Nos estacionamos en uno de los restorantes más famosos de San Diego, junto a docenas de autos lujosos y de último modelo. Sorprendida, miro a Vic por largos minutos.
¿Cómo puede traerme aquí? Hasta hace unos días, seguía oyendo a papá quejarse de lo costoso que era este lugar. Y de cómo la gente solía presumir su dinero.
Vic toma mi mano, haciendo que vuelva a la realidad. Y como por acto de reflejo, golpeo su hombro.
-Auch! -Se queja- ¿Y eso por qué?
-Por pensar que entraría a este jodido lugar -Me cruzo de brazos molesta.
Vic me mira extrañado, como si acabara de decir que soy un alien y tengo la capacidad de leer su mente.
-Es el más lujoso de la ciudad, yo pensé que... No lo sé ¿A qué chica no le gusta lo costoso y totalmente lujoso?
-¿Me has observado? ¡Llevo jeans hasta para ir a una cita! ¿Y tú crees que me va a gustar un lugar donde andan con vestidos de miles de dolares? -Bufo entre indignada y divertida. Molestar a Vic sin duda es fantástico.
-¿Entonces...? -Aprieta el volante, mientras mueve los dedos. Noto lo nervioso que está y eso me hace sonreír.
-¿Qué esperas? -Pregunto- ¡Por una pizza y ya! Muero de hambre.
Manejamos hasta la pizzería más cercana, y rápidamente el ambiente cambia. Suelto un suspiro de alivio, es como estar en casa.
-Iré a pedir la pizza y vuelvo. Busca un lugar cerca de la ventana -Sonríe y en un caminar danzarín, pasa por entre medio de algunas mesas.
- ¿Es más entretenido mientras te burlas de la gente que muere de hambre y te ve comiendo? -Pregunto, porque puede escucharme aún a la distancia.
-Lo es -Asiente.
Quince minutos después comenzamos a comer. Y a tener la más extraña cita del mundo, pero la más normal.
-¿Entonces te gusta burlarte de la gente? -Alzo una ceja, divertida.
-No, me gusta verlos sufrir -Dice, mientras masca un trozo de pizza. Suelto una carcajada.
-Sí que eres cruel, Fuentes -Tomo un sorbo de soda- Pero no esperaba menos de tí.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Que finges ser siempre el correcto, cuando en el fondo quieres simplemente desatarte y vivir la vida sin reglas -Lo observo, esperando una respuesta digna de mi análisis.
-Estás equivocada, Bonnie. Soy correcto porque viví la vida al máximo y provoqué muchas cosas. Verdaderos y buenos amigos que se aburrieron de lo estúpido que fuí, familia, todo. Caí en un vacío extremo. Ya nada importaba. Me corté, muchos años. Y mandé a la mierda cualquier tratamiento. Comencé a beber. En fin, fueron años difíciles.
No tengo palabras. Simplemente me levanto y voy a abrazarlo.
-Lamento todas esas veces en las que dije que no me entendías, nunca pensé... Yo imaginé algo distinto, ya sabes, mujeres, fiestas, más mujeres, alcohol -Tomo su mano, lo que hace que me mire- De verdad lo siento.
-No hay que disculparse, Bonnie. Tú no tenías idea de qué ocurrió en mi pasado -Nos quedamos un tiempo en silencio. Hasta que Vic vuelve a sonreír y comienza su segundo trozo de pizza- Anda, come. Se enfriará y no queremos desperdiciarla.
Asiento, y en cosa de minutos acabamos con todo.
-¿Qué tal si caminamos por ahí? -Pregunta.
-Sería genial.
