5. Besarte más

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Desperté al sentir que alguien se movía. Era Pablo. Seguía encima mía. Abrí los ojos despacio, para acostumbrarme a la luz. Ya había amanecido. Nos habíamos quedado dormidos en el sofá. Sonreí al recordar que estábamos en la misma posición en la que estábamos aquella noche en el hotel. Nuestros cuerpos estaban arropados por la manta que le había dado a Pablo.

—Perdón, no quería despertarte. –se disculpó Pablo incorporándose y sentándose en el gran sofá.

—Tranquilo. Mejor así. Hoy tenemos partido.

Pablo me regaló una pequeña sonrisa y me quedé embobado con la imagen que tenía frente a mi. Su pelo estaba revuelto y los destellos de luz que se colaban por la gran ventana cubierta por la fina cortina de seda, realzaban la silueta de su figura, aportándole un brillo único. ¿Esto es lo que podría haber visto aquella mañana si se hubiese quedado? ¿Que habría pasado después? ¿Serían diferentes las cosas?

—¿Has dormido bien? –preguntó Pablo sacándome de mis pensamientos. Se estaba estirando. —Creo que te he aplastado.

—Super bien. Llevaba unos días durmiendo mal, pero hoy he descansado. ¿Y tu?

—Yo también. –respondió sincero.

Volvimos a quedarnos en silencio, pero esta vez no era uno incómodo. Aunque había tensión en el ambiente, pues todavía no habíamos hablado sobre lo que pasó y tampoco estaba cien por cien seguro de que el quisiese abordar el tema. Solo sabía que también le pesaba y que necesitaba un amigo con el que desahogarse.

—¿Vamos a desayunar? –pregunté entonces. Pensé que lo mejor era dejar que el hablase cuando estuviese preparado. Presionarlo solo serviría para alejarnos de nuevo, y me negaba rotundamente. Mientras tanto yo iba a hacer que se sintiese a gusto.

—Sí, pero voy al baño primero. –dijo levantándose lentamente.

—Vale. –le respondí levantándome también. Estábamos uno frente al otro. —Pero...no te vayas a escapar, por favor.

Pablo sonrió triste entendiendo por qué lo decía y miró al suelo para luego acercarse con unos pasos a donde yo estaba. Levantó la mirada y me plantó un beso suave en el cachete. Yo me quedé de piedra pero mi corazón empezó a saltar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—No me voy a ninguna parte. Te lo prometo.

Sonreí tras sus palabras y vi como se alejaba hasta las escaleras. Mi cuerpo seguía sin moverse. Lo que Pablo generaba en mí era una mezcla de emoción y confusión.

Caminé hacia la cocina y vi a mi hermano Fer desayunando un tazón de cereales. Llevaba puestos los auriculares y estaba viendo una serie en su portátil. No me escuchó llegar, así que me acerqué y levantó la mirada al percatarse de mi presencia. Se quitó los auriculares rápidamente.

—Hola. –dije sentándome en la silla a su lado.

—¿Cómo que hola? –me respondió con tono dramático. Lo miré confuso. —Te encuentro dormido en el sofá con Gavi encima y solo me vas a decir "hola".

—Fer...

—¿Sigue aquí? ¿Lo echaste? Como lo hayas echado te pateo el culo.

—Esta en el baño, Fer.

— Ah. –dijo ya más tranquilo. —Vale.

—¿Nos viste?

—¡Hombre, muchacho! No sé si lo sabías, pero para ir a la cocina tienes que pasar por el salón, burro.

—Vale, escucha. Él no sabe que lo sabes y aún no hemos hablado del tema, así que por favor te lo pido, no vayas a decir nada.

—¡¿Cómo que no hablaron del tema?! ¡Si estaban durmiendo juntos, ahí, abrazaditos! –exclamó levantando la voz.

A Sky Full of Stars ; Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora