-Ya le encargué a Vlad que cuide de aquellos dos idiotas.-Suerte que Vlad estaba disponible porque Ame y Noah dijeron que pasarían unos días en Londres con los amigos de Robin.
-No le digas Robin, solo alimentas su delirio de bondad.
La conversación era entre Leonor y Nora, Owen se encontraba en silencio conduciendo bastante pensativo, su esposa había revivido y la volvió a perder, sentía un dolor que no sabía cómo expresarle a sus hermanos, ellos la odiaban y jamás entenderían el amor que él aún le tenía. Ya estaban en la ciudad del Vaticano nuevamente, recorriendo calles familiares en dirección a la Basílica di San Pietro, tenían esperanzas de poder averiguar lo que le estaba ocurriendo a Rapahelus.
Una vez llegaron a su destino, los chicos se bajaron del coche, el masculino se colocó sus lentes de sombra, vistiendo una chaqueta marrón con una camiseta blanca debajo, unos jeans negros y en sus pies unas botas del mismo color que su abrigo, mientras tanto la matriarca arreglaba su saco, como de costumbre estaba vestida formal, con un traje de color negro, botas del mismo color y una camisa blanca.
Finalmente Nora descendió del vehículo revlenado a los santos que recorrían aquellas calles un atuendo algo de velador, para lo que estaban acostumbrados a ver, un top de color rojo, un cargo negro y zapatos deportivos que mezclaban los colores de sus otras prendas.-¿Listas para entrar?
-Claro que sí, aunque no tengo muy buenos recuerdos de ese lugar.
Respondió la mayor al lobo, viéndolo con algo de molestia debido a lo ocurrido la última vez que estuvieron allí, aunque ahora la vista del lugar era muy distinta, estaba lleno de trabajadores reparando una parte derrumbada de aquel antiguo santuario, culpa de su hermano el brujito quien para escapar de los demás brujos se vio obligado a provocar que el lugar colapsara. Sin esperar mucho se escabulleron dentro, no era tarea muy difícil para ellos por lo que en pocos minutos se encontraban en el interior, caminando por los pasillos llegaron hasta los restos de lo que alguna vez había sido una puerta bendita, protegida del uso de la magia pero por algún motivo destruida por la corrupción de Rapahelus.
-Es aquí. Nora, olfatea los rastros de de nuestro brujo y llevanos a la habitación donde se detuvo antes.
-Bah, siempre soy yo. Esta vez no pienso romper mi ropa.
Tras sus palabras, la de piel canela comenzó a desnudarse luego de asegurar que ningún extraño la estuviera viendo, una vez su ropa estaba toda en el suelo, sus ojos se volvieron de un amarillo intenso mientras sus huesos se partían y volvían a unirse de distinta manera, completando finalmente su transformación. Volviendo a hacer visible aquella hermosa bestia canina de pelaje blanco, olfateó profundamente siguiendo el rastro de su hermano menor.
Owen levantó las prendas de su hermana para llevarlas consigo mientras bajaban nuevamente aquella escalera en espiral, llegando finalmente a una habitación que era extraña para todos, allí solo había una vitrina qué revelaba en su interior un anillo. Muy similar a los anillos solares de los vampiros Blackwood, se acercaron los tres mientras lo veían fijamente, honestamente ninguno entendía muy bien que buscaban pero claro aquello tenía algo que ver con lo que le pasaba a Robin si le había llamado la atención.
-¿Qué putas hacemos ahora? ¿Rompemos el vidrio y nos llevamos el anillo?
-No es algo que yo recomendaría jovencito.
Respondió una voz anciana y desconocida a las palabras de Owen, por lo que los tres se voltearon sorprendidos ¿Cómo aquel viejo podía haberlos tomado por sorpresa? No habían oído ni una de sus pisadas, el de cabellos blancuzcos utilizaba vestimentas que daban a enteder que tenía una fuerte posición allí dentro. No pasó mucho tiempo hasta que Leonor lo reconoció.
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Los 7 de Blackwood
VampireUna familia de seres sobrenaturales vuelve a reencontrarse después de décadas sin tener contacto los unos con los otros, cuando un mal mayor se aproxima los hermanos Blackwood se ven obligados a dejar sus diferencias de lado para poder sobrevivir. E...