—Hola, ¿pueden oírme todos?Osamu mira expectante a Suna mientras éste roza sus labios rosados contra el micrófono por un momento antes de tomar distancia del podio. Se ve tan diferente a la última vez que lo vio con un micrófono. Está vestido de manera formal, con un traje grafito sobre una camisa blanca y sin corbata, al igual que Osamu. Sus mejillas están enrojecidas por el champán mientras sus ojos brillan bajo la luz artificial, con un deje nervioso deslizándose en su voz.
Suna levanta el puño hacia la boca, aclarándose la garganta en silencio. Luego despliega un papel y lo alisa contra el podio.
—Para aquellos que no me conocen, mi nombre es Suna Rintaro. He tenido el honor de ser el padrino de Kiyoomi hoy, así como su mejor amigo desde que éramos adolescentes —Suna pausa su discurso para mirar a Sakusa y sonreírle, con un cariño palpable en su voz—. Hemos pasado por muchas cosas juntos, también lo he visto atravesar tormentas y salir victorioso. Por ejemplo, cuando tomó la decisión, luego de haber vivido dieciocho años en una pequeña casa en Japón, de venirse a estudiar a América, sólo.
Osamu toma un sorbo de champán sin despegar sus ojos del cuerpo del castaño. Mientras más habla, más relajado parece. Por el rabillo del ojo ve que más de una persona suspira encantada por la presencia de Suna, y a Osamu le toma toda su fuerza de voluntad no rodar sus ojos, irritado.
—Tomó una decisión impulsiva y se aferró a ella como la persona terca que es —Suna se ríe ligeramente, sacudiendo el recuerdo mientras Atsumu asiente a un lado de Sakusa y Osamu—. Estuvo tan seguro de que venirse a estudiar aquí era lo que quería, estaba seguro de su decisión. Y luego, la noche antes del vuelo, se presentó llorando en mi casa diciendo que no podía seguir adelante con su plan porque no quería dejar atrás todo lo que conocía y quería—mirando sus notas por un momento, el ojiverde respira profundamente y continúa—. Me asustó un poco, no les voy a mentir. Sobre todo porque Omi es seguro de sí mismo y de lo que hace. Le aseguré que le iría bien, que avanzar puede dar miedo pero que no significaba que fuera la decisión incorrecta. La vida siempre nos empuja hacia adelante, estemos o no preparados para ello. Así que Omi se fue, y luego de un mes y medio decidí venir a verlo, esperando encontrarlo increíblemente nostálgico, en lágrimas, hecho un verdadero desastre —murmura con una pequeña sonrisa abriéndose camino en su rostro—. En cambio, llegué para encontrarlo feliz y a punto de salir con un chico que había conocido en clases llamado Atsumu.
Una risa ondula a través de los invitados y Osamu no puede sonreír ante sus palabras.
—Y yo eh... estaba sin palabras ese día —los ojos de Suna parpadean a la mesa principal, posándose sobre los novios con una sonrisa amplia, sin embargo... algo en sus ojos parece más plano, como si estuviese atrapado en un recuerdo profundo—. Pensé que iba a tener que consolar a mi amigo, en cambio lo encontré en una cita, completamente bien. No necesitaba mi consuelo. Él es y sigue siendo, tan increíblemente fuerte como siempre lo ha sido.
Los ojos de Suna viajan otra vez, esta vez posándose en Osamu, quien se mueve en su asiento bajo la mirada verde del castaño.
—Así que, de todas formas... —Suna corta el contacto visual entre ambos, volviendo su atención hacia el resto de los invitados— Supongo que hay que agradecerme por este matrimonio, porque si no te hubiese empujado, no habrías llegado a América para encontrar el amor de tu vida —bromea con una sonrisa ladina en su rostro, la multitud ríe ligeramente y él suspira—. Omi, estás en el mismo lugar otra vez, con un nuevo comienzo por delante, excepto que esta vez no estás solo. Te las arreglaste para encontrar algo que la mayoría de nosotros... —el castaño habla con cierta duda antes de seguir— algo que la mayoría de nosotros pasamos buscando toda una vida, y cuando lo encontramos, lo fastidiamos —sus ojos verdes van hacia la abuela de Sakusa cuando esta suelta una maldición. Osamu ante eso esconde una pequeña risa detrás de su copa de champán—. Tú y Tsumu tienen suerte de tenerse. Descubrieron lo que querían, y no dejaron que ningún miedo... ansiedad... —Suna traga con fuerza, mirando nuevamente a Osamu, haciendo que su mirada arda bajo su traje— u orgullo los detuviera. Son una inspiración para todos. Los quiero a ambos. ¡Por Omi y Tsumu!
ESTÁS LEYENDO
42 horas ; osasuna (adaptación)
Short StorySuna y Osamu se ven obligados a hacer un viaje en automóvil para llegar a tiempo a la boda de sus mejores amigos. Del odio al amor, un solo paso... ¿o solo un viaje? Esta historia no es mía, la historia original está en inglés y es un fic de Harry...