XIX

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Gavi correteaba de un lado a otro con el balón en sus pies y sonreí.

Era en aquellos momentos cuando él sí vivía de verdad. No pensaba en nada. Solo en él y en el esférico que estaba guiado por sus pies.

Nada ni nadie existía para él.

Marina me dio un pequeño golpe en el brazo y entonces dirigí mi mirada hasta ella.

– Límpiate las babas o a este paso tendré que volverme a casa en una lancha.

– Muy graciosa.– murmuré irónica.

– Lo sé.– admitió.

Le di un pequeño empujón y después volví a mirar a Gavi.

Acababa de darle una asistencia a un chaval para que hiciera el gol y le vi desabrocharse la chaqueta del chándal y se la quitó acercándose a donde estábamos nosotras.

– Irina.– murmuró.

Sonreí agarrando la chaqueta y entonces me guiñó el ojo para volver a la pista.

Estaba tranquilamente cuando vi a Ana llegar y sentí que me miraba de arriba a abajo.

Gavi la miró y la saludó con la mano.

– ¿En serio?– murmuró Marina.– Ya está aquí la pijota de turno.

– ¿Perdona? ¿Has dicho algo?– soltó Ana.

– Sí. Que han perdido su turno.– dijo Marina.

Me tapé la boca con la chaqueta de Gavi y entonces sentí que se acercaban a mí.

– Oh, es de Pablo ¿no? Gracias por guardarla para cuando yo llegase.– murmuró Ana quitándomela.

– Ana. Dame la chaqueta.– murmuré mirándola.

– Es de mi chico.– dijo.

– ¿Y? Eso no te da derecho a quitármela de esas maneras. Hay algo llamado "pedir por favor"

– A ti no tengo que pedirte por favor nada. Y no me hagas hablar y joderle la carrera a tu querido Pablito.

La miré fijamente y entonces mi mano actuó sola y acabé dándole una hostia en la cara.

Ana abrió los ojos como platos y me miró fijamente.

– ¿Acabas de pegarme?

– Sí. Es que tenías algo en la cara.– murmuré y volví a darle otra hostia.– Ups, no se ha ido el bicho.

Ana entonces me agarró para intentar tirarme al suelo y me agarré a su pelo.

Cuando intentaba hacer fuerza le tiraba del pelo y ella gritaba.

Entonces aproveché y la empujé haciendo que se cayese al suelo.

Iba a levantarse cuando Gavi llegó y se puso entre medio de ambas.

– Gavi, dile algo, me ha tirado.– escupió.

– Eres una mentirosa y una...– murmuré y avancé hasta ella sin ningún resultado gracias al agarre de Marina.

Vi a Gavi mirarnos y entonces se acercó a Ana.

– Ana, será mejor que te vayas.– murmuró Gavi.

– ¿Yo? La que tiene que irse es esa zorra.

Vi a Gavi agarrarla de la muñeca y entonces la miró de aquella manera que miraba a sus rivales en los partidos.

– Te prohibo totalmente que hables así de ella. Coge tus cosas y lárgate por donde has venido.– ordenó.

𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐇𝐄𝐋𝐏 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora