Mis padres habían decidido quedar con los de Gavi para organizar una cena y claramente no rechazaron.
No sabía muy bien que ponerme, así que me senté sobre la cama y me quedé mirando el armario fijamente, pensando en alguna combinación en condiciones.
Me decanté por un top rojo y una falda negra.
Me recogí el pelo en una trenza algo despeinada y después me puse algo de rímel y pintalabios y después bajé para ver a mis padres terminar de arreglarse.
– ¿Has escuchado que Gavi está en algo con una chica?– murmuró mi madre mirándome.
La miré un poco sorprendida. Porque si que era cierto que llevábamos tiempo sin vernos a solas.
– ¿Novia?– dije.
Ella asintió mientras se corregía el sobresaliente del pintalabios.
– Se llama Ana y estudia medicina, es muy maja según Aurora.
Asentí y la miré intentando darle una de mis mejores sonrisas.
Me sentía un poco traicionada. Porque pensaba que nos lo contábamos todo. Aunque al parecer no era así.
– ¿Ana va a venir a la cena?– pregunté temiendo la respuesta.
– No lo sé cariño, lo sabremos cuando tu querido padre quiera bajar y podamos ir.
Asentí y entonces mi padre apareció bajando por las escaleras.
Nos montamos en el coche y miré por la ventana pensando en que iba a decirle.
Cuando llegamos vi a Gavi sentado y a una chica de pelo castaño clarito a su lado.
Llegué hasta allí y entonces me senté en frente suya. Desafiándole.
– Oh, hola Irina, ¿qué tal?
– Bien. Por lo que veo tú también.
Gavi me miró y después miró a Ana, la cual nos miraba a ambos un poco perdida.
– Ana, ella es Irina, mi mejor amiga.
La miré fijamente y entonces estrechamos las manos con una sonrisa. La suya era sincera, pero la mía no tanto.
Mis padres llegaron y entonces empezamos a pedir la cena.
Ana había agarrado la mano que tenía Gavi sobre la mesa y sonreí irónica mirando hacia otro lado.
– Irina.
Me giré y vi a mi madre mirarme fijamente.
– Llevo dos minutos diciéndote que que vas a beber.
– ¿Puedo tomar vino?
– Claro, pero no te excedas.
Asentí y tras traer la copa de vino me la llevé a los labios y levanté la cabeza para encontrarme a Gavi mirándome fijamente.
Estaba pensando en lo enfadada que estaba con él.
Y no sabía muy bien el por qué.
Trajeron la cena y creo que casi cometo un homicidio allí mismo. Ana no paraba de sonreír y de susurrarle cosas a Gavi, quien sonreía.
– Voy al baño.– escupí y me levanté de la mesa para irme por aquel pasillo.
Estaba a punto de entrar cuando alguien me giró.
– ¿Qué te pasa?– preguntó Gavi.
– ¿Que qué me pasa? Nada. Estoy de puta madre ¿sabes?
– Irina.
– ¿En serio Gavi? ¿Ni siquiera has podido contármelo?
– Joder Irina, todo ha surgido muy rápido. Llevamos dos semanas juntos.
– ¿La quieres?
– ¿Qué?
– Que si la quieres.– repetí.
– No puedes hacerme esa pregunta. Porque no tiene sentido.
– Ah ¿no tiene sentido? Te dejo solo dos semanas y te echas novia y encima no me lo cuentas.
– Iri-
– Déjalo Gavi.
– Parece que estás celosa.
– ¿Celosa? Por favor, eres mi amigo y prefiero que la cosa siga siendo así.– escupí furiosa.
– Sabes que lo que hemos estado haciendo semanas atrás no es muy de amigos.
– Muy bien. Eso ya se acabó. Tú a lo tuyo y yo a lo mío.
– Pero Irina, escúchame.
– He dicho que ya está, Pablo. No voy a montar un espectáculo ni aquí ni ahora.
Entré al baño y me fui directamente al lavabo para poder lavarme las manos.
Solté un suspiro y me miré al espejo.
Aquella chica era guapísima, simpática y estaba segura de que le hacía sentir mariposas.
Y yo debía estar contenta. Pero no podía.
No podía porque había cometido el peor error: enamorarme.
Enamorarme de quien no debía, por segunda vez.
Me arrepentía de haberle pedido ayuda en cuanto a lo de Jairo, porque ahora no era él quien me gustaba y había echado todo a perder para nada.
Salí del baño y volví a la mesa.
Ana y Gavi estaban mirando el móvil de ella con una sonrisa y haciendo algunas muecas. Suponía que estaban haciéndose fotos.
Me quedé embelesada mirando a la nada, pensando.
No supe cuanto estuve así, pero sentí a mi madre moverme un poco para después decirme que ya nos íbamos.
Lo agradecí eternamente y entonces me levanté para poder salir de aquel infierno cuanto antes.
Salí sintiendo el aire fresco golpear mi cara y entonces los vi montarse en su coche.
Gavi me miró a través del cristal y entonces arrancó para marcharse.
Sentí un nudo en la garganta increíble.
Cuando llegamos a casa me desnudé desganada y después me senté en mi escritorio para poder desmaquillarme y poder irme a dormir cuanto antes.
Me metí en el Instagram de Jairo y vi que había subido una foto. Había estado en la playa.
Tenía la piel algo tostada por el sol y llevaba una sonrisa en la cara que podía enamorar a cualquiera.
A cualquiera menos a mí.
Aunque después acabé dándole like y le comenté unos emojis para después dejarme caer sobre la cama y soltar el suspiro más profundo de toda mi corta vida.
Empecé a pensar en que igual debía empezar de cero con Jairo. Darle una pequeña oportunidad.
Quizás acababa demostrándome que podía quererme también.
Recargué Instagram y entonces vi que Gavi había subido una historia.
Cliqué y vi que era una historia resubida de Ana, jugando a los bolos.
Me metí en su perfil y solté un bufido.
"Ni siquiera sabía usar el Photoshop"
Era obvio que en persona cambiaba bastante a las redes sociales.
Solté el móvil y entonces me quedé durante un buen rato mirando el techo, sin saber muy bien que hacer.
Entonces pensé y sin darme cuenta acabé llamando.
Al principio estuve a punto de colgar porque igual era una cagada.
Hasta que al segundo tono sentí silencio en la otra línea.
– ¿Irina?
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Ea ea ea ea
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𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐇𝐄𝐋𝐏 +18 | Pablo Gavi
Fiksi RemajaIrina y Gavi se conocen desde hace años y siempre han sido como familia, hasta que ella acaba pidiéndole ayuda para conquistar a uno de los amigos de Gavi.