32. El pasado y sus cosas

159 14 5
                                    

Marie

Italia es el reencuentro conmigo misma. Las tardes de helado, los paseos eternos, el olor a albahaca de los restaurantes, y el color dorado de sus calles.

Italia es mi punto de partida, y volver es como un abrazo de mamá a media noche, después de una pesadilla.

Bueno basta, dejemos la inspiración para una canción.

He vuelto a mi segundo hogar para recoger mis cosas y mudarme definitivamente a Nueva York, y no sé si después de volver a sentir esto, me va a apetecer asentarme en mi ciudad natal, porque no puedo dejar de pensar en todos las cosas buenas que me ha dado este país.

Por otro lado, mi hermana seguirá su camino aquí, y separarme de ella ya es algo que no voy a saber gestionar, pero si es verdad que es la mejor forma de cortar lazos, y yo ya estoy en otro punto de mi vida que nada tiene que ver con lo que me ofrece Milán.

Aunque esta ciudad si me ha dado algo que espero llevarme conmigo por mucho tiempo, y aunque las cosas no estén del todo bien, Andrew es el souvenir más preciado que pude haber obtenido.

Oh, dios, eso ha sonado tan mal...

Pero es metafórico, nada superficial.

Doy una calada al cigarro de Nelly y hago una mueca, dándome cuenta una vez más que por mucho que lo intente, no me gusta el tabaco.

—Deja de toser, exagerada, ni que fuera la primera vez.

—Le doy una o dos caladas, eso no es suficiente para acostumbrarme, Nell.

Mi amiga sonríe y bebe de su copa de whisky, mientras observa a la gente pasear.

—¿Entonces es tu última semana? ¿Estás completamente segura?

Ruedo mis ojos —Ya he acabado, ¿que pretendes que siga haciendo aquí?

—No sé, ahora que Andrew está en tu vida, te podrías plantear quedarte aquí a vivir.

Alzo mis cejas. No sé si el punto en el que estoy con el manager de mi hermana, me da la seguridad para mudarme aquí con él, es demasiado pronto. Si eso pasara, no sería ahora.

—Ni siquiera hemos formalizado del todo la relación —niego —Nos iremos viendo cuando tengamos tiempo.

—¿Relación a distancia? —frunce el ceño —¿Eso funciona?

Bueno, no sé, creo que si, ¿no?

Voy a hablar, pero justo cuando lo voy a hacer, Nelly sé adelanta, frunciendo sus labios antes —Que a lo mejor me equivoco, pero no sé, tú sabes lo que dicen de las relaciones a distancia.

—Yo confío —agacho la cabeza —Además, no adelantemos acontecimientos.

—¿A que te refieres?

Me encojo de hombros —No sé, Nell, a lo mejor de aquí a unos días, él y yo lo dejamos.

—¿¡Pero que pensamiento es ese? —grita, haciéndome mirar a todos lados porque no tiene reparo ninguno en hacer alboroto frente a todo el mundo —No puedes empezar una relación pensando que no te va a ir bien.

—No he dicho eso, solo digo que todo puede pasar.

—Yo os he visto bien estos días, él te mira de una forma...—muerde su labio —Y para colmo está buenísimo, tía. A lo mejor la relación a distancia os une más de lo que os separa. He sido una exagerada.

Suspiro, dando un buche a mi té porque yo alcohol a estas horas como que no.
Me lo está pintando todo tan fácil...

Con lo que ella no cuenta, es que aunque yo haya cedido y haya decidido dejar de comerme la cabeza, que él no considerara lo nuestro como algo incondicional, me hizo imaginarme toda una escena desastrosa donde él me deja a la primera de cambio y yo estoy en mi cama, llorando, y con mi corazón en las manos, pero...

ENAMÓRATE DE ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora