Capítulo XVII. (Final)

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Suna habla primero luego de aclararse la garganta.

—Eso fue... estuvo jodidamente bueno. Me preocupaba que no fuera tan bueno como la primera vez porque ahora estamos sobrios, pero...

—Fue mejor —Osamu responde de acuerdo, su voz llena de agotamiento y satisfacción mientras deposita un beso en la clavícula de Suna—. Creo que... Creo que el saber cómo nos sentimos lo hizo mejor.

—Estoy de acuerdo —las manos de Suna se mueven sobre la espalda del peligris, con sus yemas trazando patrones sobre su piel—. Sexo apasionado con alguien a quien... eh, alguien que te importa, con velas encendidas... todo después de la boda de tu gemelo... ¿fue lo suficientemente romántico para ti? —su voz tiene un deje burlón apenas perceptible.

Una sonrisa cansada levanta las esquinas de los labios hinchados de Osamu.

—Supongo que sí. Pero no
es difícil de serlo en comparación a experiencias pasadas.

—Bueno, a partir de ahora sólo estarás comparando conmigo ¿sí? —Suna aprieta su agarre alrededor de su espalda antes de alcanzar la sábana y tirar de ella sobre sus cuerpos—. Supongo que este será el marcador, y tendré que trabajar para subir el listón.

—¿Y qué hay de lo que yo haré por ti? —pregunta Osamu levantando su cabeza lo suficiente para mirarlo a los ojos—. Esta es una calle de dos vías, ya sabes.

—Cierto —responde el castaño reanudando el trazado de sus dedos sobre la piel de Osamu—. ¿Qué tal si dejas de burlarte de mi gusto por las películas románticas? Me gustaría ver the notebook sin que te burles. Si te ríes de todas las escenas emocionales, me hace sentir patético cuando lloro por ellas.

Osamu se ríe en silencio mientras acaricia el cabello del castaño con cuidado.

—Eso es pedirme demasiado... ¿Qué tal si... aún puedo burlarme por tu gusto en las películas románticas, pero puedo abrazarte y consolarte cuando llores por ellas?

Un soplido agotador sale de los labios de Suna con un deje de ternura escondido en el sonido.

—Supongo que es la mejor oferta que recibiré ¿cierto?

—Supones bien —Osamu suspira con satisfacción mientras sus ojos se cierran. La sensación de la sutil subida y bajada de sus músculos es suficiente para calmarlo y brindarle quizá el mejor sueño de su vida, hasta que su cabeza cae a un costado abruptamente mientras el cuerpo de Suna se aleja abruptamente del suyo.

Los ojos de Osamu se abren dejando todo sentimiento de calma atrás.

—¿Pero qué...?

Suna sonríe vergonzoso antes de responder.

—Las velas quedaron encendidas —responde antes de apagar las velas de ambas mesitas de noche— No es seguro.

—¿Sabes qué no es seguro? Sacudir a tu pareja cuando está cayendo en un sueño profundo —los ojos de Osamu se llenan de irritación antes de volverse a acomodar en la cama, pero ante sus palabras, los ojos verdes de Suna simplemente brillan.

—¿Preferirías que la cabaña se queme? No sería muy romántico de mi parte —responde el castaño con burla.

—Jódete —responde Osamu mientras le da la espalda a Suna.

—No seas malo —Suna responde mientras se acomoda a su lado— estábamos teniendo un momento muy lindo.

—Ya no.

—No lo dices en serio —responde Suna riendo mientras envuelve sus brazos alrededor de Osamu, tirando de él para que se acurruque en su pecho—. Sólo duérmete. Estarás menos gruñón por la mañana.

42 horas ; osasuna (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora