Treinta y dos ☘ ChanIn

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Chan suspiró silencioso, se siente angustiado y al mismo tiempo feliz, llegó a la agencia después de pasar a la universidad, tenía miedo de que al llegar Jeongin no estuviera usando el colgante que le dio de regalo.

No es que le importase por el costo, lo que le importaba era la ilusión que tuvo al darle algo que consideraba realmente adecuado, perfecto para su omega. Tenía miedo de que Jeongin se sintiera obligado a usar el presente solo por su inseguridad, pero el omega lucía bastante feliz y relajado mostrando elegante el colgante. Más su angustia no se marchaba, no tiene idea de donde salió toda esa inseguridad repentina.

Jeongin y él tienen un acuerdo, deben esconder su relación por tres meses, lo suficiente para que el omega mayor esté preparado para decirle al mundo que se ha enamorado de un jovencito diez años menor.

Chan estuvo de acuerdo, pensaba que sería lo suficientemente maduro y paciente para soportar esos largos tres meses, pero de alguna forma su alfa le dice que no baje la guardia, que se mantenga alerta porque algo podría pasar.

El joven alfa siempre creyó ser demasiado seguro y valiente para soportar lo se interpusiera en su camino, pero su seguridad se desvanece y tiene miedo de que Jeongin reconozca su falta de madurez y todo vuelva a ser inestable entre ellos.

Chan necesita algo que le dé más seguridad, necesita dejar de mirar a Changbin sin poder decirle que está enamorado de su mellizo.

—Chaaaaaan —elevó la mirada al escuchar el llamado de Soyeon—. Hey, ¿Estás bien?

El joven alfa negó sonriendo radiante como siempre.

—Estoy bien, no te preocupes, solo estaba distraído.

La alfa asintió no muy convencida, no era normal que el joven y entusiasta alfa Bang estuviera decaído, la alfa se levantó de su asiento con la intención de hacer algo bueno por su compañero, caminó hacia la cafetera y preparó dos tazas de café tibio, el clima había bajado de temperatura por lo que hacía algo de frío.

—¿No es mucho café? —preguntó Jeongin en tono animado llegando a su lado, se sentía tan aliviado desde que tuvo en sus manos el collar del mismo modelo que Chan le regaló, tenía que hacer muchos méritos para agradecerle a Rowoon que lograra salvar su relación de otra desastrosa discusión.

La joven alfa negaba.

—No es todo para mí, jefe —llamó en un susurro, Jeongin la miró expectante—. ¿Usted no sabe qué le pasa a Chan?

La mirada del omega cambió al instante, la preocupación destellaba en su ojos.

—¿Por qué lo preguntas?

Ella miró hacia los cubículos para asegurarse de que nadie, y menos Chan escuchaba.

—Bueno, usted sabe que Bang siempre ha sido muy animado y enérgico con su trabajo, pero desde la mañana ha estado muy distraído, lo he visto con el mismo proyecto desde hace horas, algo raro en él, siempre trabajo muy rápido.

Jeongin asentía entendiendo la aflicción de su subordinada, Chan pocas veces se distraía, incluso cuando habían discutido, en lugar de desconcentrarse, distraía su mente de la discusión con trabajo.

—Bueno, tal vez son temas familiares, realmente no sé qué podría ocurrirle —respondía con sinceridad.

Soyeon asintió, terminó de preparar el café despidiéndose de Jeongin para seguir trabajando.

Jeongin vio al Chan sonreír cortésmente a su compañera, pero había algo de tristeza en esa sonrisa, su omega se lo decía. Regresó a su oficina, se concentró en terminar sus pendientes para poder salir a la misma hora que Chan, así irían juntos al departamento del jovencito y podría preguntarle con tranquilidad que es eso que lo tiene tan afligido.