Tuvo que pasar un mes para que al palacio llegara una invitación de parte del conde Hinata.
Shoyo miró la carta en sus manos con sorpresa, ojeando el papel más de una vez para verificar que ese fuera realmente el sello de su padre y no una simple imitación. No solo poseía aquel gesto de autenticidad, sino que también tenía su firma personal.
—¿Por qué estás tan sorprendido? — había preguntado Kageyama esa tarde, su hija de seis meses en sus brazos se encontraba en el mundo de los sueños con sus dos brazos alrededor del cuello de su padre — ¿No es tu padre?
Su pareja desvío esos ojos marrones hacia su dirección, suspirando y frunciendo los labios casi al instante.
—Estamos hablando de la persona que no me habla desde hace más de un año.
—Tal vez quiere arreglar el asunto.
Volvió a suspirar, tomándose un tiempo para leer con cuidado el contenido de la carta nuevamente y verificar que de verdad leyó bien y no era una simple equivocación. Era una invitación al cumpleaños de Natsu, quien siempre solía hacer banquetes sencillos pero alegres y llenos de conocidos.
—Pues no es eso lo que me sorprende, Kageyama — aclaró el más bajo, enseñando el papel al azabache para que el mismo leyera la información —. También estás invitado.
—Quizás por protocolo.
—No creo que sea por eso.
Tobio también se quedó bastante pensativo con respecto a ese tema, por una parte podía entender que cuando en Conde Hinata escribió aquella invitación tuvo que incluir al azabache mayor por mera educación, tomando en cuenta que este seguía siendo el príncipe heredero y dentro de unos meses el futuro rey.
Igualmente influía bastante que el de ojos azules había hablado con el adulto hace poco tiempo.
—No le veo nada de malo, Hinata — terminó por decir Tobio, regalándole una sonrisa a su esposo. Shoyo, por trigésima vez en la tarde, volvió a leer el contenido de la carta para ver si no estaba equivocado —. Quizás ya tu padre considere que es hora de ponerle fin a todo este asunto.
—Pero, ¿por qué ahora? Llegamos al reino hace cinco meses, cuando estuviste en la guerra no envió ni una carta para saber cómo estaba. ¡Y estaba en un reino que ni siquiera era el mío! Es que no le veo sentido, Kageyama.
—Complicar el asunto no te dará las respuestas. Debes hablar directamente con tu padre.
El pelinaranja sabía que Tobio tenía razón. Él lo entendía, pero no podía sacarse de la cabeza lo extraño y sospechoso que era toda la situación porque su padre no podría haber cambiado de opinión tan fácilmente.
Debía existir algo que estaba dejando pasar y, por más que quisiera evitarlo, la respuesta venía en tener esa conversación con su progenitor.
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Amor y Coronas (Haikyuu M-preg)
FanfictionLuego de varios desencadenamientos históricos, la humanidad volvió a sus antiguas normativas de gobierno:Rey, reinas, príncipes, condes, etc. Ahora, en el siglo "XXX", un grupo de jóvenes de alto rango, son básicamente obligados a unirse por alianz...