Chapter 5🪞

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— Parecías muy tranquilo cuando te mencionó sobre el deseo prohibido. —dijo el castaño captando la atención del rubio.

— Si lo hubiera deseado se lo hubiera advertido, como dijiste; sólo lo mencionó. —respondió de vuelta.— Tú tampoco le has advertido a tu dueño acerca de los deseos prohibidos.

— Aquí te regreso tus palabras; no lo ha pedido, así que no hay porqué advertirle. Estos años ha estado muy estable y no ha hecho ni una mención a querer algunos de esos deseos, estoy bien. —hizo un ademán con sus hombros.

— Pareces muy feliz con tu dueño.

— Y tú muy infeliz con el tuyo.

Ambos soltaron una risa pero ante el llamado del castaño por su dueño, éste se tuvo que ir.
Sunoo suspiró mientras miraba como su amigo se iba, él tampoco sabía nada acerca de su vida pero nunca se le vio ansioso por saber acerca de ella a comparación del rubio quien se preguntaba constantemente de dónde venía.

Sunoo había llegado hace muy poco y ya tenía mil preguntas que ni su guardián ni su Dios le querían responder. Su amigo llevaba ahí más años, ¿En todo ese tiempo no tuvo curiosidad por saber sobre su origen? Lo admiraba aunque quizás más que eso; lo envidiaba.

— ¿Otra vez estás pensando en tu origen? —la voz de una chica pelirroja le sacó de sus pensamientos, al mirarla le correspondió la sonrisa.

— Sí. —se encogió de hombros.— ¿Siempre he sido así de curioso? Vamos Jihyo; dime. —sujetó con delicadeza a la chica por las mejillas.— Tú llevas miles de años aquí, dime de dónde somos, de dónde venimos todos los ángeles y porqué. —hizo un puchero.

— Sabes que tengo prohibido decirte. —soltó como pudo ya que el menor aplastaba sus labios.— Pero Sun. —tomó las manos foráneas y las acarició suavemente.— Ya llegará el momento en el que estés listo para saber la verdad. —sonrió de manera dulce.— Créeme que muchos al enterarse de la verdad, cambiaron por completo.

— ¿Cambiaron? —ladeó su cabeza confundido.

— ¿Conoces a Heo Hyunjoon? —el rubio asintió.— Él antes era realmente social y lindo, así como tú. Pero cuando se enteró de su origen; se convirtió en lo que ahora ves. —agitó un poco su mano para reflejar al chico ya mencionado quien estaba acostado a la par del espejo de su dueño, su rostro se veía realmente mal.

— ¿Tan mal es la verdad que nos ocultan? —preguntó asustado.

— No, no todos los orígenes son malos. —hizo un ademán con sus hombros.— Mira, no conozco de dónde vengas, pero ten paciencia y quizás nuestro Dios te diga. O mejor aún, tu dueño desee que sepas la verdad.

— ¡¿MI DUEÑO PUEDE HACER ESO?! —exclamó llamando la atención de los angeles a su alrededor, la pelirroja soltó una risa.

— Claro que sí. —puso su mano sobre la cabellera rubia para acariciar ésta.— Recuerda que los dueños pueden hacer cualquier deseo realidad, incluso los prohibidos.

—se cruzó de brazos y frunció su ceño levemente.— Sería un milagro si mi dueño desea que yo supiera sobre mi origen, ese chico estúpido, inútil y maleducado.

—soltó una carcajada.— Cariño, si lo llamas así cómo no podría odiarte. Vamos, no es tan malo.

— ¿Por qué me asignaron a él? Es tan desagradable... —murmuró.

— ¿Hubieras preferido que Jisoo fuera su ángel? —lo miró atento al ver que había visto a la chica nombrada.

La pelinegra estaba caminando de un lado a otro con notorio enojo tanto en su expresión facial como en sus pasos y movimientos de manos, refunfuñaba sin parar mientras decía cualquier maldición al aire que Felix y Jihyo no tardaron en identificar.

— Maldita sea, ¿Por qué no pudo tocarme un dueño que quiera la muerte para todo el mundo? Así seríamos libres de imbéciles niños que sólo quieren que sus pastelillos de chocolate sepan mejor. Yo puedo hacer más que eso, puedo causar un golpe de estado, que la luna explote o incluso una guerra mundial pero no, Dios prefiere asignarme a niñas que parecen ser sacados del prescolar. —dijo mientras golpeaba al aire.

Sunoo miró a Jihyo de vuelta:

— ¿Por qué le permiten conceder deseos? Pienso. —preguntó el rubio a la pelirroja.

—sonrió dulcemente.— Si ella estuviera en manos de Park Sunghoon, ya se habrían desatado muchos problemas. Dios intenta poner a gente opuesta, así el que tenga positividad dentro, podrá abastecer al otro con ella. —se encogió de hombros.— Con tu forma de ser tan linda quizás hagas que tu dueño vea el mundo de otra manera.

— ... Es más probable que a Kim Jisoo le toque un dueño similar a ella que mi dueño cambie gracias a mí. —hizo una mueca.— Deberías de conocerlo, es tan negativo y fastidioso.

— Te recuerdo que los dueños son quienes tienen una vida miserable, intenta entenderlo. —colocó su diestra sobre el hombro ajeno.— Park Sunghoon, ¿Cierto? —el rubio asintió mientras la pelirroja miraba una pequeña pantalla que reflejaba desde su mano.— Perdió a su familia y a su hermanito en una noche de invierno, él veía que su familia tenía frío ya que en ese tiempo compraban la casa y dormían en la sala de estar, encendió la chimenea y sin querer todo se incendió. Él estaba en el cuarto de arriba porque no quería que su hermanito al despertar primero le quitará la habitación que él quería. —Sunoo descendió su mirada.— Bueno, el resto debería dejárselo a Sunghoon, será mejor que él te cuente.

— No sabía que así había pasado, ni que tenía un hermano menor... —murmuró.

— Bueno, ahora lo sabes.

— Es que no lo entiendo... Él sabe que no fue su culpa, ¿Por qué se sigue culpando? —rascó su brazo suavemente.

— Sun. —sujetó ambos hombros adversos.— Quizás él no se culpa, tal vez se siente solo, ¿Has pensado en eso? Dirás; "Pero tiene a sus amigos"... ¿Acaso tú no te sientes solo? Tienes a tu guardián, tienes amigos, pero dime, ¿Te sientes solo?

Sunoo agachó su mirada otra vez, respondiendo con honestidad sí. No sabía nada de él, su edad, su cumpleaños; tenía gente a su alrededor pero no se sentía en casa, es como si ese no fuera su hogar desde el principio, ¿Por qué estaba ahí? Quería escapar, tal vez era porque era su primer "trabajo"; Se sentía horrible, tan perdido.

La voz de Sunghoon hizo que volviera a alzar su mirada, observó el espejo que apareció detrás de él y desde ahí pudo ver el rostro del castaño. Ya estaba en su casa por lo que veía. Soltó un suspiro, era verdad que debía al menos intentar entenderlo, Sunghoon era el miserable aquí, no podía hacerse la víctima.

Miró a Jihyo:

— Ve, tu dueño te está llamando. —la chica le sonrió.

Magical Mirror || Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora