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Ser un perro de caza no es una tarea fácil, pero para Saori, quién desde temprana edad había estado trabajando para Fukuchi ya era pan comido siempre y cuando no se tratara de su operación mensual, cada mes había un día donde el comportamiento de la joven cambiaba repentinamente y a duras penas conseguían calmarla sin medicamentos; y es que cuando Saori era una niña de apenas 7 años su hermana fue operada pero terminó falleciendo. A pesar de que Saori desconocía el verdadero motivo por el que su hermana falleció, ella siempre pensó que era debido a la intervención y no podía evitar temerle a aquello que teóricamente la hacía mejor.
- Creo que mañana es 26 de Octubre.- Susurro Tetchō a Teruko y a Jonō, quienes observaban a su compañera irse del lugar sin apartar la vista del suelo.
- Si hoy le tocaba a Tachiara, mañana le toca a Saori.- Añadió el de cabello blanco, recibiendo un asentimiento por parte de los dos perros de caza restantes.
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Solo eran las cinco de la mañana, pero la rubia ya se encontraba en las oficinas que tenían, tenía que ir en ayunas; sin embargo se encontraba en la pequeña cafeteria que había, observando los cafés que se podían ordenar y los bocadillos.
¿- Tienes hambre?- Pregunto un pelinegro desde detrás de la joven, ella simplemente asintió y observó al joven.
¿- Tú no?- Preguntó la chica intentando no mostrar su malhumor; por otro lado Tetchō arrimó los hombros.
- Ahora mismo no... Si quieres podemos comer juntos luego, cuando salgas te estaré esperando, ¿sí?- Propuso el de cabellos oscuros.
¿- Y si no salgo...?
- Saldrás, no hay nadie que no haya salido con vida de este tipo de intervenciones.- Explicó él a la vez que pasaba uno de sus brazos por la espalda de la joven. Sin darse cuenta, ambos se estaban dirigiendo donde se encontraban los doctores que realizaban las intervenciones de los perros de caza, no estaba mal tenerlo todo en el mismo edificio, pero a Saori no le habría ido mal tomar un poco el aire... Su respiración se estaba volviendo agitada, sus manos no se quedaban quietas, Tetchō noto el comportamiento de la joven y aunque él no solía mostrar afecto mediante el contacto físico, tomó la mano de la joven y la acerco a él.
- Todo irá bien... Te lo prometo.
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El azabache tenía razón, todo había salido correctamente, Saori se encontraba en una de las habitaciones observando su alrededor, no había nadie hasta que un joven un par de años mayor que ella apareció con una bocadillo envuelto en papel de aluminio y un café, los cuales entregó a la joven.
¿- Tetchō y tú, no comes?
- Es difícil encontrar un bocadillo que sea todo del mismo color...- Se quejó observando a la joven que ya tenía una sonrisa en su rostro.
- Sabes, he estado pensando y me gustaría pasar Halloween contigo... ¿Que me dices?- Ante la propuesta de la joven, una leve sonrisa se dibujó en el rostro del mayor, por supuesto que quería pasar el Halloween con Saori, al fin y al cabo ella era la razón por la que el seguia con todo esto, por lo que el asintió.
¿- Cómo está mi buena amiga?- Les interrumpió Teruko, quién al fin y al cabo solo quería animar a su compañera y amiga Saori...
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