Eso que acabará conmigo

539 73 444
                                    

Según el pronóstico del clima, hoy hará un día soleado, algo que no se veía a menudo, por lo que era un gran día para salir por ahí a divertirse en un pueblo montañés donde el frío es pan de cada día; esto era una bendición, al menos mientras durara.

Se aferraba al caballito mientras el carrusel daba vueltas. A diferencia de la última vez que subió a uno, se estaba divirtiendo. Puede decirse que era algo infantil, pero aún así le encanta.

Todo daba vueltas y se sentía mágico, al menos hasta que se detuvo; ahí acabó la magia y tuvieron que bajar.

—Eso fue divertido —dijo Tweek con una sonrisa tímida—. Lástima que terminó tan pronto.

—¡No te preocupes por eso! —dijo Bebe, tomando a Tweek de los hombros.
—Subamos a las sillas voladoras.

Eso animó a todos porque era algo más extremo y emocionante, excepto a Tweek y Craig, que aún recordaban lo de la última vez.

—Creo que paso —dijeron al mismo tiempo. Se sorprendieron ante eso y rieron.

Pete, que estaba al lado de Tweek, miró con enojo esa escena; recordaba que antes les pasaba lo mismo, pero Tweek jamás reía como lo hace ahora.

—Si no quieres subirte… —dijo Pete, tomando el brazo de Tweek—. ¿Deberíamos ir a tomar un café hasta que terminen?

Tweek no supo qué decir; en realidad, trataba de no tomar mucho café porque le ponía ansioso.

—No toma café tan seguido, además hace calor —dijo Craig con seguridad, tomando el otro brazo de Tweek para decirle algo.
—¿No quieres una chocolatada?

Los otros presentes se sintieron como espectadores de una escena de película.

—¿Por qué suena como la línea de un libro cliché? —dijo Tolkien confundido. —Meh, me da igual, vamos a subirnos de una vez o tendremos que hacer una larga fila.

Clyde y Bebe lo callaron.

—¡Espera! —dijeron al mismo tiempo.

—¿Qué prefieres, Tweek? —dijo Bebe emocionada—. ¿Café o chocolatada?

Ambos chicos lo miraron expectantes.

Sinceramente, no sabía qué responder a eso, pero hacía calor, así que sinceramente…

—Una chocolatada, creo —dijo Tweek con ingenuidad, y Craig le sonrió a Pete con orgullo. —Es que hace mucho calor para un café.

Pete soltó su agarre de Tweek con desilusión y vio cómo Craig lo llevaba hasta un puesto para comprarle su chocolatada. ¿Por qué tenía competencia? Ni siquiera se podían comparar; él conocía a Tweek mucho más que cualquiera. Pero este no era el fin; solo ganó la primera ronda.

Los amigos de Craig veían extraño a Pete. ¿Por qué hacía una expresión tan deprimente?

—Oye, amigo —dijo Clyde acercándose emocionado. —¿Vienes con nosotros? Ah, y de paso, ¿me das tu autógrafo?

—Ah… —vio cómo Tweek se estaba divirtiendo en ese momento y sintió una opresión dolorosa en su pecho. —Sí, supongo.

—¡Genial! —dijo Clyde aún con emoción.—Oye negro, ¿no le vas a pedir un autógrafo también?

—Ya tengo uno —respondió con tranquilidad. —Les dije que podía conseguirlo en cualquier momento.

—Cosas de ricos… —dijo Bebe y luego desvió su mirada hacia Tweek y Craig.
—Interesante…

Los cuatro fueron hacia las sillas voladoras; Jimmy no pudo ir ese día porque tenía un concurso de chistes en otro estado. Pero igual, se divertían por él. Bebe, por su lado, seguía observando algo curiosa la escena. Tweek sonreía de una forma especial ante las cosas estúpidas que aparentemente decía Craig, era aparente porque no podía escucharlo desde tan lejos pero lo supuso. Craig siempre dice cosas estúpidas.

Destino o Castigo - [ Creek ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora