Despierto por el sonido de mi celular. ¿Quién me llama a esta hora? Al ver que no estoy en mi habitación, me levanto de golpe y lo lamento al instante. Un fuerte dolor me inunda. Pongo ambas manos en mi cabeza y froto una y otra vez, intentando que aquel sufrimiento pare. ¿Qué clase de licor barato habré tomado esta vez? Levanto un poco la sábana y suspiro de alivio al verme con toda la ropa puesta, pensando haber cometido un error.
Vuelve a sonar Chop Suey.
Encuentro mi celular, luego de lo que parecieron horas buscando,sobre las sábanas. Contesto rápidamente, para poder dejar de escuchar la que en este momento parece ser la peor canción para despertar cuando tienes resaca.
-¿Hola? -Pregunto bajo.
-¿Dónde mierda estás, Bonnie? Te he estado llamando y no contestas -Grita Tony, algo molesto. Vale, está furioso.
-No grites ¿Sí? Estoy... estoy... -Miro a mi alrededor y no logro reconocer nada. Al momento en que me levanto para salir de la habitación, Kellin entra con una bandeja de lo que parece ser el desayuno. Al verlo algunos recuerdos vienen a mi de golpe. Sé que llegamos, luego no sé y terminamos quedandonos dormidos.
-Estoy con Kellin, Tony. No tienes nada por lo que preocuparte... -Trato de tranquilizarlo.
-¿Que esté tranquilo? Kellin puede ser mi amigo pero nadie me garantiza que ha dejado las manos quietas durante toda la noche. -Escupo el agua que estaba tomando. Comienzo a reír y Tony se enoja, porque lo escucho gruñir. Es ahí cuando decido hacerle una pequeña broma. Susurro a Kellin que me siga el juego y el me guiña un ojo en señal de aprobación.
-Kellin, es mejor que te vistas... Me estás tentando -Digo entre risas.
-Cierto -Dice Kellin- No querrás seguir lo de anoche ¿O sí?
-Te iré a buscar en este instante. -Espeta Tony, furioso. Cuelgo antes de escuchar más y comienzo a reir junto a Kellin, mientras nos tiramos a la cama.
-Preparate para una golpiza, Quinn -Digo colocandome mis Vans.
-La vengo esperando desde que supo que estabamos de novios, Perry. -Se quita la sudadera y se cambia de remera frente a mi, dejandome estupefacta. No me había dado cuenta que tenía tatuajes. Siempre han llamado mi atención... desde que tengo uso de razón. Quize hacerme uno pero no encontraba una razón para hacermelo.
-Cierra la boca o se te caerá la baba -Continúa- Y no queremos manchar mi hermosa cama.
-Estúpido -Grito tirandole lo más cercano que encontré.
-Hey! Con mi bebé no te metas... -Dice abrazando un peluche de oso. Con que eso fue lo que tiré.
-Que rudo te ves -Comienzo a reír, agarrandome el estómago adolorido de tanto hacerlo.
-Nunca te dejaré dormir con esta preciosura -Espeta con voz afeminada.
-Tengo mis propios peluches, Kellin.
-No hablaba del peluche -Sale indignado contoneando las caderas de un lado a otro, exageradamente. Al momento en que se cierra la puerta, lo escucho reír y termino contagiandome.
Estamos unos minutos mas entre bromas y uno que otro beso, hasta que escuchamos el timbre. Aún seguimos riendo cuando Kellin abre la puerta. Tony entra hecho una furia, cerrando la puerta tras él.
-¡Maldito Kellin! -Ambos dejamos de reír y prestamos atención a mi hermano.
-¿Qué he hecho ahora? -Dice inocente.
-¡Te has acostado con mi hermana! Tiene 16, Quinn. -Grita Tony furioso.
-Hey! -Lo freno antes de que lo golpee. -Que ha sido una broma mía, Turtle.
