55. Emparejados

139 19 3
                                    

Danielle.

Sonrío cuando noto besos en mi espalda y me muevo en la cama, dejando que sus manos me acaricien donde él quiera. Hoy hemos pasado la tarde en familia, y pensábamos ir todos a cenar, pero los padres de Sam llegan en unas horas porque su vuelo se ha retrasado, y papá ha aplazado el plan que teníamos organizado, para mañana, así le damos la bienvenida a mis suegros, que tengo muchas ganas de verlos.

Sarah no ha podido viajar, por trabajo, pero hemos hablado con ella hace un rato y nos ha prometido una cena en su casa a la vuelta. Y Luna ya me ha dicho que una noche quiere dormir con nosotros, así que tendré que hacerle hueco a mi sobrina en la agenda.

Mi sobrina.

Ahora ya estamos en la habitación que era de mi padre, nos acabamos de duchar, y estaba esperando que Sam volviese a la cama después de darle de comer a Vaquero, que ya está en su cama, a mi lado, completamente dormido.

—¿Estás dormida? —susurra mi novio en mi oído.

Yo sonrío —Sabes perfectamente que no.

Sam besa mi oreja y giro un poco mi cabeza, buscando sus labios con desesperación —Bésame.

Agarro sus mejillas y me giro en la cama, dándole libertad a mi chico para acomodarse sobre mí. Ambos sabemos que tenemos que hablar bajito porque aunque la puerta esté echada con seguro, mi padre está a dos habitaciones de nosotros, y en cualquier momento viene a golpear para ver que estamos haciendo.

—Mañana no te vayas a levantar temprano —dice Sam contra mis labios —Te quiero toda la mañana para mí. Mis padres hasta medio día no llegan.

Sonrío, acariciando su pelo —¿Y al resto, que le decimos?

—No hay necesidad de decir nada. Cuando lleguen mis padres, bajamos. Pero es que a mí lo único que me apetece es estar contigo.

—¿No querías volver para estar en familia?

Sam besa mi cuello —La fuerza que ejerces sobre mí es poderosa, no puedo ignorarla, ni frente a la familia.

Eso me hace reír, y lo beso una y otra vez —¿Y si vamos un rato a la piscina climatizada? —digo.

Mi novio frunce su ceño —¿A la piscina? ¿Ahora?

Inclino la cabeza hacia adelante, buscando sus labios de nuevo —¿No te apetece? —susurro, llevando una mano a una de mis zonas favoritas de su cuerpo, y apretando sutilmente.

Sam jadea, con una amplia sonrisa en su rostro —Eso suena tentador.

—Lo es, ¿qué me dices?

Subo mi mano hasta su torso desnudo y él la mira, posando sus ojos después en los míos —Me pongo el bañador y vamos —susurra, acercándose después para dejar un beso en mis labios.

Yo por supuesto sonrío, y me incorporo cuando él lo hace, para imitarlo y ponerme el bikini. No nos va a hacer mucha falta, pero hasta llegar a la piscina, necesitamos guardar las formas.

La etapa del principio siempre es así, y vale que nosotros no estamos empezando ahora, si no retomando, pero tenemos la sangre caliente, nos amamos, yo por lo menos, con locura, y el tiempo perdido hay que recuperarlo de alguna manera.

Con Sam el sexo es una aventura constante, es como si aprendiese algo nuevo con él cada vez que nos dejamos llevar. Su manera de tocarme, besarme, moverse... Innova en cada encuentro, y admito que a mí me divierte mucho probar cosas nuevas. Por supuesto que no es la primera vez que él y yo hemos hecho algo así en un sitio que no es la cama, pero estoy más que segura, que me va a hacer retorcer de placer como la primera vez.

ENAMÓRATE DE ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora