La humedad que desprende suelo de madera vieja es lo primero que logra percibir Hyunjin, quien apenas y logra estabilizar sus sentidos por el fuerte golpe que recibió hace unos momentos. Todo le da vueltas y siente su cuerpo sudar en escalofríos, su vista que aún borrosa no logra enfocar, distingue una silueta en el momento que bajó sus ojos.
Entrecerró y finalmente distinguió a Felix entre todo el cuarto. Estaba inclinado hacia el, con sus codos sobre sus rodillas y su cabeza recargada entre sus propias manos, admirándolo con fanatismo, sus ojos profundos y dilatados lo miran como la única luz dentro del cuarto.
Hyunjin quiere hablar pero no puede, a su vez que tampoco puede mover ningún músculo de su cuerpo, algo raro, puesto que no hay nada que lo retenga, solo está el recostado en un incómodo sofá, cubierto con una manta sucia en lo que parece ser una ¿casa? demaciado fea y vieja a decir verdad.
- Finalmente despiertas, amor - Habló con una voz tan dulce que le transmitió una gran inseguridad y miedo.
¿Esto es lo que le espera de ahora en adelante?
Siente su cuerpo morir en vida, como si fuera todo un sueño cuando el leve soplo de Felix se siente en su oreja mientras acaricia su pierna lentamente; ardiendo en lujuria. Finalmente puede sentir llorar desolado, deseando salir de ahí pero no puede. Es como una muñeca,sin piernas, con el cuerpo adormecido que está al total placer de un psicópata.
No puede creer como es que alguien tan puro e inocente, así como lo era Felix a sus ojos, pudiera haberle hecho entrar al infierno en vida.
Una llamada le entró al celular y el alfa con fastidio gruñó, levantándose de mala gana y saliendo de la casa para contestar. En eso Hyunjin aprovechó y luchó, verdaderamente usando todas las pocas fuerzas que tenía para aunque sea tirarse al suelo y buscar alguna salida alternativa pero no funcionó, no cuando en eso el volvió a entrar a la habitación.
- Al parecer ya reportaron tu desaparición, cariño. Tengo que ir para contestar unas preguntas de la policía. Pero no te preocupes, vuelvo antes del anochecer; se lo mucho que odias estar solo - soltó una pequeña risa y besó la mejilla llena de lágrimas de Hyunjin con tanto amor.
A Hyunjin no le quedó de otra, apenas la puerta se cerró y toda la habitación quedó nuevamente a solas, se dió cuenta que no podría escapar nunca más de ahí...
La noche llegó, y con ello Felix también, entrando con una actitud resplandeciente una bolsa de lo que parecía ser comida por el olor que desprendía. Si otro momento fuera, Hyunjin ya estuviera saltando hacia el, arrebatando la bolsa de sus manos para comenzar a comer pero en su situación actual lo único que sentía eran ganas de vomitar los jugos gástricos de su estómago, todo le resultaba asqueroso y mucho más viniendo del que consideraba, la unica persona en quien podía confiar.
- lo traje para ti, cariño.
No lo regresó a ver, ignoró su mirada y enfocó su vista en la entrada, esperando que así pudiera salir de ahí. Dios, Hyunjin realmente deseaba que alguien llegase a rescatarlo pero lleva toda la maldita tarde intentando con todas sus fuerzas, llorando mientras la se desgarra la garganta con la poca fuerza que le queda. Nadie va a rescatarlo, lo sabe bien.
Un golpe en su mejilla lo hizo reaccionar, Felix lo miraba con enojo mientras sostenía la comida caliente con su otra mano.
Su cara punzaba completamente, seguramente dejaría hinchado y un color violeta adornaría su cara, pero no importó, tampoco importó cuando sintió la comida hirviendo sobre su cuerpo. Hyunjin solo quería morir, salir de alguna forma de ahí.
Ya no hay palabras para describir su situación, más que dolor, impotencia, miedo. Todo lo que ha provocado la llegada de aquel alfa en su vida. Dios lo ha abandonado en las garras de un demonio, ni hay luz que pueda rescatarlo.
— ¡Mírame cuando te estoy hablando! — Gritó. Hyunjin no pudo evitar contraerse en su lugar y otro golpe fué fuertemente recibido por su mejilla. — No, no, no, lo siento, amor — acunó sus mejillas entre sus manos, ahora Felix también lloraba, viendo desesperadamente a Hyunjin, en busca de su perdón — sabes que no quería... — Felix besó, asquerosamente besó sus labios, mezclando sus salivas, provocandole arcadas al beta.
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