No fue sorpresa para la gente de las murallas escuchar la noticia de que la población en general estaba casi al borde de la extinción. Cuantos más adultos morían, menos niños existían. La gente no se reproducía como lo hacía anteriormente
Así que el...
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El comandante de la legión arribo esa misma noche.
Con un saludo todos lo recibieron durante la cena en el gran comedor. Muchos de sus subordinados lo apreciaban, querían, otros algunos lo envidiaban u odiaban incluso. Pero eso era algo que a Erwin ciertamente no le generaba ninguna emoción.
Sabía lo que conllevaba la carga de un comandante desde que decidió convertirse en uno. Aprendió mucho de su mentor Shadis en el pasado, pero solamente cuando aceptó el puesto como el 13° comandante de la legión de reconocimiento fue que se dio cuenta de la verdadera carga.
Pero esto. Superaba todas sus dificultades que una vez había tenido en su puesto.
¿Qué se suponía que debía hacer a continuación?
¿Qué opción era la más favorable?
¿Debía dejar a Levi y aceptar la propuesta de aquella noble de Sina?
Hizo una lista mental con las ventajas y las desventajas dentro de su cabeza. Y, a decir verdad, las ventajas continuaban ganando por más que hiciera la lista millones de veces.
Una ventaja seria que Levi no tendría que pasar por ese sufrimiento. Él nunca pidió esto. Ni siquiera había pedido ser un omega, ¿entonces porque obligarlo a hacer algo que no quería?
Otra ventaja seria que su relación con Levi no cambiaría. Seguirán siendo lo que siempre fueron, comandante y capitán. Solo eso.
Aun cuando ya hubieran llevado a cabo el acto sexual, podrían olvidarlo fácilmente ¿verdad?, nada tendría que ser diferente y los sentimientos quedarían fuera de su relación.
Pero entonces por qué. ¿Por qué le dolía tanto el pecho en pensar aceptar aquella propuesta?
De cierta forma sentía que estaba traicionando a Levi.
¿Si le dijera sobre la oferta, que rostro haría él? ¿estaría agradecido? ¿Aliviado?
Su cabeza comenzó a doler de tanto sobre pensar las cosas. Erwin arrojó su chaqueta en aquel sillón frente a la chimenea. Tomo asiento frente a su escritorio y soltó un nuevo suspiro.
"¿Qué debo hacer?" Susurró para sí mismo.
La carta que Zackly le había entregado estaba en su mano. Ni siquiera se había tomado el tiempo de leerla.
Procedió a abrirla con la pequeña navaja que tenía con el sello de la legión que utilizaba específicamente para abrir su correspondencia, pero antes de que pudiera sacar el papel que irradiaba un aroma a flores, su puerta fue abierta sin antes haber sido llamada.
Solo había una persona en todo el cuartel que hacía eso.
Rápidamente Erwin escondió la carta en el primer cajón de su escritorio de madera.
