*TOM*
Cerré la puerta de mi cuarto luego de haber discutido con Stephanie. El estar escuchando a ella y a su amiga Olivia hablar estaba haciendo que me arda la cabeza, estaba aturdido, por lo que salí del cuarto y me dirigí hacia la sala de estar donde estaban ellas, las miré y por obvias razones Stephanie dejó de mirarme en cuanto dirigí mi mirada a ella.
—Saldré— dije mientras tomaba la copia de las llaves que Otis me había entregado. Olivia sonrío y me saludó con su mano mientras que Stephanie ni siquiera me miró y siguió hablando con su amiga.
Esta chica me iba a sacar de quicio
Salí de la casa y cerré la puerta detrás de mi, comencé a caminar pensando en todo lo ocurrido estos días, la segunda semana se estaba acercando y eso me ponía feliz porque ya no tendría que verle los ojos a Stephanie pero por otro lado estaba triste, ya no iba a poder molestarla o hacerla enojar. Steph es tan inocente, vulnerable, pequeña, tiene personalidad de una niña y podría sonar raro ya que tengo veintiún años pero, eso me gustaba. Nunca había conocido a una chica así, ni siquiera cuando tenía la edad de Stephanie, todas eran bastantes coquetas y no dudaban ni un segundo en lanzarse a mi, Stephanie era distinta, muy distinta a las demás y el ser así me daban ganas de saber más de ella.
Otis me llamaba todos los días para saber el estado de Stephanie, siempre le decía que estaba cocinando o haciendo alguna tarea del hogar por lo que ella estaría ocupada toda la tarde, horario en el que Otis podía llamarla.
Nunca pensé que él iba a ser de tal forma, tan manipulador, controlador y bueno, era un golpeador, nunca me lo imaginé golpeando a alguien y ¿Por qué golpeaba a alguien como Stephanie? Ella es una chica bonita, inocente, sumisa, tierna, simpática y generosa, es como si le pegaras a un pequeño cachorrito, no entendía el porqué de las acciones de Otis.
El día que fui por primera vez, cuando discutí por primera vez con Stephanie. Ella se acercó a él y observé atentamente como se miraban el uno al otro. La mirada de Otis era fría con una pizca de amor mientras que la mirada de Steph transmitía miedo y respeto, como si Otis fuera una autoridad ante sus ojos, como si fuera su dueño. Era como si ella fuera su mascota, su pequeño cachorrito y él, su dueño que lo golpea para desquitarse.
Luego de unos minutos de caminar un poco, volví a la casa, suspiré y abrí la puerta con las llaves, un aroma delicioso inundó mis fosas nasales, elevé la mirada y estaba Stephanie concentrada decorando lo que parecían ser cupcakes, al parecer Olivia se había ido. Sonreí al verla tan concentrada, se veía tierna.
—¿Qué haces?— pregunté aunque fuera muy obvia la respuesta
—Pizza, ¿acaso no lo ves? Son cupcakes— respondió y rodó sus ojos. Me acerqué a la barra de la cocina quedando frente a ella, me senté, puse mis codos sobre la barra de mármol y coloqué mi rostro entre ambas de mis manos
—¿Estás enojada?—
—Sí—
—¿Cuanto?—
—Muchísimo—
—¿Por qué?—
—Porque eres un idiota, Tom— se dio media vuelta y tomó su taza favorita, esa que no lavé y que hizo que se enoje conmigo. Al parecer ella la había lavado así que la colocó encima de la barra y puso café dentro. Me quedé mirándola a los ojos esperando que me ofrezca un cupcake y café o algo por el estilo —¿Por qué me miras así?—
—¿No vas a ofrecerme?— dije mientras apuntaba al café
—¿Quieres?— preguntó y respondí asintiendo. Tomó una taza y puso café en ella, me la entregó y dejó un cupcake al lado
—¿De que son los cupcakes?— pregunté mientras lo tomaba y lo acercaba a mi boca
—De vainilla y fresa— antes de que responda el sabor a fresa inundó mi boca, nunca me había gustado la fresa en verdad, por lo que comí el cupcake intentando no hacer ninguna cara extraña o algo por el estilo. —Si no te gusta, dímelo— musitó mientras llevaba un cupcake a su boca
—Si me gusta, Stephanie, ¿Qué dices?— intenté mentir lo mejor que se me era posible
—Deja de mentir, si no te gusta solo dímelo y come otra cosa, no me sentiré mal—
—Cállate, están deliciosos— musité mirándola a los ojos metiendo en mi boca el último pedazo de cupcake —¿Ves? Me lo he comido todo— ella rodó sus ojos y siguió comiendo mientras tomaba café.
Luego de unos minutos, ambos habíamos terminado así que, levantamos las cosas y las pusimos en el fregadero, luego tomé asiento en el sofá y prendí la televisión, mientras me acomodaba vi de reojo como Stephanie se sentaba a un lado de mi y comenzaba a leer ese estúpido libro que probablemente ya se lo había leído mil veces. —¿No te cansas?— pregunté sin mirarla a los ojos, ella elevó su rostro y yo dirigí el mío hacia el de ella, cuando nuestros ojos se encontraron ella desvió la mirada hacia otra parte, sonreí ante su actuar
—¿De qué?— me respondió
—De leer ese libro, apuesto que lo has leído mil veces— ella se encogió de hombros
—Tal vez, pero me gusta...Es de mis libros favoritos, o bueno, solamente tengo dos libros y este es mi favorito— respondió mientras aguantaba sus ojos en los míos
—¿Por qué tienes solo dos?— pregunté curioso. Al saber que le gustaba mucho leer se me hacía raro que tuviera solamente dos libros.
Un suspiro salió de sus labios
—Por Otis...Él dice que son una perdida de tiempo, por lo que los dos libros que tengo están muy bien escondidos—
Hijo de puta...
—Ya veo...— no quise opinar del tema, no quería discutir, no otra vez. —Hoy saldré a una fiesta y volveré tarde, o tal vez ni volveré a dormir— dije mirando su cabello moreno, ella asintió
—Está bien, no llegues con ninguna chica, por favor, Tom— me reí ante su comentario
—¿Y si lo hago qué? ¿Te pondrás celosa?— vi sus mejillas sonrojarse
—Llamaré a la policía, eso haré, Tom— luego de decir eso mirando fijo a mis ojos, casi fulminándome con la mirada, volvió a observar su libro
—¿Por qué es tan interesante ese estúpido libro?— ella ignoró mis palabras pero vi como rodaba sus ojos ante mi comentario —Déjame ver— dije y le saqué el libro de las manos
—¡No, idiota, devuélvemelo!— gritó e intentó tomar el libro, pero ya era tarde, lo tenía en mis manos
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Fuera De La Ciudad - Tom Kaulitz
Fanfic"Todo empezó con una taza...Y terminamos teniendo sexo a las espaldas de mi mejor amigo" Stephanie Collins, una pequeña niña inocente de carácter fuerte, conoce a los amigos de la infancia de su novio Otis Weber un hijo de puta que la golpea siempre...