~Día 5~

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Estábamos en casa con Otis, él estaba terminando de prepararse en el baño, cuando oí su teléfono y me acerqué para tomarlo, y dárselo, pero vi algo que me descolocó. Al tomar el móvil, en la pantalla se veía el nombre de una mujer, Katie, para ser más exacta, y el mensaje decía

"Te extraño, cielo, ¿vienes a casa luego del bar?"

No sentí rabia, ni celos, sentí tristeza, ya que, al ver otros mensajes de texto que ella le enviaba, me di cuenta que esa chica, esa chica era su amante, y Otis la trataba de la forma que a mi siempre me hubiese encantado que me trate, con palabras bonitas y con un "Buen día, cielo".

Mi cuerpo comenzó a temblar de inmediato, comencé a pestañear rápido intentando no llorar, me di una última mirada al espejo y salí del cuarto, escuché el timbre sonar y abrí la puerta, estaban los chicos allí fuera, Bill, Gus y Georg dentro de la furgoneta gris, los tres me saludaron con la mano y observé a Tom salir del auto con un rostro preocupado, se acercó a mi y corrió un mechón de pelo detrás de mi oreja

—Tu nariz...— susurró.

¡Mierda! Mi nariz, mi nariz se pone roja siempre que estoy a punto de llorar

—Tu nariz está roja, Stephanie...¿Qué sucedió?— abrí mi boca para responder pero detrás de mi se posó una mano sobre mi cintura, me giré y observé a Otis, él besó mis labios pero yo no tuve reacción

—Otis, no iré...Me...Me siento mal, lo siento...— dije y corrí dentro de la casa

*TOM*

—Está en su periodo, por eso está así, me importa una mierda si no va a mi cumpleaños, Katie estará allí— las palabras de Otis me hicieron hervir de rabia, lo miré a los ojos

—Otis, yo tampoco iré...Sophie está enferma y debo cuidarla— Otis asintió y se fue hacia la furgoneta, sin importarme si él seguía mirando o no entré a la casa, cerré la puerta de un portazo y caminé lo más rápido que pude hacia arriba, maldije en voz baja al ver tantas puertas iguales, pero me acerqué una por una hasta que en una de ella oí un llanto, entré de golpe y Steph jadeó asustada, me miró a los ojos, me acerqué a ella y me senté a su lado sobre la cama

—Tom...

—Cállate y abrázame, Stephanie...— ella se acercó a mi y me abrazó lo más fuerte que su cuerpo le permitía, enredé mis brazos en su cintura y la senté en mi regazo, abrazándola sin hacerle daño, acariciando su espalda y besando su hombro suavemente. Ni sé cuanto tiempo estuvimos así pero al cabo de cinco minutos, creo, se soltó del abrazo y se sentó sobre la cama

—Vi unos mensajes de Otis con una tal Katie...Yo...— me maldije por no haberle dicho nada antes, yo ya sabía quién era ella, y también sé que cuando Otis se fue fuera de la ciudad, en realidad él se había ido a pasar unas semanas en casa de Katie.

Steph elevó su rostro y me miró a los ojos, desvié mi mirada, sintiéndome culpable por no haberle dicho

—Lo sabías...¡Lo sabías!

—Sí...Pero Otis dijo que no te dijera nada, Stephanie...

—¡¿Y eso que me importa idiota?! ¡Tendrías que habérmelo dicho y ahora no estaría pasando por esto!— me puse de pie y ella igual, comenzó a gritarme insultos mientras lloraba y me tiraba almohadas, me acerqué a ella y la tomé por los brazos

—¡Cálmate!

—¡No quiero, no lo haré Tom! ¡Te odio!

—¡Pues yo te amo, Stephanie, te amo más que a nada en el mundo, te volviste una de las mujeres más importantes en mi vida, Stephanie y la razón por la cual no te dije es porque no quería que te pongas como estás ahora, porque no sabría como reaccionar!

Fuera De La Ciudad - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora