Stein, esa no es tu casa
Tras 6 horas de espera, el médico nos dio la noticia de que Maia había despertado. Sus padres habían entrado a la habitación para ver cómo estaba, dejándome en la sala de espera.
Estaba sumamente aburrido, llevaban ahí dentro como treinta minutos que parecían eternos y me tenían alerta a todo.
Cuando la ansiedad me estaba ganando, la puerta se abrió y un llanto me alarmó. Me puse de pie de inmediato y observé cómo los señores Walker salieron rápidamente.
-¿Está todo bien? - pregunté asustado. Estaba totalmente seguro de que el llanto había sido de Maia.
-Sí. Ella está estable, pero está un poco emotiva - explicó Tara, dándome una sonrisa triste.
-Creo que es mejor que vayas a casa, Heist - dijo Fort, tomando asiento -. Le harán unos exámenes y la escuela ya debe haberles informado a tus padres que nos ido a clases, deben estar preocupados.
-Pero, no hay...
-Ve a casa.
Eso ya había sido una orden, una orden directa. Pestañeé un par de veces y vi a la señora Tara, quien veía al suelo con desconcierto.
¿Tenía opciones? No.
-Está bien - dije finalmente, rindiéndome.
•-•
Bajé del taxi, cerré la puerta con cuidado y vi mi casa, solitaria como siempre. Suspiré pesadamente y miré por sobre mi hombro la casa de los Walker. Estaba sola y seguiría estándolo por un par de horas más.
¿Sería muy inapropiado?
Venga, nunca me ha interesado eso.
Caminé a pasos relajados a la casa de los Walker y busqué bajo el tapete de bienvenida. Encontré una copia de la llave y entré con facilidad, asegurándome de que nadie me viera.
Cerré la puerta sin hacer ruido y observé todo con cautela. La casa tenía un aire fúnebre y deprimente, apagado.
Subí las escaleras, observando los retratos que colgaban de las paredes. Fotos de Matt y Maia felices. Fotos de los cuatro miembros de la familia, sonriendo. Fotos de ambos hermanos de forma individual, pero siempre teniendo ese brillo en sus ojos.
Llegué al segundo piso y un pasillo oscuro me dio la bienvenida. Caminé un poco y pude contar tres puertas. Todas de color blanco. Abrí la primera, lleno de curiosidad.
El olor a colonia masculina inundó mis fosas nasales. Las cortinas estaban hasta la mitad y el edredón de la cama estaba algo desordenado. Por las cosas pude notar que era la habitación de Matt, por lo que no hurgue y cerré la puerta. Una sensación de pesadez me invadió, haciéndome tomar bocanadas de aire antes de caminar a la otra puerta.
Al abrir la siguiente puerta, un olor extraño llegó a mi nariz, haciéndome fruncir el ceño. Las cortinas estabas abajo, dejando muy poco a la vista. Busqué el interruptor y encendí la luz, dejándome ver una habitación que reconocía como la de Maia, pero con una cantidad extrema de desorden.
Entré a la habitación y cerré la puerta. Cuando di un paso dentro, pisé algo que hizo que mi tobillo se doblara. Bajé la mirada para encontrarme con una cantidad enorme de zapatos y ropa en el suelo.
Sudaderas, camisetas, vestidos, de todo. Traté de no mover nada de su "lugar" y avancé a un mesita que antes era hogar de libros y portarretratos, pero ahora era hogar de papeles arrugados y cables.
Fruncí el ceño ante esto último. Hasta donde yo sabía, Maia no tenía celular o algún objeto electrónico que necesitara de cables.
Seguí caminando por la habitación, el panel que colgaba en una de las paredes estaba vacío, ya no estaban las fotos que lo decoraban. Me acerqué a la cama, la cual estaba totalmente desordenada. Entre las sábanas y el edredón, un grupo de fotos se escondía.
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Rompiendo Lo Coherente
FanfictionEn un pueblito todos se conocen, o al menos eso se cree. Muertes se hacen presentes y secretos son revelados. No todo lo que vemos es real y no todo de quien dudamos es el culpable. Para ellos eso es claro, ambos son tan similares y tan opuestos a...