XXIII

11.1K 384 21
                                    

⚠️ Contenido Explícito

Llegábamos tarde.

Teníamos una cena del club y Gavi quería que le acompañara, así que yo encantada.

Fui hasta el vestidor y agarré algo de ropa interior.

Mientras me ponía la ropa interior vi a Gavi a través del espejo, apoyado en el marco de la puerta.

– Cariño, ¿quieres probar algo nuevo?– murmuró.

– ¿Qué? Gavi, no tenemos tiempo ahora. Llegamos tarde.– solté.

– Abre las piernas amor.– murmuró acercándose a mí.

Nada más escuchar aquello y el tono de su voz mis piernas se abrieron y entonces le sentí agacharse, bajó mi tanga y hundió dos de sus dedos, obligándome a agarrarme a sus hombros para no caerme.

Los dejó en mi interior durante unos segundos y después le sentí introducir algo, besó mi muslo y se levantó para mirarme.

– ¿Qué notas?

– Es... raro.

– Cuidado con los movimientos bruscos.– dijo sonriendo.

Me eché a reír y entonces sentí algo en mi interior haciendo que la risa se me cortase de golpe.

Narra Gavi

Nada más llegar a la Ciudad Deportiva estuvimos hablando con los del equipo y metiéndonos con Ferrán por los pantalones que llevaba.

A mi lado, Irina hablaba con la mujer de Araújo y sonreí echándole un vistazo a mi chica.

Llevaba un vestido granate que iba pegado a todas y cada una de sus preciosas curvas, era corto y se le veían los muslos un poco. El pelo suelto y alisado que le caía casi por el culo.

Estaba preciosa.

Cuando el acto de presentación empezó entramos todos juntos y vi a algunos accionistas del club comerse a mi mujer con los ojos, por lo que les miré y estos al notar mi presencia tras ella retiraron la vista.

Nos sentamos y mientras Laporta daba un pequeño discurso agarré un control remoto y lo encendí.

Entonces sentí a Irina tensarse a mi lado y después una de sus manos aterrizó en mi muslo apretándolo.

– Cariño, ¿estás bien?

Ella asintió y me miró fijamente.

Le di una sonrisa y entonces subí la potencia.

Se sobresaltó y entonces chilló un poco, haciendo que todos se girasen a mirarla.

Ella se sonrojó un poco y entonces se disculpó con la voz entrecortada.

Cuando el discurso acabó pasamos al comedor y tras verla beber de una copa de vino volví a encender el aparato.

Dejó la copa en la mesa y entonces la vi echar a andar en dirección al baño.

La seguí hasta que unas manos me agarraron y me metieron con ellas en un cubículo.

– Joder Gavi, ¿qué es esto?– espetó.

– No digas nada y súbete ese vestido. Tengo ganas de follarte.– dije mientras subía el dobladillo del vestido.

Me dejó hacer y entonces me deshice de sus bragas y del aparatito.

Luego la senté sobre la tapa del inodoro y abrí sus piernas.

La besé con todas las ganas del mundo mientras ella se encargaba de bajar mi pantalón y mis bóxers.

Unos segundos después me introduje en ella y gemí cerrando los ojos.

Esperé unos segundos y entonces agarré su cadera y empecé a empujar haciéndola gemir.

Me acerqué a sus labios y los devoré. Marcándolos como míos.

La miré y casi me corro por las vistas: tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta, el pelo revuelto y las piernas abiertas.

Apreté su cadera y entonces empecé a moverme con fuerza.

Irina soltó un chillo y la miré pidiéndole que no hiciera ruido alguno, aunque no me hizo caso, porque empezó a gemir y yo estaba a punto de explotar.

En un movimiento rápido la agarré subiéndola al lavabo y me introduje en ella de nuevo, esta vez mirándola a los ojos.

No iba a cansarme nunca de mirar sus ojos.

Sus uñas se clavaron en mi espalda y pegué mi pecho al suyo.

– ¿Sabes lo celoso que me he puesto cuando los cerdos de ahí fuera te han comido con la mirada?– murmuré para luego soltar un gruñido.– Eres mía, Irina. Mía.

– T-Tuya...– gimió.– ¡O-Oh Dios!– gritó.

Bajé una de mis manos y estimulé su clítoris haciéndola acercarse a mí para besarme.

No iba a cansarme de ella en la vida.

Era peor que la droga y yo podía morirme por ella sin dudarlo.

– ¿Estás cerca cariño?– pregunté.

Ella asintió y mordió su labio mientras ponía los ojos en blanco.

– ¿Te gusta? Ya sabía yo que a mi niña iba a encantarle follar en un baño público.– dije mirándola con una sonrisa.

– G-Gavi... por favor...– pidió.

Me moví más rápido y arremetí contra ella sintiendo como se tensaba y me apretaba.

Yo gruñí y entonces solté un suspiro al dejarme ir en su interior.

Sentí que apoyaba su frente en mi hombro y buscaba aire desesperadamente.

– ¿Estás bien nena?– pregunté medio ahogado.

Ella asintió y acaricié su espalda suavemente.

– Creo que deberíamos volver.– ideó.

Tenía razón. Aunque una parte de mí quería quedarse allí un rato más, sintiendo su piel con la mía.

Notando lo protegida que se sentía conmigo al lado.

Acariciando toda su espalda mientras ella me imitaba.

Cuando salimos del baño coloqué su pelo y me miró sonriendo.

Entramos justo cuando empezaban a servir la cena y nos sentamos al lado.

Sentí las miradas de Fermín y Pedri sobre mí.

Sabía que si les miraba iban a empezar con la broma, así que solo me limité a agarrar la mano de Irina, quien no dudó en dármela.

Ella mientras hablaba con la mujer de Lewi y la novia de Frenkie.

Cuando la cena acabó todos nos fuimos despidiendo uno a uno.

Irina llegó hasta mí y se agarró a mí.

Yo agarré su mano y entonces salimos acompañados de Ferrán, Balde, Pedri y Fermín, quienes iban hablando sobre un videojuego al que se habían viciado estos últimos días.

Nosotros les dejamos allí y entonces nos montamos en el coche.

– Gavi... ¿y mis bragas?

La miré abriendo los ojos y entonces ambos nos echamos a reír.

– No puede ser.– murmuró entre risas.

– ¿No has notado que no las llevabas?– pregunté.

– No. Mis piernas temblaban como gelatina y no sentía nada.

Me reí y entonces arranqué el coche.

Al menos habría una anécdota de todo esto.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Vaya dos...

𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐇𝐄𝐋𝐏 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora