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— Permanezcamos juntos. —Hablo Okino—. El laberinto del Dragón Rojo tiene caminos muy confusos. 

— Pff ¡Descuida soy bueno en esto! —Dijo Jay—.

— Creo que esto será más difícil que los desafíos que resuelves de las cajas de cereales. —Mencionó Cole—.  

— Deja que piense que un genio. —Le dijo Aemma a Cole mientras ambos reían por lo bajo y Jay los fulminaba con la mirada para seguir caminando—.

— Ya habia visto estas estatuas. —Mencionó Cole—.

— Si, es verdad. Son como las estatuas que vimos en la Isla Dyer. —Dijo Nya—.

— Ha si, eran las que disparaban lasers. —Una de las estatuas dispara un láser cerca de la cara de Cole y las demás comenzaron a disparar lasers—.

— ¡Corra! ¡Rápido! —Gritó Okino desviando los lasers con su katana, estos corren hasta el final y Jay esquiva el láser y lanza un ataque con su arma a la estatua desapareciéndola—.  

— ¡Te di!

— Hay muchas trampas aquí. —Mencionó Okino—. Deben estar siempre atentos a su alrededor. 

— Es un buen consejo, ¿No es cierto, chicos? —Estos asienten con la cabeza. Lloyd se da la vuelta para caminar, pero Aemma lo detiene y Okino presiona una trampa haciendo que salgan picos en forma de espadas del suelo—. Gracias, Aemma.

— Eso estuvo cerca. —Dijo Nya—.

— Tienes un buen ojo. —Le dijo Okino a Aemma—.

— Tuve un buen Maestro. Sigamos. —Estos comenzaron a caminar cuidadosamente para no activar las trampas y llegar al otro extremo—. 

— ¿Ahora por dónde? —Preguntó Jay mirando a dos direcciones—.

— Okino, ¿Alguna idea? —Preguntó Cole—. ¿Izquierda o... / Derecha? 

— ¿Qué fue eso? —Preguntó Aemma—. ¿Sintieron eso? 

— ¿Sentir que? —Preguntó Lloyd—. 

— Yo... no lo sé. —Respondió mirando a Okino arrodillado—.

— ¿Okino? ¿Estás bien? —Le preguntó Lloyd—.

— Yo... Yo... Yo estoy bien. 

— Por donde Okino, ¿Izquierda o Derecha? —Okino miro hacia ambos lados guiándolos por la izquierda y correr—.

— A medida que nos acerquemos el peligro crecerá. 

— Confiamos en ti, Okino. —Dijo Lloyd—.

— ¡Abajo todos! —Advirtió Okino y todos se agacharon para seguir corriendo—.

— Muchas gracias, Okino. —Hablo Nya—.

— Es mi deber. ¡Corran! —Dijo mientras los muros se cerraban tra de ellos—. ¡Salten! —Ordenó cuando el suelo se abrió—. ¡Rueden! —Una bola gigante de roca cayó sobre Cole—. 

— ¡Cole! —Gritó Jay—.

— Quitenme esto de encima. —Jay sacó su arma y movió la bola—. Estoy bien. No es tan malo. Pero me vendría bien descansar un poco. 

— Descansemos un momento. Aquí es seguro. —Los Ninjas se sentaron en el suelo a descansar—.

— ¿Estamos cerca de encontrar la Key-Tana? —Preguntó Nya—.

— Sí, estamos muy cerca del centro. ¿Puedo preguntar algo? 

— Claro que si Okino. —Respondió Lloyd—.

Trust me ⅡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora