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— Esta muy oscuro. No veo casi nada. —Comentó Aemma, tropezándose con una roca—. Diablos...

— Ten cuidado. —Le dijo Jay—.

— Te ayudo. —Lloyd tomó su mano y las unio—. ¿Qué habrá pasado con los otros?

— No se, pero espero que estan bien. —Respondió Nya—.

— Pues por ahora, los seguiremos a donde sea que vayan. —Dijo Lloyd, apuntando a los Munce—.

— Los otros estarán bien. Descuiden. —Aseguro Jay—.

— Eso espero. —Susurro Lloyd. Los Munce se detuvieron frente tres entradas—. ¿Está todo bien? ¿Por qué nos detuvimos? 

— Murt no recuerda el camino. —Confesó Murt—.

— Eso no es bueno. —Murmuró Aemma—.

— ¿Qué? Creí que conocías los túneles como la palma de tu mano. —Habló Jay—.

— Es uno de estos. O por aquí, o por acá, o por ahí. —Dijo Murt confundido—.

— Ah, sí, sabemos que es alguno Murt, pero necesitamos saber cuál. —Habló Lloyd—.

— ¿Tal vez por allá? —Preguntó Murt—.

— Ese es el camino por el que veníamos. —Contestó Lloyd—.

— Tal vez deberíamos detenernos un rato y pensar por dónde ir. —Propuso Aemma—.

— ¡Ay, grandioso! Nos perderemos aquí abajo, no volveremos a ver el sol... todos moriremos. —Chillo Jay—.

— Es por aquí chicos. —Habló Nya—.

— ¿Como sabes? —Le preguntó Jay—.

— Por que hay huellas marcadas. 

— Ah, buen trabajo, Nya. —Felicito Jay—. ¿Ven? Les dije que estaríamos bien. —Los siete siguieron avanzando hasta llegar a un lugar lleno de cristales luminosos y varios Munce—.

— Alto, ¿quién va ahí? —Interrogó uno de los guardias—.

— ¿Dondé? —Preguntó Murt—. 

— ¡Allá! —Gritó el otro guardia—.

— Se refiere a ti, Murt. —Mencionó Lloyd—.

— Oh, Murt va allá. 

— ¿Murt? ¿Hijo de Murt? —Inquirió el primer guardia y Murt asintió—.

— ¿Escapaste del hechicero calavera? ¿Cómo? —Le preguntó el segundo guardia y ambos miraron a los ninjas dándoles pasada y guiandolos a otro lugar—. ¡Mi reina! Tenemos visitas. 

— ¡Murt! —Vociferó la reina—. 

— Mi reina. Murt escapar. —Dijo Murt, después de arrodillarse ante ella—. Con la ayuda de estos "forasteros". 

— Pero ¿Cómo? Nadie nunca ha regresado de las cavernas del hechicero calavera. 

— Si quiere escuchar la historia reina, Murt la contara.

— Esto será muy interesante. —Susurro Jay y Nya lo cayó—.

— ¡Cuenta! —Ordenó la reina—.

— Estuvimos como muchos días. Picando, ¡Pha! ¡Pha! ¡Pha! Y luego ellos vinieron. Y luego el hechicero calavera hizo así y los Ninja hicieron así, y esto. Y luego, atrapados así. ¡Pha! ¡Pha! ¡Pha! Pero luego, esto... Y esto, y algo así... Y así. Y el hechicero calavera hizo algo como esto... ¡Ahhhh! —Interpretó Murt, tirándose al suelo exageradamente—.  

Trust me ⅡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora