— Aquí tienes. —le extendió una compresa caliente la cual el mayor no dudó en tomar y sumergir dentro de sus bolsas, calentando sus manos.— Gracias Jay. —le sonrió amablemente antes de regresar su vista al cielo el cual era hermosamente adornado por lo que se conocían como auroras boreales. esta vez era de un color rosa y azul, ambos colores encajaban perfectamente.
— Hee. —llamó su atención para poder hablar de un tema en específico—. El día de la fiesta, cuando estabas hablando con Ni-ki. —su compañero asintió en espera de que siguiera hablando así que lo hizo—. ¿De qué estaban hablando? Parecías un poco... Desmotivado.
— Ah, eso.
Soltó una pequeña risa para relajarse, luego apretó las compresas calientes entre sus manos para sentirlas un poco más debido a que en el lugar donde se encontraban de verdad hacía demasiado frío. Al cabo de unos segundos más suspiró suavemente, pensando si contarle al menor era lo ideal.
— Estábamos hablando sobre el chico que me gusta o me gustaba. —descendió su mirada hasta el suelo, observando en él la nieve.
— ¿Cómo que te gusta o gustaba? —miró al rubio junto a él. aunque ya conocía la respuesta, debía fingir sorpresa; además, quería conocer más acerca del caso— ¿Es Sunghoon?
Heeseung inmediatamente negó.
— No, pero él lo conoce. —comenzó a balancearse un poco sobre sus propios talones. miró al frente, el color que antes era azul y rosa había cambiado a un morado y verde— Sin embargo, creo que no lo recuerda.
— Heeseung, no lo entiendo. —dijo sinceramente esperando a que el mayor revelara un poco más de información.
— Conocí a Sunoo en Australia cuando éramos niños, su vida siempre fue muy complicada... Era hijo único, vivíamos uno frente al otro. Recuerdo que cuando llegó al vecindario, pude verlo por primera vez a través de la ventana de mi habitación. —cerró sus ojos en un intento de volver su consciencia a ese tiempo, lograndolo de inmediato y gracias a eso pudo ver las imágenes claramente en su mente.
Jay guardó completo silencio.
— Él cargaba una caja un poco más grande que él, pero al bajar del auto cayó. —una pequeña sonrisa adornó su rostro— No sé porqué, salí corriendo de mi casa para ayudarle... Cuando llegué a él, estaba llorando. Lo tuve frente a mí un segundo, pero ese segundo basto para entender que Sunoo había llegado a mi vida para quedarse en ella. —no sólo en su vida, su corazón también pero no lo dijo.
— ¿Te enamoraste de él? —cuestionó en un tono tranquilo y bajo para no interrumpir sus recuerdos.
— Era raro, en ese tiempo no lo sabía pero sí, me enamoré perdidamente de él. Jamás me gustó alguien, así que estaba confundido... Cuando lo veía sonreír, cuando lo escuchaba reír o llorar, sólo quería abrazarlo, cuidarlo, protegerlo. —a pesar de no estar ahí, pudo recordar perfectamente la calidez de como se sentían los brazos de Sunoo, cosa que le hizo sonreír de ternura— Cuando me decía que me quería, cuando me halagaba, cuando me veía... Sentía mi cara arder de la vergüenza, me ponía realmente nervioso. —rió ligeramente.
— ¿Qué sucedió después?
— Como mencioné, su vida era muy complicada. —borró su sonrisa al oír la pregunta hecha— Sus padres constantemente no tenían dinero para alimentarse, discutían, gritaban... Sunoo era sólo un niño, ¿Cómo iba a soportar eso? Aún así, él siempre se mostró feliz... Aunque tenía golpes en sus brazos, él mantenía su sonrisa. Siempre me pregunté cómo lo hacía...
Guardó silencio unos segundos para poder volver a hablar sin que su voz se rompiera. Respiró profundamente y después volvió a sonreír para evitar las lágrimas.
— Mi madre me dijo que yo estaba enamorado de él, pudo notarlo desde el primer día así que me dijo que le dijera pero no me atrevía a hacerlo... Después de años me decidí. —aquel día, recuerda haber tenido una rosa color blanca en sus manos con la intención de darle ésta a su enamorado—. No lo encontré en su casa, no lo encontraba por ningún lado... Hasta que —tragó saliva duramente— vimos a un grupo de policías y ambulancias rodear su casa. Resulta que sus padres estaban muertos, se cree que es un asesinato, jamás pudieron encontrar a los asesinos. —abrió sus ojos al alejar a su consciencia de esa realidad.
— ¿Qué pasó con Sunoo?
No hubo respuesta. Sabía que debía decirle, ya no había otra opción; Ya había dicho mucho. Aún así, intentó mantenerse fuerte así que aunque no sonrió, miró a su amigo e hicieron contacto visual.
— Se suicidó.
Respondió en un tono serio, un tono dolido. Decir aquello lo desgarró por dentro, hacía mucho tiempo no hablaba de Sunoo, pero aceptaba que el hecho de hacerlo le quitaba un gran peso de encima. Tras el contacto visual de sólo unos segundos, volvió a desviar su mirada.
— Lo encontraron muerto en el océano, parece que saltó desde el puente del puerto de Sídney. Cerca de la orquesta de Sídney, y un poco después del túnel. —perdió su mirada en la nada mientras recordaba aquellos lugares los cuales frecuentemente visitaba en compañía de Sunoo.
Jay permaneció en silencio, no sabía que decir y, siendo honesto desconocía esa información. ¿Sunoo había cometido suicidio? Quizás por eso Dios lo había elegido como ángel, pero si Heeseung dijo que se veía tan feliz, ¿Entonces por qué haría algo así? Desvió su mirada e hizo una mueca no tan convencido por lo que su mayor le contó.
— Durante los siguientes días realmente lloré, no comía nada, me perdía todo el día en mis pensamientos, en mi llanto o en mis sueños... También lo buscaba en ellos, cada día despertaba con la esperanza de que aquello haya sido sólo una pesadilla. —respiró profundamente al recordar aquel dolor tan inmenso que sintió—. Pero, no podía dejar de pensar en que mi Sunoo jamás haría algo así... Que él no se suicidó...
— ¿Quieres decir que... Es posible que lo hayan asesinado? —de nueva cuenta dirigió su mirada al mayor el cual asintió ante esa pregunta, dejando a Jay con muchas dudas.
— No podía dejar de pensar en que alguien me quitó a Sunoo de mi lado, sin embargo; Eso me creó más conflictos, otra parte de mí me gritaba que lo olvidara... Por eso vine a Corea, para librarme de esos pensamientos. —observó las auroras boreales en el cielo—. Tiempo después, cuando logré rehabilitarme, me di cuenta que todos, incluyendo Sunghoon parecían haber olvidado a Sunoo...
Miró a Jay, ambos conectaron miradas en un contacto visual. Heeseung le sonrió levemente al menor para tranquilizarlo luego de ver su expresión de preocupación. Lo entendía, después de todo ¿Quién no estaría preocupada después de tremenda historia?
— Quiero creer que todos están fingiendo no recordarlo para no causarme más dolor pero, cuando escuché a Sunghoon mencionar ese nombre, realmente pensé, "¿Tiene un amigo con ese nombre y aún así sigue sin hacer mención de mi Sunoo?" ... Estoy molesto, realmente molesto. —y aunque no demostró dicha emoción, el menor sabía perfectamente que lo estaba.
Soltó un suspiro antes de volver a hablar:
— Me pregunto cómo serían las cosas si aún estuviera junto a mí. —sacó sus manos de sus bolsillos y miró éstas— Cómo serían sus manos ahora, su rostro, su sonrisa... Cómo se sentirían sus abrazos, sus besos. —sonrió de tan sólo imaginarlo— Realmente lo extraño.
— Si pudieras... —tragó saliva un poco nervioso por la respuesta que el mayor podía darle ante la pregunta que estaba por hacer— Si pudieras traerlo de vuelta a la vida, ¿Lo harías?
Nuevamente silencio. No lo dudó, tenía su respuesta muy clara, pero en ese momento en el cual se sentía tan nostálgico y triste, su respuesta era que sí.
— Depende. —contestó con sinceridad— Si de verdad él se suicidó, entonces no... Él eligió eso porque ya no podía ni quería seguir en este mundo, no lo traería de vuelta a sufrir solamente para satisfacerme... —bajó su mirada a la nieve— Pero si me enteró que alguien lo asesinó, definitivamente lo traería de vuelta.
Jay desvió su mirada nervioso y a su lado pudo ver un espejo que era sólo visible para él. En el espejo pudo apreciar a Seungmin, con una expresión similar a la de él, de preocupación.
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Magical Mirror || Sungsun
FanfictionEl espejo de Sunghoon guardaba un gran secreto, a un chico rubio que podía concederle cualquier deseo. Pero el deseo que Park quería tenía consecuencias. •Esta historia NO es mía, todos los créditos van a @CB97ONEB