Una silla fué lanzada con fuerza, casi azotando la madera contra la pared. La mirada del hombre se había oscurecido, sus pupilas únicamente podían transmitir una enferma cantidad de celos y enojo por la escena que acaba de ver.
¿Por qué se empeña en hacerle enojar?
¿Por qué quiere seguir a un lado de un alfa aburrido como lo es Minho?
¿Por qué no puede ser solo SUYO?
Apretó sus puños con fuerza y comenzó a tirar todo a su paso, con todo me refiero a fotos de Hyunjin que yacían sobre el largo escritorio, todas y cada una azotadas contra el suelo de la habitación, estrellando el cristal que salió en pequeños pedacitos por todos lados.
Necesitaba desquitarse con algo, mejor dicho... con alguien.
Una gran habitación donde hay un gran escritorio lleno de imágenes del beta más hermoso que sus ojos pudieron ver, fotos por las cuatro paredes pegadas descuidadamente, todas dejando ver a Hyunjin en todas sus formas, sonriendo, llorando, feliz, durmiendo, distraído, molesto y su versión favorita de entre todas,asustado.
Agarró su celular, notando apenas que nuevamente había bloqueado su contacto, abrió el cajón a un lado de el y botó ese otro teléfono entre la montaña de los anteriores que también fueron bloqueados, desgraciadamente.
Eso era lo que más le gustaba, la forma tan orgullosa con la que se enfrenta a el, contestando con cortos mensajes insultando su persona, pero, cuando aparece frente a él su alto cuerpo comienza a temblar como si fuera un niño chiquito, sus lágrimas de miedo recorren su cara, temiendo por todo lo que es capaz, eso simplemente logra exitarlo, poniendo su polla tan dura hasta el punto de doler.
Hablando de eso, sus pantalones comenzaron a apretarse por el simple hecho de recordar la linda y tierna carita de su pequeño.
Abrió su cierre, sacando lentamente toda la extensión, sintiendo finalmente alivio al ser liberado, acarició lo largo del falo y con su mano libre abrió otro cajón, sacando de ahí nuevamente un celular con el número de Hyunjin ya agregado con anterioridad.
Hechó su cabeza hacia atrás masturbando su pene más rápido con su mano, miró a las cámaras, cientos de pantallas frente a él, todas mostrando distintos lugares a los que frecuentaba Hyunjin, dentro de su casa y fuera, de todos los ángulos posibles, sobre todo sus favoritas, las de su cuarto, donde obtenía una agradable vista del chico acostado en su cama, perdido en sus oensamientos mientras el imbecil de su novio no está.
Tomó una foto apuntando hacia la cámara que más le gustaba, esa del absurdo peluche que le regaló, el que está satisfactoriamente frente a la cama.
Deseaba saber que cara pondría al ver cuan exitado se encuentra por espiarlo.
Pero siendo sinceros, hasta la más mínima acción del rubio lo exita y despierta desde lo más profundo unas ganas por monopolizarlo por completo, unas ganas de ser el único que puede verlo, hasta dañar su mente por completo para que entienda que es de él únicamente.
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