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Aunque Rampo podía ser alguien muy infantil si se lo proponía, sabía cuándo debía actuar como uno y cuando no, que lo hiciera era otra cosa... En uno de los casos que resolvió conoció a una chica, Mei, una chica de cabellos castaños y un año menor que Rampo. Esa fue una de las primeras veces donde Dazai le vio comportarse como alguien de su edad, pero claro no era de extrañar, quién no se comportaría en frente de tal belleza.
A Mei también le había llamado la atención aquél joven, y lo cierto es que se habían estado viendo en una cafetería, pero ambos estaban hartos de solo verse algunas tardes, si fuera por ellos estarían juntos todo el día, pero tenían que trabajar... Es por ello que el joven tenía una propuesta para la joven.
- He estado pensando y llevamos más de un año viendonos cada dos días... ¿Te gustaría que viéramos juntos?- Propuso nerviosamente el joven, quién esperaba ansiosamente la respuesta de la chica. Mei estaba sorprendida, no se esperaba aquella pregunta ya que nunca habían hablado de ese tema, por su puesto que le gustaría, y más si hacía casi un año que habían empezado a ser pareja oficialmente. Tras un breve silencio ella aceptó la propuesta del joven y empezaron a hablar sobre su futura casa, su nuevo hogar, aunque el ambos eran como un hogar para el otro.
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Así fue, un mes después ambos vivían juntos, Rampo siempre llenaba la casa de dulces y Mei reía ante aquello a pesar de no ser una gran fan de estos. Muchos miembros de la agencia se preguntaban como aquella chica a la que apenas le gustaban los caramelos había terminado junto a Rampo, quién no podría vivir sin sus dulces. Aunque aquello no era ningún problema para la pareja era extraño para quienes les conocían...
- Mei...- Llamó Rampo a la joven, está levantó su cabeza del pecho del mayor.¿-Te gustaría tener una cita conmigo en los recreativos?- Propuso Rampo a pesar de ya saber la respuesta, la morena asintió estar con el chico era una de sus cosas favoritas y los recreativos otra de ellas, ¿como no iba a aceptar? Para su suerte, Rampo tenía ese viernes libre, así que no era un inconveniente salir un antes de casa para poder disfrutar más rato de su cita.
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- Eres verdaderamente malo con estos juegos.- Afirmó la joven entre risas.
- No, tú eres muy buena, yo juego como la mayoría de las personas.- Se excusó el mayor.
- Ya te gustaría a ti jugar tan bien como una persona normal.- Continuo la chica con sus burlas hacia su novio. Este solamente negó y observó como la joven batía el record hecho por aguien de Yokohama.
- Quiero comer...- Soltó el chico pasándose la mano por el pelo.
¿- Vamos a comer pues?- Propuso la joven con una gran sonrisa al haber superado su propio récord y el de otros, Rampo asintió y tras aquello ambos se fueron a comer en un restaurante y luego vieron algunas películas juntos.
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