OᗪIᗴᑕIՏIᗴTᗴ

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El recuerdo de un anaranjado sol, huyendo en el oasis, la tristeza transmitida a través del paisaje es el sentimiento reflejado en los ojos de Jisung, quien se encuentra en medio de un desierto lleno de oscuridad, únicamente la claridad tenue que logra emitir la vela enfrente de él es su acompañante.

Los segundos pasan como horas al ver como la vela se consume, gota tras gota de cera caen lentamente sobre la humedad del viejo piso de madera.

¿Qué había sucedido? Jisung todavía no lograba comprender a pesar de que intentó con todas sus fuerzas recordar como llegó ahí, pero solo ayudó a que el mareo se intensificara.

El omega se siente perdido y un intenso dolor de cabeza comienza a aturdirle, Jisung trata de enfocar su vista sobre la oscuridad de la habitación, logrando inútilmente visualizar algo que no sea la vela casi consumida en su totalidad...

Nada.

Ningún rastro que indique donde se encuentra, tampoco sentía su celular en sus bolsillos, por lo que la idea de llamarle a su hermano para pedir ayuda estaba totalmente descartada, con el pasar del rato Jisung comienza a sentirse aún más débil estando atado a la silla, incapaz de mover algo de su cuerpo que no sea su cabeza.

Por lo que tarde o temprano, Jisung terminó desmayandose nuevamente, su cuerpo cansado y aturdido ya no tenía fuerzas para seguir en pie, ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba ahí adentro, dejó de contar los días después del quinto...

El ruido del tacón de unos zapatos lograron que el omega abriera los ojos poco a poco, el choque entre el agua y la suela formaban un eco húmedo con cada paso, eco que resonaba por todo el cuarto.

Cada paso más cerca provocaba un temblor involuntario en el cuerpo de Jisung, sentía mucho miedo, demqciado para ser sinceros. Comenzó a removerse por la silla, tratando de salir pero no tenía fuerza, incluso sus feromonas emitían un olor suave de miedo, casi inexistente, como si fuera un beta.

Unas feromonas extremadamente dominantes lo golpearon, removiendo su estómago, provocando unas inmensas ganas de vomitar y sacar el jugo gástrica dentro de el, era inevitable al ser omega que no se sintiera débil e incluso intimidado con ellas, con ganas de querer mostrar su cuello en un símbolo de sumisión.

Una vieja puerta de madera se abrió frente a él, soltando un molesto chillido, seguido de ello las hebras oscuras de un alfa se hicieron presentes, su olor inundó toda la habitación apenas dió un paso dentro de ella.

Gracias a la luz que salía del otro lado de la puerta, Jisung se pudo percatar que en el cuarto no había nada, absolutamente nada, simplemente goteras que caían contra la madera humedeciendo el piso, ni una ventana, un reloj, algo que le indique en que día está, si es de día o de noche, solo había un gran vacío.

Jisung está amarrado de brazos y pies sobre una vieja silla, dentro de un cuarto de cuatro paredes lleno de humedad, sus esperanzas de poder escapar habían reducido a 0.

— ¡¿POR QUE ME HACES ESTO!? — Preguntó entre lágrimas, la desesperación de querer escapar, salir y abrazar a su hermano, llorar en su hombro hasta dormir. El omega sentía miedo ante la imponente presencia del alfa.

Se removió tanto en su lugar que la silla cayó hacia adelante, inevitablemente se golpeó la cabeza y un hilo de sangre de su nariz comenzó a descender. — ¡TE LO SUPLICO, FELIX. DEJAME IR, NO LE DIRÉ A NADIE! — sollozando más fuerte, al contrario parecía no importarle, simplemente rodó los ojos como si estuviera harto de la situación.

El alfa se inclinó hasta quedar a la altura de Han, ladeó su cabeza un poco, aún sin apartar su mirada de el, una mirada tan helada e intensa. — ¿No sabes hacer otra cosa que no sea gritar? — Preguntó secamente con su voz grave. Un escalofrío recorrió a Jisung.

— ¡¿No eramos amigos!? — volvió a hablar, buscando desesperado una forma de desatar las cuerdas que apresan sus manos.

Felix sonrió con gracia, observando cada uno de sus movimientos, le parecía graciosa la desesperación con la intentaba desatarse aún cuando su cuerpo no tiene fuerzas por no comer ni dormir por una semana.

— Hablas mucho, ¿Acaso quieres que te arranque la lengua? — preguntó viendo la forma en que su rostro se transformaba en una mueca de terror.

Si solo fuera Hyunjin tal vez...

De igual forma no le dió el tiempo para que respondiera, Felix se encontraba enfadado de escucharlo gritar desde que lo trajo. Con una mano agarró las mejillas del omega sin cuidado alguno y ejerció presión en ellas, lastimando a Jisung quien soltaba gruesas lágrimas entre miedo y dolor, obligó a su boca a abrirse mientras que con su otra mano agarró si lengua y tiró de ella, arrancando sin piedad el músculo de su cavidad bucal.

Un grito desgarrador salió desde lo más profundo de la garganta de Jisung que no soportaba el dolor, sangre por montones escurría de sus labios hasta terminar en el suelo, nuevamente las lágrimas salieron y cuando miró hacia Felix, su cuerpo se paralizó por el terror de su mirada. Una mirada difícil de describir, sus ojos mirándolo fijamente sin remordimiento y ese brillo rojizo intenso que le generó una sensación indescriptible de terror.

Esa mirada fué la última que vió Jisung antes de que sus ojos se cerraran.

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Beta '☆ LixJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora