Confirmando lo imposible

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A veces, anhelas regresar a una época en la que las preocupaciones más insignificantes no existían. Te sientes frustrado por no haber aprovechado al máximo cada etapa de tu vida y a menudo no puedes evitar caer en la estúpida idea de cumplir las expectativas de los demás, lo que te genera una gran presión.

Sueñas con un mundo en el que las diferencias no se magnifiquen, donde tu reputación no se base en expectativas irreales. Anhelas un lugar donde puedas ser tú mismo sin temor al juicio de los demás, incluso si eso significa enfrentar el miedo de no cumplir con lo que esperan de ti.

Pero...

A pesar de desear un cambio, te aterra la idea de romper con la rutina y la comodidad. La sociedad puede ser una carga, pero, paradójicamente, la familiaridad de tu situación actual te mantiene prisionero. A veces, resulta complicado aceptar que las cosas pueden ser diferentes, y aunque deseas el cambio, te aferras a la versión de ti mismo que otros esperan, incluso si eso no te hace feliz.

Este era el caso de Craig Tucker.

Viviendo su día a día como si fuera el mejor de todos, porque eso le dijeron que era, pero en el fondo sintiéndose tan pequeño como para aceptar sus verdaderos deseos.

Entró y cerró la puerta.

-Hijo, ¿ya llegaste? -resonaba la voz de una mujer desde la cocina.

Craig no estaba de humor, solo había pasado por su casa para cambiarse antes de encontrarse con sus amigos.

-Sí, mamá... -dijo sin ánimos. Antes de que pudiera subir e ir a su habitación, su madre salió de la cocina para hablar con él. Se sentía irritado ante la probabilidad de ser regañado por algo, aunque ni él sabía qué había hecho.

-¿Qué pasó ahora?

-Nada, ¿no puedo hablar con mi hijo acaso?

Craig lo miró con una expresión de "te conozco", y su madre le devolvió una mirada que parecía decir "si ya lo sabes, no refutes". Sin ánimos, fue con su mamá al sofá para sentarse y hablar. No tenía ni idea de lo que ella quería decirle.

-Bien, hijo, sé que no hablamos mucho... pero, quería decirte que si necesitas desahogarte con alguien -dijo indecisa-. Estoy aquí para apoyarte...

Craig la miró extrañado, su madre casi nunca hacía estas cosas, excepto con Tricia, pero ella era otro caso aparte. ¿Acaso su mamá había notado que andaba más amargado de lo normal? Bueno, no sería raro, desde la horrible situación del lunes, el terrible martes y el desalentador miércoles que era hoy, y por cierto, ese enano bastardo, como llama a Tweek, se las vería con él. Craig no estaba muy alegre. Nunca lo estaba, pero especialmente en estos días.

Craig no parecía dispuesto a abrirse con su madre. Con una respuesta fría y sin muchas ganas, se despidió y se dispuso a prepararse para salir con sus amigos.

En ese momento, Laura Tucker quedó sumida en sus pensamientos. Había sido madre, pero su maternidad no se había desarrollado de la mejor manera. A veces, se sentía arrepentida de su matrimonio con Thomas Tucker, un hombre frío que había influido en su personalidad y en la relación con sus hijos. Su deseo de mantener a la familia unida los había llevado por un camino de falta de confianza y expresión de cariño.

Mientras tanto, Tricia, la hija menor, llegó a casa y notó algo inusual en su madre: una leve sonrisa. Laura le ofreció comida y, para sorpresa de Tricia, le permitió invitar a su amiga Karen a quedarse a dormir.

La niña no perdió tiempo y le envió un mensaje a Karen para darle la buena noticia.

...

Con la noche cayendo, Tweek se recostó en su cama, reflexionando sobre las complejidades de su vida. La secundaria se estaba convirtiendo en un terreno lleno de tensiones y desafíos, y Tweek anhelaba encontrar un poco de paz en medio de la tormenta. Empezó a cuestionarse su actitud impulsiva y los problemas constantes con Craig.

Destino o Castigo - [ Creek ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora