría y era que ningún padre aceptaba conocer la identidad de la persona que se follaba a su hija.

—Vamos, cambia esa cara…

—No había necesidad de esto… —murmuró molesto mientras tomaba la salida correspondiente.

—Orson, llevamos siete meses juntos. ¿De verdad creías que esto jamás pasaría?

Siete meses. Ese era el tiempo que había transcurrido desde que ambos habían tomado la decisión de ser una pareja. Tiempo que había pasado fugazmente gracias a la desaparición en escena de Nakamura. Y es que el japonés no sólo se había ido de Londres por una temporada, si no que aparentemente había dejado en paz a Katie. Tiempo que, por supuesto, también había servido para fortalecer la relación de Elián y Anwen.

—Elián aún no conoce a Irina.

—No será por mucho tiempo… Anwen va a solicitar el traslado para llevársela a Grecia. ¿Por qué te preocupa tanto? Solo son unos padres que adoran a su hija y por ende te adorarán a tí.

—Por eso mismo mujer, porque te adoran y porque esto —indicó mientras se apretaba el paquete — está más tiempo fuera de mis pantalones que dentro.

Katie rompió a reír mientras se adentraban en el camino de tierra que les llevaba a la casita de campo de sus padres.

—Te presionas demasiado…

—Recuerdamelo esta noche cuando tu padre aparezca con el rifle para pedirme que duerma en la habitación de invitados. Katie, ¿qué cojones es eso?

Al final del camino, no solamente comenzaba a vislumbrarse una coqueta casa de campo, sino un inmenso cercado con un caballo marrón, un establo y…

—Una granja —contestó ella con emoción.

—Sí, ya sé que es una granja, pero… ¿Por qué cojones no me dijiste que tus padres tenían una?

—Era irrelevante.

Orson bufó y respondió con evidente ironía:

—Genial, ahora con suerte me encerraran con los cerdos.

Katie negó sin poder borrar la sonrisa de su cara. ¿De verdad aquello significaba tanto para él? Cuando detuvo el coche, evitando el gran barrizal que había justo en el centro, ella lo cogió de la mano con la intención de tranquilizarlo.

—No tienen cerdos… —bromeó sin tener el efecto deseado en el hombre —. Vamos, te presentaré a Lucifer.

—¿Lucifer? —preguntó mientras que ella salía del coche con gesto divertido — ¡Joder!

Inevitablemente al salir miró a su alrededor buscando a los dos sujetos que cariñosamente Katie nombraba como papá y mamá, pero no había ni rastro de ellos. Finalmente, miró a la mujer que era la culpable de todo aquello y aceptó de buena gana un sutil roce en los labios que lo dejó con ganas de más. Ella, que se encontraba sumamente feliz, lo sujetó de la mano y tiró de él para llevarlo al recinto. El caballo no solo relincho al ver a su dueña, sino que se aproximó al cercado buscando una dócil caricia que llegó de inmediato.

—Hola pequeño. ¿Me has echado de menos?

El caballo resopló, permitiendo que ella pegase la sonrojada mejilla en el animal.

El amigo del jefe de la mafia #2 | Erótica + 21 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora