Las Navidades pasaron tan rápido cómo habían llegado y la investigación ocupaba casi cada momento del día que tenían.
Harry había conseguido pruebas suficientes para detener a Justin y había puesto a dos de sus chicos a seguirlo para evitar que pudiera salir del país. Le costó demasiado porque la noche del asesinato de Noelle perdieron la pista de Justin pero también la de Roger Davis y, pese a que las pruebas apuntaban en un noventa y nueve por ciento a Justin, había sido difícil justificar ante el Wizengamot la detención.
—¿Vas a estar en el interrogatorio? —preguntó Hermione a Draco mientras se sentaban a cenar en un pequeño restaurante que había abierto Susan Bones en el reformado callejón Knockturn.
—No lo sé —Draco apoyó los codos en la mesa para inclinarse sobre ella y la miró a los ojos —en cuanto le detengan pasará una semana más o menos en Londres, durante ese tiempo es de Potter pero pasará a la Interaur después. Debe ser juzgado por un tribunal internacional por lo que posiblemente yo haga mi propio interrogatorio más adelante. Además —sus párpados se cerraron ligeramente y su voz bajó un tanto —probablemente yo deba dejar Inglaterra en cuanto el detenido esté bajo la custodia de Potter.
—¿Te vas? —ella parpadeó, confusa.
—Bueno, ya sabías que me iría a Francia ¿Verdad? —Draco empezaba a sentir un extraño peso aposentándose en su estómago —nunca te mentí.
—Sí —respondió ella con excesiva prontitud —claro, no estoy diciendo que lo hicieras —la vio forzar una sonrisa que no llegó a sus ojos —es solo que no pensé que fuera tan... rápido.
—¿Rápido? —el rió aunque tampoco encontraba el humor en todo aquello —llevo casi cuatro meses aquí, Granger. Creo que no ha sido demasiado rápido ¿No?
—Claro —tragó saliva y saludó a Susan que se acercaba a la mesa —Susan, que alegría verte ¿Cómo estás?
Si la mujer se dio cuenta de la repentina palidez de Hermione no dijo nada, se limitó a sonreír a ambos, reprimiendo la impresión de ver a Malfoy de nuevo después de tantos años y les preguntó qué comerían.
Tomó nota de todo y, al instante, un vino de elfo se materializó ante ellos.
Hermione tomó un trago y dejó salir el aire que había estado conteniendo con suavidad.
—¿Y qué planes tienes, entonces? ¿Regresarás a Lyon y a un nuevo caso?
—Seguramente —respondió Draco quien, gracias a la oclumacia, estaba logrando mantener cada sentimiento bajo un férreo control —tendré que ir a la Oficina y ver qué tienen para mi —estiró sus labios en una sonrisa forzada preguntándose en qué momento se había vuelto todo tan incómodo.
Aquél día había sido como otro cualquiera, amanecieron en la cama de Granger y se ducharon juntos, después se aparecieron en el Ministerio y estuvieron revisando con Potter las últimas novedades ya que el auror tendría una vista en el Wizengamot ese mismo día para tratar de conseguir la orden de detención.
La tarde fue tranquila, vieron una película y retozaron juntos en el sofá hasta que Hermione decidió salir a cenar fuera para que les diera un poco el aire.
Entonces todo se le había escapado de las manos porque la diplomacia no estaba entre sus habilidades sociales.
Con un pesado suspiro bebió de su propio vino y miró a Granger que parecía querer estar en cualquier otro lugar.
Sus ojos, habitualmente brillantes y llenos de vida, parecían tristes y opacos, se mordía los labios como si tratara de contener las ganas de llorar y sus mejillas estaban casi tan pálidas como las de él.
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Memento Mori
FanfictionDiez años después de la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy es un auror internacional que no ha pisado Inglaterra desde que terminaron los juicios. Cuando un asesino en serie al que lleva meses buscando mata en Londres, el Jefe de Aurores de Reino Un...