Todo estaba oscuro. Comencé a caminar, intentando encontrar un lugar donde estuviera iluminado.
Luego de lo que parecieron horas de caminata, logro encontrar una luz. Aquello parecía un destello, proveniente de una linterna o algo parecido.
Cuando estaba apunto de acercarme, todo volvió a la oscuridad. Unas risas comenzaron a escucharse cerca de mi, tanto así que podría decir que estaban susurrándome.
Conocía esa risa.
-Hemos vuelto a encontrarte -Se escucha seguido de carcajadas. Un circulo rojo se forma a mi alrededor, y sobre él, velas blancas que se encienden de golpe.
-Estúpida, hemos vuelto a encontrarte.
No, otra vez no. Aquellas voce, mis demonios. Demonios que había ahogado...
-¿Olvidas que sabemos nadar? -Grita, haciendome sobresaltar- ¿O el simple hecho de no morir?
-Somos la muerte -Susurran muchas voces al mismo tiempo.
No, no, no. Quería gritar. Necesitaba gritar, pero algo me lo impedía. Algo me apretaba la garganta al punto de ahogarme.
Déjenme en paz. ¡VAYANSE!
Más carcajadas.
Una mano se acerca sigilosa y toma mi muñeca. Cuando volteo, logro ver a un ser completamente de negro acercarse hacia mi. Intento safarme de su agarre, pero a cambio, pasa sus dedos por mi muñeca, enterrando las uñas. Grito de dolor, mientras la sangre brota lentamente y el ardor crece.
-¿Bonnie? -Es Tony. Y no puedo llamarlo, no puedo pedirle ayuda, no puedo.
El ser suelta una última carcajada antes de soltarme.
-Espero recuerdes que vivimos dentro de ti, nos alimentamos de ti. Somos tú.
Abro los ojos de golpe. Comienzo a llorar, recordando aquella pesadilla que no ha hecho más que dejarme aterrada. Más que pesadilla, realidad. Me asusta pensar que después de tres años de infelicidad decidan aparecer ahora y que me atormenten cuando realmente estoy bien.
-¿Bonnie? -Susurra Tony antes de sentarse junto a mi y abrazarme. Apoyo mi cabeza en su pecho, intentando buscar protección. Nunca tuve más apoyo que aquel chico, Andy. A pesar de no entender todo lo que me ocurría, seguía a mi lado, noche tras noche, consolandome. Ahora Tony está tomando ese papel, y es lo que me preocupa. No puedo dejar que arruine su vida como lo hizo Andrew.
Al momento de intentar quitarme el sudor de la frente, siento el ardor en mi muñeca. Me separo lentamente de Tony para lograr ver. Rasguños lo bastante profundos para que de ellos brote sangre.
-Te he visto hacerlos, mientras aún dormías -Vuelvo a abrir ampliamente los ojos, sorprendida. Debía de suponer que volvería a ocurrir, no debía confiar en que todo sería tan fácil.
¿Por qué mierda vuelvo a esto, justo ahora? Pensé que todo había pasado, que mis demonios habían desaparecido.
-Quiero que me cuentes de que va todo esto Bonnie -Exclama. Veo preocupación en sus ojos, pero sé que está asustado. Aquella mirada, la recordaba. Andy habia puesto sus ojos de la misma manera en que lo había hecho Tony, cuando se entero de esto.
-No sé por donde comenzar, Tone -Suelto un suspiro mientras quito las pequeñas gotas de sangre que se posan en mi muñeca. Bajo la cabeza, algo avergonzada.
-¿Qué tal si empiezas desde el principio? -Vuelve a exclamar, mientras me lanza una mirada reprobatoria. Sé que le desespera saber qué ocurre y lo entiendo. Por unos momentos dudé qué decir, o si era mejor inventarle una excusa lo suficientemente creíble para que dejara de hablar del tema por un tiempo, pero al fin y al cabo, descubriría todo. Era mejor que lo supiera de mi, a que de un médico.
