11. ¿Es por Pedri?

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Gavi

Agarré la pelota, aún mordiéndome el labio con rabia, mientras veía como Pedri se alejaba de la cancha, seguido por Ferran. Resoplé furioso.

—¿Seguimos o qué? –pregunté.

—Que va, tío. Estos se han pirao'. –contestó Ansu.

—Da igual, hacemos un dos pa dos.

—Nah, estoy cansado. Me voy a jugar a la play un rato, ¿os venís? –sugirió Nico.

—Va, yo me apunto. –respondió mi amigo.

—Y yo. –dijo Balde después.

—Yo paso.

Ansu me miró confuso por mi actitud y se formó un pequeño silencio tenso. —Id yendo, ahora voy.

—Vale, hermano. –contestó Nico mientras se alejaba hacia la salida.

Alejandro se acercó a mi sutilmente y me dio un rápido abrazo antes de irse junto a Nico. Me entraron ganas de llorar, así que me giré para que no me vieran y apreté los labios fuerte. A veces odiaba ser tan sensible. Empecé a botar la pelota y la tiré con rabia hacia la canasta, demasiado fuerte, fallando el tiro. El golpe en el tablero resonó e hizo un gran estruendo en el silencioso lugar. Ansu solo me miraba sin decir nada mientras volvía a ir a por la pelota para intentarlo otra vez. Realmente estaba esperando a que se fuese y poder quedarme solo, agonizando en mi tristeza.

10 días.
10 días habían pasado desde que volvimos de ese partido. 10 días desde el día que sentí mi corazón romperse al escuchar al chico que me gustaba decir que nunca seríamos nada. Por qué, ¿a quién quería engañar? Los cuentos de hadas no existen. Y yo no sería nunca una de aquellas chicas. Y él no me quería de esa forma. Llegué a pensar que solo quería experimentar o divertirse conmigo. Que su corazón nunca latiría como el mío al estar con él. Había sido un tonto y me había enamorado de alguien que no lo estaba de mí.

—¿Es por Pedri? –preguntó Ansu sacándome de mis pensamientos. Su pregunta se repetía en mi cabeza una y otra vez.

Me quedé quieto al escucharle y estaba tan enfadado que podía haber roto el balón con mis manos de la fuerza que estaba ejerciendo, pero en vez de eso, me rompí yo. El llanto se hizo presente y simplemente dejé que las lágrimas salieran a su voluntad. Dejé caer la pelota y me flaquearon las piernas, así que tuve que ponerme de rodillas en el suelo. Ansu se acercó a mi y se sentó a mi lado, rodeando mis hombros con su brazo. Nos quedamos así por un largo rato, hasta que me quedé sin lágrima. Ninguno dijo nada durante ese tiempo.
Al final, acabé sentándome también, rodeando mis piernas con mis brazos.

—¿Estás bien? –preguntó por fin mi amigo.

—No mucho. –dije soltando una risa irónica.

—¿Quieres contarme?

Lo pensé por un minuto. Conocía a Ansu desde que éramos niños y era uno de mis mejores amigos. Sabía que él no diría nada, pero aún así me daba miedo contárselo porque no sabia como iba a reaccionar. Pero me sentía tan solo y desesperado, que necesitaba desahogarme con alguien y quién mejor que él en ese momento.

—Sí, pero aquí no.

—¿Vamos a mi habitación? ¿O prefieres salir un rato a dar un paseo?

—¿No te ibas a jugar con estos? Tampoco quiero joderte la tarde.

—¡Bah! No me apetecía mucho. Además, tu eres más importante. –sonreí tras sus palabras y le di un abrazo rápido.

—Mejor demos un paseo

A Sky Full of Stars ; Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora