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— Hola Misako. Ha pasado un tiempo, ¿cómo estás? —Preguntó Aemma—.

— Con un poco de trabajo, pero cuéntame, ¿cómo están los demás? ¿Como esta Wu?

— Bien, de hecho es por él que estoy aquí.

— ¿Le sucedió algo?

— Ha estado actuando extraño. Como si estuviera depresivo, intente hablar con él, pero no me responde y me preguntaba... ¿Si tú podrías hablar con él? Digo, ustedes son buenos amigos y se conocen desde hace mucho, tal vez el verte le haga bien. Me preocupa Misako, no está siendo el mismo.

— Claro, también me he dado cuenta de que ha estado ausente, cuentas con mi apoyo, de hecho podemos ir ahora que estoy un poco desocupada

— ¿En serio? Te lo agradezco. —Ambas caminaron unos metros cuando Aemma se detiene—.

— ¿Estás bien querida?

— Ah... sí, solo fue un pequeño mareo, he estado un poco mareada, últimamente. Nada grave. —Siguieron caminando hasta llegar al vehículo e ir al monasterio para encontrar a Wu junto a Lloyd conversando—.  

— ¿Maestro Wu? ¿Está todo bien? Nya y Jay dijeron que se veía un poco distraído.  

— ¿Que? Ah, no. Estoy bien. Solo leía un pergamino.

— Ni siquiera la ha desenrollado. Solo miraba la ventana.  

— También lo he notado, Wu. —Dijo Misako, entrando a la habitación—.

— Miren la sorpresa que traje. —Habló Aemma, detrás de ella—.

— Misako.

— ¡Mamá!

— Has estado muy callado. No eres el mismo. ¿Hay algo que te esté preocupando? —Indagó Misako acercándose a ellos—.

— Ah... Tal vez estoy... ¿Como decirlo? Sintiendo mi edad un poco. 

— ¿Su edad? —Inquirió Lloyd—. Pero, Maestro, ¡Eso es ridículo! No parece tener más de 100 años. 

— Que gran forma de ofender sin ofender, Lloyd. En serio. —Hablo Aemma—.

— Eso no es ser viejo. Y además, es el peleador más hábil que he visto. ¡Sabe más de Spinjitzu que todos nosotros juntos! Peleó contra todos a la vez y nos venció. ¿Lo recuerda? 

— Si, lo recuerdo. Fue divertido. 

— No hubiéramos podido salvar a Ninjago sin su ayuda Maestro Wu. 

— Salvar a Ninjago es para los jóvenes. Y sus últimas aventuras las hicieron bien ustedes solos. 

— Eso no es cierto. —Contestó Lloyd—.

— Obtuvieron una admirable victoria en Primer Imperio sin mi ayuda. Y contra Aspheera. En el Reino sin retorno. La verdad es, que ya no me necesitan, Lloyd. 

— ¡Eso no es verdad!

— Esta bien, Lloyd. Los Maestros nos enfrentamos a este momento tarde o temprano. Cuando sus estudiantes ya no los necesitan. 

— Pero si te necesitamos, Wu. Aún nos queda mucho por aprender. —Dijo Aemma, poniéndose en su camino—. Yo aún necesito aprender de ti. 

— Ambos sabemos que no es así. Has superado cada prueba que te he puesto, ya no se que más pueda enseñarte. —Wu se fue dejándolos solos y Lloyd junto con Aemma salieron del Monasterio viendo a los demás con una carta en sus manos—. 

— ¿Que? ¿Qué pasa? ¿Malas noticias? 

— Esta vez no lo son. —Respondió Zane—.

— ¡Debemos alistarnos! —Gritó Jay—.

Trust me ⅡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora