XV

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A la mañana siguiente Marina y yo nos fuimos al centro comercial para dar una pequeña vuelta.

Siendo sincera iba a morirme dando tantas vueltas.

Marina no paraba de entrar de un lado a otro sin pararse ni un segundo.

Aunque parece que el Señor me iluminó porque entonces decidió hacer una paradita para comer, cosa que agradecí enormemente.

Estábamos comiendo cuando la vi coger su móvil.

Empezó a toser varias veces y entonces la miré algo preocupada.

– Epa, ¿estás bien?– pregunté mirándola y dándole pequeños golpes en la espalda.

– Sí.

Ambas nos miramos fijamente y entonces supe que algo no iba bien.

– Marina, dame el móvil.

Ella empezó a negar con la cabeza y entonces me estiré para arrancarle el móvil de las manos y ver lo que tenía de frente.

Ana había subido una foto a sus historias de Instagram con un anillo.

Muy bonito.

Dejé el móvil sobre la mesa y entonces me agarré a ella para sostenerme.

Marina se levantó y se sentó a mi lado.

El corazón me bombeaba a toda velocidad.

"Hijo de puta"

Entonces me eché a llorar.

Sentí los brazos de Marina consolándome y sabía que estaba soltándome un "te lo dije" mentalmente.

No podía creer lo que acababa de ver.

Gavi había prometido que Ana y él no eran nada oficial y que él iba a dejarla.

Por mí.

Lo peor es que me sentía usada. Utilizada.

Marina me sacó de allí y tras dejarme en casa se fue después de pedirle algo de tiempo a solas.

Agarré el móvil y entonces marqué su teléfono.

El buzón de voz saltó.

– Gavi. Soy yo. ¿Por qué? Solo quiero saber eso. ¿Por qué tuviste que destruir todo lo que había construido para ti? Te amo. ¿Vale? Y aunque sé que me va a costar arreglármelas sin ti, voy a hacerlo. Lo siento.

Colgué y entonces volví a echarme a llorar.

No sabía muy bien que hacer ahora.

Aunque siendo sincera tampoco lo había sabido antes.

Me había dejado llevar siempre por lo que sentía y por lo que me había transmitido que ahora me encontraba vacía.

Me tumbé en la cama y cerré los ojos y me quedé dormida.

Me desperté por el ruido del timbre y me levanté un poco mareada por la cantidad de horas que había dormido.

Bajé las escaleras y al abrir sentí un jarro de agua fría caerme encima.

Gavi estaba delante de mí.

– Irina...

– Lo siento Gavi.– murmuré y empecé a cerrar la puerta.

Su pie se interpuso en mi camino y entonces volví a abrir.

En aquellos momentos me dolía mucho mirarle a la cara. A esos ojos que tanto amaba y que ahora mismo, tanto daño me hacían.

– Déjame explicártelo. Por favor.

– No hay nada que explicar. La has elegido a ella en lugar de a mí.

– No hagas eso, Irina.

– No hago nada. Soy realista.

Suspiró mirándome.

– Deja que te lo explique, por favor.

Negué con la cabeza y cerré la puerta detrás de mí.

Empecé a llorar cuando le sentí golpear la puerta. Sin parar.

Escuchaba sus gritos desde el otro lado.

Hasta que de pronto hubo silencio.

Un silencio que me mató por dentro.

Se había ido.

Y ya no iba a poder hacer nada más por traerlo de vuelta.

Me arrastré por la puerta hasta que toqué el suelo y entonces me senté apoyándome en la propia puerta.

Agarré el móvil de mi bolsillo y entonces me metí en Twitter.

Había tantos comentarios de gente felicitándoles y sentí que me entraban ganas de vomitar.

No entendía como la gente podía fiarse de gente que no conocían.

Sabía que Gavi me había traicionado y también sabía que no iba a dejar que nadie volviera a hacerlo.

Nuestro trato y nuestra ayuda mutua había acabado aquí.

Por mi mente empezó a pasar una canción que ahora mismo entendía a la perfección.

"No sé si hice bien, pero llamé
No me gustó lo que escuché
Yo quería hablar con vos, pero otra voz me dijo que
"No te ilusiones más con él
Porque ya no va a volver"
Corté el teléfono y supe que
Me dejaste el corazón vacío
A ella le das calor y yo muero de frío
Qué ilusa fui al creer que tu amor era mío
Pensé que éramo' do', pero me ha mentido
Éramos tres contigo, no"

Lo único que pude hacer aquella tarde fue llorar. Llorar y llorar.

Marina vino unas horas después aunque tampoco tuvo mucho que hacer.

Habíamos estado toda la tarde intentando hacer algo para distraerme, aunque tampoco ayudaba mucho.

El timbre sonó y miré a Marina.

– Ya voy yo a abrir.

– Si es él n-

– No voy a abrirle, tranquila.

Asentí y entonces la vi salir de la habitación.

Me miré en el espejo que tenía y creo que no me había visto nunca tan mal. Ni siquiera cuando Jairo me rechazó.

Sentí voces en el piso de abajo y más tarde escuché a gente subir las escaleras.

La puerta se abrió y yo me limpié las lágrimas lo más rápido que pude.

Marina me dio una pequeña sonrisa intentando reconfortarme y después se apartó dejándome ver a quien le acompañaba.

Jairo se acercó a mí y se sentó sobre mi cama.

– ¿Estás bien? No tienes muy buena cara.

Lo miré y entonces vi a Marina agarrar su bolso.

– Si me disculpáis, voy a salir a buscar algunas cosas. Os dejo solos ¿vale?– murmuró.

La miré fusilándola con la mirada y tras darme una sonrisa me guiñó el ojo y fue hasta la puerta cerrándola tras ella.

Tragué saliva y miré a Jairo de nuevo.

– Oye, si necesitas salir para distraerte, puedo acompañarte si lo necesitas.

Sonreí un poco y asentí.

Me dio una sonrisita y entonces llevó una de sus manos hasta mi pelo para despeinarlo un poco.

– No sé que te ha pasado, había venido a visitarte, aunque menuda me he encontrado. Estoy seguro de que todo mejorará. Voy a ayudarte. Ya verás.

Asentí intentando creerle.

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Me vais a matar je je :)

𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐇𝐄𝐋𝐏 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora