[Capítulo 3]

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— Kageyama, hagamos un bebé.

Por segunda vez Hinata lo había dejado sin palabra alguna para argumentar debido a su extraña manera de expresar las cosas, no le daba vergüenza, las decía tan directamente que era sorprendente.

Tobio se había quedado con la mano en la manilla de la puerta y el cuerpo a medio girar en dirección a la cama, su cerebro no parecía hacer reacción alguna, estaba literalmente intentando buscar una respuesta razonable. Es que no tenía ni idea de que decir, ¿por qué aquel chico eran tan.. Único?

— Un segundo — le murmuró al más bajo intentando ordenar sus pensamientos —, ¿qué?

Lo miró con una ceja alzada, como si su respuesta fuera lo más ilógico que había oído — Que hagamos un bebé, tener sexo, hacer el delicioso, como quieras llamarlo.

Se sonrojó automáticamente, pero eso no evitó que su ceño se frunciera ante aquella propuesta — ¿De dónde sacaste ese fugaz pensamiento?

Hinata bajó la cabeza en un intento de desviar la mirada penetrante del pelinegro — Kageyama..

— ¿Mi madre te amenazó nuevamente? — interrumpió aún con el ceño fruncido — si es así..

— No se trata específicamente de eso — le aclaró —, no sirve de nada que hables con tu madre, ¿lo entiendes? Ni tú ni yo pagamos las consecuencias. Kageyama, si te soy sincero en mis pensamientos ahora mismo me doy cuenta que si me están obligando a tener un hijo... No está mal que tú seas el padre.

El mencionado quedó estático en su sitio nuevamente.

— Así que — continuó —, tengamos sexo y hagamos un bebé — ante el silencio de Tobio, añadió —. ¿Me vas a quitar los pantalones o debo explicártelo?

Honestamente, Tobio estaba super impactado.

— Bien — le dijo después de unos segundos —, tengamos sexo.

Fue entonces cuando el más alto se acercó a Shoyo y se agachó para quedar a la altura de sus labios, recibió una confirmación con la cabeza y unió sus bocas en un beso lento, con calma. Nunca se habían besado de esa manera, explorando torpe y nerviosamente con sus manos el cuerpo contrario.

Entonces, Kageyama profundizó el beso al tiempo que comenzaba a desabrochar la camisa del más bajo, botón por botón. En un pequeño movimiento donde se separaron dejando ver ambos rostros sonrojados y una mirada llena de deseo, de saber que seguía, de continuar;fundirse el uno con el otro, porque ellos lo sabían. Entendían que la incomodidad que deberían sentir no existía.

Terminaron acostados en la gran cama que adornaba la habitación, bajo suspiros y jadeos, camuflados en toques de la piel que clamaba atención y ardía entre los dos. Hinata asintió dándole a entender a Tobio que podía continuar;su pantalón desapareció, junto a su ropa interior. Le dio la vuelta poniéndolo en cuatro alzando su trasero y dejando su cara en la almohada. Un dedo se fue introduciendo lentamente en su interior, se sentía raro, no parecía eso tan horrible que le habían descrito toda su vida.

Le siguió otro, empezando a expandir y preparar lo más posible para dar paso a un tercer dedo, sus quejidos se fueron convirtiendo en gemidos que trataba de acallar mordiendo aquella almohada. Uno de ellos tocó un lugar haciendo que arqueara su espalda y soltara un sonido que claramente el objeto que cubría sus jadeos no podía callar.

Kageyama le avisó que iba por esa parte, mientras depositó un beso en su mejilla como muestra de lo que estaba pasando y de las emociones de los dos en ese momento. Le dio la vuelta nuevamente abriendo sus piernas y colándose entre ellas;entró en él lentamente, mirando la expresión de el más bajo. Mordía su labio, sus ojos llorosos pedían clemencia al mismo tiempo que clavaba sus uñas en la espalda de Tobio.

Amor y Coronas (Haikyuu M-preg) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora