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Marzo 2024
Corea del Sur, Seul.
Barrio Gangnam.


Nada podia cambiar totalmente el destino, solamente las circunstancias cambiaban pero todo lo que conlleva el aprendizaje tenía que dejar frutos, ¿Estás destinado? Solo tienes que ser paciente, las cosas se acomodarían para darte una mejor perspectiva ante las cosas que en este momento se viven. El remordimiento, el dolor y sobre todo el amor volverían a su lugar, solo se paciente.

YoonGi trabajaba en ese jardín plantando varias rosas y plantas, sonreía porque era pésimo para ello, suspiro dejando la pala y el costal de tierra en una de las esquinas del jardín. Tomó la manguera y empezó a regar todo en su mayoría, no estaba tan mal. Observó al rubio salir de la casa con una jarra de agua y un vaso, se acercó y se sirvió, Jimin estaba un poco pálido, estaba a días de que esa bomba explotara, dejo el vaso en la charola que sostenía el rubio.

-¿Cómo te sientes?-El rubió suspiro.-¿Te duele algo?

-La cintura y los pies.- YoonGi sonrió al ver lo tierno que se veía Jimin.

-Antes de irme te daré un masaje, varias prostitutas me han dicho que soy excelente en eso.- El rubio le dio un pequeño golpe en el brazo. - ¿Que?

-Gracias por eso.- sonrió y suspiro.

-¿Ya tienes el nombre?-El rubio negó.- Ya estás a unos dias, deberías pensar más rápido, cuando te des cuenta ya estará en tus brazos.

-Tengo varias ideas, pero primero necesito ver su rostro.- Jimin observo el desastre en ese jardín, YoonGi era pésimo para la jardinera.

-No culpes a ese pequeño por ser hijo de Jungkook, debes de amarlo más por el tipo de padre que tiene.-El rubio suspiro.- Se que harás lo mejor en todo ello.

Jimin tenía miedo por el futuro, por cada pregunta que hará su bebé al no ver una figura como su padre, suspiro frustrado ya que aún pensaba en ese castaño, era inevitable no hacerlo, llevaba en sus entrañas a un fruto de el.

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Se acomodo de lado al sentirse incómodo, suspiro y se giro para darle la espalda a la ventana, gruño por frustracion así que prefiero sentarse en la cama, miró el reloj y este marcaba las 2:20a.m, la casa estaba en silencio, prendió la lámpara de su buró de cama y se levantó, tenía que ir con urgencia al baño.

Al salir se sintió más aliviado, su cuerpo tenía frío así que abrió el clóset y saco una sudadera, no pensaba acostarse así que tomó la silla de escritorio y se sentó ahí, esperando la hora de volver a la cama. Abrió uno de los cajones de ese escritorio y al hacerlo varias bolsas de dulces salieron a relucir. Tomó un puño de caramelos bañados con chocolate, los desenvolvió y los metió a su boca, en otro momento le parecerían asquerosos pero YoonGi se los había regalado, el recuerdo del pasado y mirarlo siempre con esa bolsa de dulces hacia que su corazón se estremeciera. De vez en cuando pensaba mucho en el hubiera, si en ese pasado se hubiera enamorado de YoonGi, ¿Que habrá pasado? ¿Cómo vivirían?¿Este cachorro sería de el? Una sonrisa ilumino su rostro.

Al sacar más dulces se llevó la sorpresa de que la bolsa ya estaba vacía, suspiro y decidió tirarla al sesto que estaba pegado al escritorio, le dio leves masajes a su panza y suspiraba mientras recordaba a ese castaño. Su mente se nubló por el dolor, ese sentimiento jamás se iría de el, todos los días y cada uno de ellos hasta que su vida terminará ese dolor desaparecería.

-Tu papá no está a nuestro lado JiKook.- soltó una pequeña risa al decir ese apodo que le había puesto a ese cachorro.- Pero se que en un futuro comprenderás lo que hizo por nosotros....

LOVE EXISTS - MAFIA «Parte 2»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora