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Cheongunhyoja-dong.
Jongno-gu.
Enero 2023


A pesar de que estuviera en el distrito de la capital jamás había venido a observar está belleza, Jimin caminaba junto a Seung el cual miraba de igual manera el lugar, en la mano de Jimin tenía una hoja con una caligrafía que por supuesto era la suya.
Esta consistía en una lista de lugares que debía visitar acompañado por supuesto de su mejor amigo, Kim Seung. Sonreía porque algunas ideas eran retorcidas y asquerosas, claro que tenían que ser de ese modo ya que fueron escritas cuando los dos aún tenían diez años.

-La casa azul es una maravilla y por supuesto la calidez de la flora.-El rubio sonrió al escuchar a su amigo.-Tacha eso en la lista, no me arrepiento de haberla propuesto, aunque me hubiera encantado poner algo sobre algún festín, muero de hambre.

El rubio tomo su lapicero y tacho obediente, guardo la lista en su bolsillo del pantalón y miró atento el lugar, había gente dando el recorrido principal, pero ellos dos decidieron conocer el lugar solos.
Jimin tomaba fotografías con la cámara que Seung le había obsequiado la navidad pasada o eso le había dicho el castaño, su amigo posó bajo uno de los árboles, Jimin soltó una risa por la pose tan ocurrente de su amigo.

Un escalofríos alojo el cuerpo del rubio, un estremecimiento a bordo cada poro de su piel, algo estaba mal y no sabía el por qué se sentía de ese modo.

-¿Pasa algo? Estás pálido.-Se acercó Seung para tomarlo del brazo ya que Jimin se tomó fuertemente la cabeza respirando profundamente. - ¿Te encuentras bien?

-No, me duele la cabeza. Quiero ir a casa.-El castaño asintió y salieron del lugar, ya en la carretera Seung puso la radio y el rubio cerro los ojos disfrutando el viaje.

──── « ❀ » ────

La ventana estaba abierta dejando ver el cielo estrellado, el rubio acostado de lado y abrazando su almohada veía maravillado el cielo, eran tantas horas de la madrugada, Seung estaría dormido profundamente. Pero Jimin no podía cerrar lo ojos para poder descansar, su corazón seguiría doliendo hasta encontrar respuestas a todas esas preguntas.
Así contemplo el cielo hasta que poco a poco el sueño lo fue venciendo, comprendió que era mejor dejar de pensar tanto.

-¿Recuerdas el amanecer de cada día?-El rubio miró al castaño sin comprender.-¿Por qué piensas que soy producto de tu imaginación?

-¿No lo eres?-El castaño negó, sus ojos expresaban tristeza y eso ocasiono un nudo en el pecho del rubio.-¿Por qué no vienes por mi?

-Porque debes de encontrarme, búscame Jimin.

El rubio se levantó asustado y sudoroso, su corazón latía frenéticamente, suspiro al mirar a su alrededor. Estaba iluminada toda la habitación por los rayos del sol, tomó su frente y con la manga de la playera frotó para quitarse el sudor. Miró el cielo y estaba todo despejado, ya no estaban esas hermosas estrellas.

Tomó un refrescante baño, su cuerpo se estremecia al imaginar esas manos en su cuerpo. Tantas veces se entregó a ese Alfa y a final de cuentas resultó no ser cierto, estuvo mucho tiempo molesto por tal situación, nadie le creía el haber tenido a ese hombre poderoso.
¿Min Joon? El abuelo de YoonGi, la universidad, sus compañeros. Todo había resultado mentira, ese trio de imbéciles los cuales asesino Seung estaban vivos, ¿Estaba loco? Ahora podría asegurarlo, todo ello se había sentido tan real, tan auténtico.

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No sabía con exactitud cuánto daño existía en su cabeza, tantas enfermedades mentales que se le diagnosticaron. Tantos tratamientos a los que fue expuesto solamente por un hombre, Jungkook. Ese imbécil fuera real o no, tenía totalmente la culpa por todo lo que le ocurría, el dolor en su corazón, el no poder estar con sus padres, el sentirse impotente por no demostrar su cordura, el no ser una persona normal.
Odiaba a ese ser que lo manipulaba a su antojo, odiaba sentirse débil ante ese pensamiento, ¿Cómo podría averiguar algo?
Todo ello lo pensaba mientras se miraba en el espejo, con sus yemas toco esa cicatriz en su pecho, si nada de eso fue real, si su pasado había sido una completa mentira. ¿Que hacía esa cicatriz en su pecho? Bajo lentamente las llenas hasta tocar su abdomen donde yacía otra cicatriz de la menos quince centímetros, suspiro al recordar su trasplante.

LOVE EXISTS - MAFIA «Parte 2»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora