~¿Qué tiene de malo?~

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Volví de la cena, era tarde, como las dos de la mañana. Al llegar, la casa estaba sorprendentemente ordenada, sonreí al ver todo en su lugar.
Caminé hacia el baño, tomé una ducha rápida, coloqué la toalla al rededor de mi torso ya que no había llevado ropa para vestirme, caminé semidesnuda hacia mi cuarto, prendí la luz y vi un bulto en mi cama, uno que comenzó a moverse y de repente se destapó.

¿¡Qué coño hace Tom en mi cama?!

—¡Apaga la luz!— dijo en un tono alto mientras elevaba el rostro para mirarme, apagué la luz rápidamente pero al parecer el ya había notado que estaba semidesnuda

—¿Que haces en mi cama?— dije suavemente ignorando la vergüenza que estaba sintiendo

—Tu cama es más cómoda que la mía— recibí como respuesta mientras se sentaba sobre la cama

—Pero esta es mi cama, Tom— dije. La vergüenza que sentía en ese momento se notaba en m voz, mis manos estaban sudorosas al ver a Tom en cuero sentándose en mi cama

—¿Nerviosa, Collins?— susurró mientras una sonrisa de lado se asomaba en sus labios haciéndome estremecer ¿Qué coño me sucedía? Es el mejor amigo de Otis y es un completo idiota

—Cállate y vete a tu cuarto, Tom— mi voz sonó firme. Tom elevó sus manos en son de paz y caminó fuera de la habitación. Al dirigirse a la puerta de la habitación me dedicó una última mirada y se largó.

Suspiré y caminé hacia mi guardarropa, tomé mi pijama, me vestí y me recosté en la cama dispuesta a dormir, hasta que mi teléfono sonó, lo tomé en mis manos y el nombre de Otis estaba en la pantalla, respiré hondo y respondí la llamada

—¿Hola?— hablé 

—¿Qué hace despierta a estas horas el amor de mi vida?— ¿Qué le sucede? Nunca me había llamado de tal manera, mi estómago no tardó en revolverse al escuchar ese ápodo que generaba nauseas en mí 

—Tu me has despertado, Otis...— mentí —¿Qué haces despierto?—

—No podía dormir y quise llamarte, ¿está mal?—

—Claro que no, puedes llamarme siempre que quieras— recé en mis adentros para que no se lo tomara tan en serio

—Cariño, debo dejarte, te llamo mañana— y sin esperar a que yo responda, él cortó la llamada

Me tiré hacia atrás en la cama y dejé el teléfono a un lado, cerré mis ojos y me quedé profundamente dormida.

(. . .)

A la siguiente mañana me desperté por culpa del rayo del sol, me había olvidado de cerrar las cortinas por lo que el sol me daba directo a la cara. Me puse de pie y caminé hacia el baño, abrí la puerta y escuché el sonido de la ducha, al parecer, Tom se estaba duchando, me importó poco por lo que comencé a cepillar mi cabello, lavé mis dientes y luego mi rostro, al terminar me dirigí a la puerta hasta que escuché una voz detrás mía decir

—¿Pásame mi ropa quieres?— rodeé mis ojos y tomé el bulto de ropa, me giré y al mirar al frente estaba Tom, estaba completamente musculoso, tenía abdominales, sus venas se marcaban en sus brazos.  —¿Te gusta lo que ves?— miré directo a sus ojos y puse su ropa sobre el lavabo para salir rápidamente del baño. Caminé hacia la cocina y me hice un café en mi taza, por supuesto. Hice unas tostadas y comencé a desayunar mientras miraba algo en la computadora. Oí unos pasos y elevé mi mirada, él solo sonrió y se hizo un café, tomó una de mis tostadas y la mordió, en verdad, no tenía ganas de discutir pero lo hubiese hecho. Él tomó su teléfono y luego de unos minutos lo dejó a un lado, yo ya había terminado de desayunar así que dejé mis cosas en el lavabo y me senté en el sofá, Tom se sentó a mi lado y se acomodó quedando frente a mi

—¿Cómo la tenía tu amigo?— me ahogué con mi propia saliva al oír su pregunta

—¿A qué te refieres?— el rodó sus ojos y rio un poco

—Su polla, ¿Era grande?— respondió como si fuera la pregunta más normal del mundo. Me sorprendí al oírlo hablar así

—¿Qué te hace pensar que tuve sexo con él?— Tom se encogió de hombros

—Volviste muy tarde. Pero tranquila, no le diría a Otis absolutamente nada, lo juro— me reí ante su comentario

—No...No tuve sexo con él— Tom me miró directo a los ojos no muy convencido a mi respuesta

—Bueno...Me alegra saber que solo tienes sexo con Otis— él rio y yo dirigí mi mirada hacia el suelo y luego volví a mirarlo, evitando responder ya que no, nunca había tenido sexo con Otis y al parecer, Tom, se dio cuenta de lo que estaba queriendo decir al apartar mi mirada de la suya, así que, su sonrisa se esfumó —¿Nunca has tenido sexo con Otis?— negué con la cabeza, él volvió a reír —¿Es una broma, cierto?— mi rostro estaba completamente serio, mirándolo a los ojos dándole a entender que no, no era una broma —Eres...¿Eres virgen?— su rostro se notaba preocupado, como si fuera algo malo pero, yo solo asentí

—¿Qué tiene de malo?— pregunté y él seguía sin creerme

—Perdí mi virginidad a los doce años, Stephanie...Y tu tienes a Otis de novio desde que tienen catorce años, ¿Cómo es posible que sigas siendo virgen?— me encogí de hombros y suspiré un poco 

—En realidad es que...Su familia no deja que tengamos sexo— los ojos de Tom se abrieron como platos al oírme decir eso

—¿Ni siquiera se tocaron?— negué —¿Ni por encima de la ropa?— volví a negar —¿Chupones?— negué nuevamente —¿Caricias?— negué otra vez —Wow...Se me hace difícil creerte, ya que, Otis siempre fue de los que siempre pensaban en mujeres cuando éramos pequeños— me encogí de hombros

—Aunque...En verdad, no me siento cómoda como para tener mi primera vez con Otis— confesé —¿Por qué coño estoy hablando de esto contigo?— Tom rio y sentí mis mejillas calentarme al sentir vergüenza al estar hablando de eso con él, lo peor era que estaba hablando de esto con él como si estuviera hablando con mi mejor amiga.

Tom, te odio.


Fuera De La Ciudad - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora