[Capítulo 9]

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— ¿Cómo demonios pasamos de organizar estrategias de Guerra a espiar a nuestras parejas en una pijamada? — Preguntó Bokuto con sincera confusión

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— ¿Cómo demonios pasamos de organizar estrategias de Guerra a espiar a nuestras parejas en una pijamada? — Preguntó Bokuto con sincera confusión.

A su lado, Lev le hizo un gesto demasiado exagerado para que bajara la voz, puesto que debían ser lo más silenciosos posible si no querían que los oyeran. Tsukishima e Iwaizumi no parecían muy interesados en estar en ese lugar, pero aún así no se habían movido de su sitio.

Kageyama solo tomaba un pequeño cartón de leche, sumido en sus pensamientos y mirando a un punto fijo de la pared. Kuroo y Daichi eran los que único estableciendo una conversación, mientras Asahi bostezaba en la otra esquina y Ushijima ni siquiera entendía a la perfección qué hacían allí.

El Duque arqueó una ceja ante lo ridícula que era toda la situación en la que se encontraban, y se limitó a mirar de reojo aquel campo visual donde se oían risas y resonaba el sonido de una película de fondo;Comedia, aparentemente.

Akaashi parecía muy concentrado en lo que se encontraba viendo, riendo suavemente de vez en cuando y regalándole a Bokuto una excelente escena de felicidad antes de que partiera a la guerra. En ocasiones, la primera discusión que tuvieron aún resonaba por su cabeza, recordando esos preciosos ojos empañados de lágrimas ante la noticia de que partiría a un lugar donde su vida corría peligro.

También, siempre tenía presente el hecho de que sería padre, y de que había una pequeña vida creciendo en el interior de su pareja. Suspiró, provocando que una sutil sonrisa se plantara en su rostro, pensando en como sería aquella criatura que venía en camino y lo emocionante que sería sostenerlo en sus brazos.

Fue allí cuando el caos se desató.

Por lo visto, la posición tan extraña en la que se encontraba Lev para espiar a los Donceles le jugó una mala pasada, terminando por hacerlo caer de golpe al suelo y causando un ruido que no se pudo amortiguar con nada. Kageyama jadeó de sorpresa, apretando el pequeño cartón de leche que sostenía en su mano y causando que esta se derramara un poco y terminara con una estruendosa risa de parte de Kuroo.

Bokuto terminó por llevarse una mano a la cara porque la risa de su mejor amigo era conocida por ser nada sutil.

Y en menos de lo que dura un parpadeo, pudo divisar a las parejas de todos frente a ellos mirándolos con una ceja alzada, más manos en la cadera y los labios fruncidos. Estaban en problemas.

— ¿Qué hacen aquí? — Indagó Oikawa, señalandolos a todos acusatoriamente.

— Es obvio — Le respondió Kenma, sin ánimo y desviando la mirada de un azabache en específico —, nos espían.

Era el turno de Kōtarō para tragar grueso cuando esa mirada azul grisácea se posó en él, estudiandolo de pies a cabeza con los ojos entrecerrados — ¿Bokuto-San? — Cuestionó, buscando alguna explicación razonable de parte del bicolor.

Amor y Coronas (Haikyuu M-preg) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora