-Bueno, supongo que ahora encontrar a Gabrielle depende de nosotros.
La voz de Amelia había matado el silencio en la habitación, los tres hermanos restantes se encontraban en el club de strippers de los mellizos, las chicas estaban fumando mientras que Noah revisaba el mapa de Las Vegas, el cual tenía una mancha de sangre encima marcando el lugar donde supuestamente se encontraba la guarida de la resucitada, antes de irse a la ciudad del Vaticano, Robin habría realizado un hechizo de localización para encontrar el escondite que tendrían que ir a visitar los demás. Por lo que se veía allí no estaba muy lejos del negocio, el chico soltó un suspiro pesado levantando su mirada para clavarla en la menor, Catalina era una vampiresa débil, beber sangre de animales le quitaba su gran ventaja natural la cual era la edad, la antigüedad de un vampiro determinaba su fuerza al igual que su dieta por lo que la neutralización de una sobre la otra dejaba a la tan dulce chica con el poder de un vampiro promedio, no era algo que los ayudara mucho al momento de tener que meterse a un nido de seres chupa sangre y quien sabía que otras cosas desagradables.
-Catalina, tú te quedas aquí, está decidido.
-¿Qué? No pienso quedarme, voy a ayudarlos, no soy una niña.
-No lo eres pero tienes la fuerza de una, serás solamente una preocupación más. Eres débil.
-Me importa una mierda, ninguno de ustedes me va a impedir que vaya, si les pasa algo jamás me lo perdonaré. Además no pueden matarme, así que iré de todas formas.
La discusión era entre Noah y Catalina, aunque el chico nunca mostrara lo que sentía y vivía escondido detrás de un muro de narcisismo para ocultar su sensible corazón, no podía soportar pensar en la idea de que algo le pasara a sus hermanos, si algún día alguien mataba a su familia ese iba a ser él, mientras los que no llegaban a un acuerdo se miraban fijo esperando a que el otro cediera, del otro lado de la habitación la sensual joven de ojos azules apagaba su cigarrillo en un cenicero, caminó hasta la barra y abrió una botella de vino la cual contenía sangre humana, sirviéndose una copa pensaba en las varias maneras que tenía de destripar y torturar a la antigua miembro de la familia, Gabrielle y ella nunca se llevaron bien, siempre hubo una muy clara competencia entre las dos. Su expresión era seria y reflejaba molestia, al menos fue así hasta que por la puerta principal pasó una gran figura masculina, un hombre de tes oscura, grandes músculos y una altura impresionante acababa de hacerse presente, no pasó mucho hasta que decidió hablar.
-Ya llegué amor ¿Qué pasó que me llamaste con tanta urgencia?
La chica de antes rostro amargado ahora tenía una sonrisa de oreja a oreja, usó su velocidad vampírica para acercarse a aquel que era completamente desconocido ante los ojos de Catalina, cuando Amelia se encontraba frente a él, saltó a sus brazos y le plantó un muy fogoso beso como saludo, para la menor aquella escena no era nada extraña, después de todo la ojiazul era la mas enamoradiza de los siete hermanos, cuando se separó de aquel candente momento, tomó la mano del hombre y se volteó a ver a la menor con emoción, por fin podría presentarle a su pareja, llevaban ya tres años y cuatro meses de relación.
-Cata, él es Thabo Viáfara, mi novio. Hace mucho que quería presentárselos pero bueno, debido a que no nos veíamos se me hizo imposible.
Lethabo Viáfara, nacido en Las Vegas pero con descendencia directa de África Occidental, sus padres habían nacido en Gambia y provenían de un aquelarre muy poderoso de brujos vudú, la vampiresa y él se habían conocido en el bar de los mellizos, donde ella trató de hipnotizarlo para beber de su sangre, cuando eso no funcionó el de treinta años se defendió, desatando en una pelea que luego se convertiría en amor. Aquel brujo aunque tuviera una apariencia terrorífica con sus ojos oscuros, sus ciento noventa y ocho centímetros, mirada asesina, figura completamente trabajada y vestimentas oscuras, en verdad tenía una personalidad completamente dócil, la cual se dejó ver cuando una sonrisa dulce y agradable se dibujó en su rostro, tenía la personalidad divertida y adorable de un golden retriever. Soltando la mano de su novia con delicadeza dio unos pasos hacia adelante hasta llegar a Catalina, a quien le extendió la mano.
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Los 7 de Blackwood
VampireUna familia de seres sobrenaturales vuelve a reencontrarse después de décadas sin tener contacto los unos con los otros, cuando un mal mayor se aproxima los hermanos Blackwood se ven obligados a dejar sus diferencias de lado para poder sobrevivir. E...