♰ Capítulo 22 ♰

198 25 0
                                    

¿Alguien encendió la calefacción o cada vez estamos más cerca del infierno?

Heist Stein

¿Cuanto tiempo puede pasar una persona buscando una biblioteca?

No tenía ni puta idea, pero yo ya llevaba veinte minutos.

Me desesperaba la idea de que no tuviera la capacidad de encontrar una maldita biblioteca en una escuela local. Y es que, ¿que tan inteligente debes ser para encontrarla? 

Suspiré cuando volví a pasar por quinta vez por mi casillero. No había nadie en los pasillos a quien preguntarle. Apenas había sonado la campana, todos habías salido corriendo de la escuela.

Maia tenía que estar esperándome, sola y preocupada porque yo no llegaba. Debía estar pensando en que la dejé plantada o algo por el estilo.

Seguí caminando, esta vez veía todo a mi alrededor. Veía cada puerta con sumo cuidado, tratando de comprobar si es que estaba ahí la biblioteca y no la había visto por distraído.

"Sala de música", "Salón A", "Salón B", "Sala de profesores", "Dirección". Nada de la maldita biblioteca.

Por estar concentrado buscando no noté cuando alguien salió de dirección. Y, muy probablemente, no lo hubiera notado de no ser porque aquella persona tocó mi hombro.

-Hola - dijo una voz aguda. Me giré para ver de quien se trataba. Aunque, para mi sorpresa, no era ninguna de mis opciones.

-Hola - dije serio, viendo a la joven rubia delante de mí. Cabello hasta el hombro con ondas playeras, un bronceado un tanto excesivo y ojos verdes.

Jamás la había visto por el pueblo. En el tiempo que llevaba en Wilson, conocía a la mayoría, por no decir a todos.

-Pareces perdido - me dijo con una sonrisa -. Eres nuevo aquí - aseguró con cierta burla.

Fruncí el ceño. Era un pueblo chico y todos se conocían, todos sabían que yo era "nuevo", pero, para ella, eso pareciera nueva información.

-Sí, creía que eso ya no era sorpresa para nadie aquí - no me importó soñar un poco grosero. Ella rió y yo no entendí el porqué.

-¿No me vas a decir tu nombre? - preguntó mientras llevaba un mechón de cabello detrás de su oreja.

Dudé, pero tampoco quería ser tan grosero con ella. Aunque no confiaba en ella.

-Creí que todos aquí lo sabían, ya - traté de soñar gracioso, pero realmente fue irónico.

Ella asintió y suspiró.

-Yo soy Lana - se presentó y extendió la mano hacia mí.

¿Lana? Sí. Lana. LANA.

-¿Lana? - pregunté, en shock. Ella me observó curiosa y asintió.

-Así es. ¿Has oído de mí? - su sonrisa socarrona me dio impresión de que deseaba que dijera que sí, que me habían hablado de ella y de que en realidad Maia se había desmayado luego de enterarse que había regresado al pueblo.

-No. No he oído nada de ti - dije, alzando los hombros en desinterés -. Solo me recordó a alguien.

-Espero a alguien bueno.

-No era alguien bueno - mentí para hacerla sentir un tanto incómoda. Porque, si bien no sabía muy bien que había pasado, estaba seguro de que algo malo había pasado entre ella y Maia.

CIERTO, ¡Maia!

-Que mal - dice con un falso mohín de tristeza -. No le hizo una buena reputación al nombre - bromeó.

Rompiendo Lo Coherente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora