Astronomía

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Dos días antes de fin de año El Ecargot volvió a atacar.

Y en aquella ocasión no llegaron a tiempo pese a que la víctima, Noelle Jordan, era una de las mujeres que tenían en vigilancia.

—Estaba delante de su casa, Harry —Emma Avery, una auror que a Hermione le recordaba mucho a Tonks, esta destrozada —¿Cómo ha ocurrido? ¡Maldita sea! —se pasó las manos por su pelo rubio y corto, dejándolo desordenado —No ha podido entrar de ningún modo.

—¿No habéis tenido en cuenta lo que es dije? —Malfoy la miraba con el ceño fruncido y su tono era seco, nada empático con la situación de la mujer y poco predispuesto a la compasión —creí que dejé muy claro que es un animago —gruñó —y no es un jodido caballo, ni un perro, ni un hipopótamo. Es una salamandra... bien podría haber sido un condenado grillo.

—Hmmm —Hermione miró a Harry con una mueca.

—Es imposible que vieras una salamandra desde esta distancia, Avery.

—No podía meterme dentro de su casa a vigilar. Además nunca está sola.

—Hoy lo estaba.

La auror se mordió el labio que tembló levemente e inspiró con brusquedad.

—Lo sé.

—Está bien, Emma —dijo Harry apoyando una mano sobre el rostro de su subordinada —ve a la Oficina y hazme un informe ¿De acuerdo?

—Sí jefe.

Se marchó lanzando una mirada iracunda a Malfoy pero el rubio ya ni siquiera la miraba.

—Maldita sea —masculló agachándose al lado del cuerpo.

Hermione miró la concha negra que la castaña tenía sobre cuello y suspiró. Noelle era, posiblemente, la más parecida a ella de todas las que habían encontrado. El mismo pelo rizado y alborotado, el mismo color y las mismas pecas sobre su nariz. No dudaba de que sus ojos serían iguales a los suyos también.

—Es igual que tú —escuchó el afectado susurro del rubio que parecía no poder apartar los ojos de la joven.

—No soy yo —dijo ella en voz muy baja para que nadie más pudiera oírla — No soy yo, Draco.

Él se puso de pie, la dirigió una mirada fugaz y asintió con brusquedad.

—Lo sé.

Se alejó de allí, mirando aquí y allá. Cualquiera que le viera pensaría que observaba el entorno haciéndose una composición de lugar, buscando pruebas, buscando algo que pudiera decirle más de lo ocurrido.

Nada más lejos de la realidad.

Draco estaba tratando de mantener la calma y el control porque nunca, nunca desde la guerra, había sentido que estaba tan al limite como en ese momento.

Ver a Noelle Jordan había sido como sentir un reducto en mitad del pecho que hubiese hecho estallar su corazón en miles de diminutos pedazos hasta reducirlo a polvo.

Era tan parecida a Granger que, si no la hubiera tenido al lado, viva y respirando, habría caído de rodillas del impacto.

¿En qué momento le había ocurrido aquello?

Sacudió la cabeza y parpadeó con la vista fija en un horrible cuadro de un perro que presidía el salón.

Llevaba años trabajando en esto, años viendo lo peor del ser humano, años viendo miseria, dolor, muerte, violencia... pero jamás nada le había afectado a nivel personal. Draco era capaz de compartimentar absolutamente todo. De hecho su frialdad, su forma de mantenerse impertérrito y de conseguir blindar sus emociones, era lo que terminó echando por tierra la única relación seria que jamás había tenido.

Memento MoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora