XXV

7.8K 350 30
                                    

Narra Gavi

Llevaba varios días sin saber nada de Irina, y de quien tampoco sabía nada era de Ana.

La última vez que habíamos mantenido relaciones fue hace dos meses, antes de empezar con Irina.

Ver aquel bombo me hizo pensar que era un crío y que acababa de cagarla.

Me había ido a casa de Pedri para al menos desahogarme con él y no dudó en hacerme saber que era un irresponsable. Y la verdad es que tenía mucha razón.

Mientras hablábamos en la isla de la cocina de su casa mi teléfono sonó y lo cogí pensando que era Irina, aunque no era así.

– ¿Quién es?– preguntó Pedri mientras se secaba las manos en el trapo.

– Ana.

– Cógelo.– ordenó.

Le hice caso y acepté la llamada, después lo puse en altavoz y miré a Pedri.

– ¿Gavi?

– Dime Ana.

– ¿Puedes venir? He vomitado y me encuentro fatal.

Pedri me miró y asintió.

– Vale. En un rato estoy por ahí.– murmuré y colgué.

– Creo que debería ir a buscar a Irina primero.– dije.

– Yo me encargo de Irina, tú ve a casa de Ana y soluciona este marrón.

Solté un pequeño suspiro y me levanté para despedirme de él.

Pedri era como el hermano mayor que nunca tuve, y en el fondo agradecía tenerle a mi lado en momentos como estos.

Salí de su casa, me monté en el coche y me dirigí a casa de Ana.

Toqué al timbre y me abrió unos minutos después.

Sinceramente estaba desastrosa. Tenía el pelo enmarañado, ojeras y la cara pálida.

– Vete a la cama, voy a preparar sopa para que te la tomes y te duermas.

Ella aceptó sin rechistar y se fue.

Yo preparé algo de sopa y después la llevé a su habitación.

Me senté en el borde de la cama y la miré.

– Gracias.– murmuró.– ¿Te imaginas lo bonito que será cuando hagas esto con nuestro hijo en brazos?– balbuceó.

– Ya.– respondí.

– Ojalá y tenga tus ojos.– continuó.

La miré fijamente y después sentí su mano acariciar la mía, haciendo que la apartara rápidamente.

No quería líos. Estaba aquí por mi hijo, no por ella.

Ana comió y entonces empezó a cerrar los ojos.

Cuando se quedó dormida, me levanté, recogí el plato y después salí de allí.

Me monté en el coche y llamé a Pedri.

Me dijo que no había podido hablar mucho con Irina del tema, pero que aún así, ella no quería verme, al menos por ahora.

Me preguntó qué tal con Ana y le conté un poco lo que me había dicho.

Después de aquello decidí ir a cambiarme para irme a entrenar.

Cuando llegué los chicos me dieron alguna que otra colleja.

Me preguntaron por Irina y simplemente cambié de tema. No quería echarme a llorar allí.

Xavi nos metió caña diciendo que teníamos que espabilar, y que era muy importante empezar con la buena racha.

Llevábamos un par de partidos bastante malos y necesitábamos infundirnos seguridad, garra y coraje.

Cuando el entrenamiento acabó nos fuimos a la ducha y después salí para montarme en el coche.

Arranqué y salí, aunque me paré a hacerme fotos y firmar autógrafos.

Ana volvió a llamarme y solté un suspiro terminando de firmar una camiseta.

Lo cogí subiendo el cristal del coche y arranqué con cuidado de no atropellar a nadie.

– Gavi, ¿puedes venir? Me duele todo.

– Ahora voy.– solté.

Después me dirigí a su casa de nuevo y al llegar me dio un abrazo.

Yo me limité a levantar las manos sin llegar a corresponder al abrazo y ella soltó un suspiro.

Esperaba que entendiera que no iba a recuperarme. Porque si era lo que quería estaba muy equivocada con ello.

Solo estaba aquí para hacerme cargo de mi hijo, y tenía claro que cuando naciera iba a intentar quitarle la custodia total.

Quizás eso iba a meterme en problemas, pero la verdad es que no quería tener nada que ver con ella.

Cuando conseguí zafarme de ella salí de su casa y llamé a un amigo mío que era médico.

– Carlos, ¿podrías hacerme un favor?

– Dime que necesitas.– murmuró.

– Quiero llevar a una amiga a vuestro centro médico, está embarazada y quiero que todo salga bien. Sé que en tus manos todo va a ir perfectamente.

– Claro bro, sin problema. Tráela cuando quieras y me encargaré de hacerle una ecografía.

– De acuerdo.

Después de aquello llamé a Pedri y le comenté lo que había pensado.

Él me dijo que era buena idea y que igual era hasta más seguro.

Cuando llegué a casa me fui directamente a ponerme el pijama y a comer algo.

Ana volvió a escribirme pidiéndome que fuera, pero no le contesté. No iba a ir a las once de la noche para ayudarle a hacer la cena.

No era su esclavo.

Cuando terminé de cenar me puse a ver una serie qué había dejado a medias hace bastante tiempo, hasta que me aburrí y me fui a la cama.

Estuve viendo Tiktok y me metí en el Instagram de Irina. Había subido una foto a las historias y estaba preciosa, como siempre.

Era increíble lo poco que necesitaba para estar tan bonita.

Verla recién levantada era uno de mis momentos favoritos del mundo.

Siempre me transmitía esa paz y tranquilidad que no conseguía en ningún otro lugar.

Era consciente de que tenía que solucionar las cosas con ella, pedirle que se quedara, aunque claramente después del papelón iba a ser algo muy complicado.

Éramos jóvenes para criar a un bebé y para ella sería más difícil, ya que ni siquiera sería suyo.

Solté el móvil y me eché a llorar pensando en como se habían torcido tanto las cosas en tan poco tiempo.

Ana seguía enviándome mensajes y decidí apagar el móvil. No quería saber nada de ella ahora mismo, mi mente estaba demasiado saturada como para tener que estar pendiente de ella también.

Si no iba a saber hacer de madre mejor que no hubiera querido seguir adelante con el embarazo.

Después de aquello, me limpié las lágrimas y entonces acabé quedándome dormido.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Amai la que se ha liado jejejeje

Os dejo este y me voy JAJAJAJAJAJAA 💙

𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐇𝐄𝐋𝐏 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora