Tenía miedo. Joder! Tengo mucho miedo. Estoy asustada y a la vez nerviosa.
Ya han pasado dos horas, veinte minutos y treinta segundos desde que Kellin había llamado para decirme si a las siete de la tarde podríamos juntarnos a tomar un café en un lugar cerca de aquí.
Acepté con gusto, ya que lamentablemente aún siento ese puto nerviosismo cada ve zque escucho su voz o estoy cerca de él.
No quería parecer nerviosa. No. Quería demostrar que esta junta era simplemente amistosa, aunque en el fondo, muuuuuy en el fondo, sólo quería que volviera a pedirme volver a ser novios. Kellin me hace feliz. Gracias a él dejé de hacer muchas cosas y si las volví a realizar fue por mi culpa.
Estuve por lo menos hasta las seis de la tarde viendo Regular Show. Me hice un sandwich y luego cuando faltaban unos diez minutos, subí a cambiarme de ropa.
Unos skinny negros, una camisa a cuadros roja, el mismo sueter color negro y sobre él mi chaqueta beige. Até los cordones de mis bocegos y bajé. Faltan tes minutos para las siete.
Miré por la ventana. El cielo se había nublado y ya no quedaban rastros del bello sol que se posaba hoy en la mañana. Justo cuando iba a dejar de mirar, un jeep negro se posaba frente a mi casa seguido de dos bocinazos.
Salí y besé su mejilla cuando subí al auto.
-Hola -Sonreí. Estaba guapo. Su perfume estaba impregnado en el automovil. Su cabello alborotado y una chaqueta de un color verde bien oscuro, le daban el toque.
-Hola -Intentó sonreír, pero terminó en una mueca.
-¿Qué querías decirme tan imprtante? -Pregunté cuando comenzó a manejar.
-Prefiero decirtelo luego, Bonnie -Me miro. La última mirada en los seis minutos de viaje. No entendía nada. Kellin no hablaba, por lo que estuvimos en un incómodo silencio todo el camino.
Al estacionarnos, Kellin bajó y comenzó a caminar. No tenía problemas en abrir la puerta por mis propios medios y bajar, pero ¿Dónde está el Kellin caballero? Quizá todo era parte de una broma. Aunque bien en el fondo temía que esto no era lo peor.
Salí rápidamente y, con las manos en los bolsillos, caminé hasta llegar al lado de Kellin, quien llevaba las manos igual que yo y la cabeza hacia abajo.
Al entrar, logré sentir un ambiente hogareño y acojedor. El lugar era grande.
Kellin caminaba cada vez más hacia el fondo, y yo ya no sabía que pensar.
-¿Qué tal aquí? -Pregunto señalando la mesa junto a la ventana. Kellin asiente y nos sentamos. Miro a mi alrededor y veo que hay poca gente. Una pareja de ancianos, una chica que lee un libro, un grupo de chicos que ríe fuertemente y nosotros.
La mesera llega a los segundos, junto a un lapiz y una pequeña libreta. Después de una corta charla sobre qué es mejor para el frío, entre la mesera y yo, me decido por un chocolate caliente. Me cabreo cuando Kellin pide sólo un vaso de agua, con la excusa de que lo que tenía que decir, era realmente poco.
-Comienza a hablar, Quinn. Ya que me haz hecho venir a perder el tiempo por algo "realmente poco" -Digo enfatizando las últimas palabra. Kellin tenía el ceño fruncido. Estaba molesto. Pero justo cuando iba a hablar, la mesera trajo nuestra orden. La sigo con la mirada hasta que desaparece detrás de una puerta y vuelvo a mirar a Kellin, ahora yo fruncía el ceño.
-¿Y bien? -Vuelvo a interrogar.
-No es fácil de decir, Bonnie -Me mira por unos segundos, para luego voltear hacia la ventana y perderse en ella por unos segundos. Vuelve a mirarme -Me voy de gira con la banda por tres meses.
