Capítulo 9: "You're not alone"

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"¿Usted ha pensado alguna vez en el suicidio? Yo sí. Pero nunca podré. Y eso también es una carencia. Porque yo tengo todo el cuadro mental y moral del suicida, menos la fuerza que se precisa para meterse un tiro en la sien."

-Mario Benedetti

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Si pienso claramente, nada de lo que yo haga o diga, significa algo para alguien.

Miro por la ventana y pienso ¿Algo cambia si yo muero? La respues aparece rápidamente y es NO.

El viento no dejaría de agitar los hermosos árboles que hay a mi alrededor. Los autos no pararían de andar en las calles y menos, desaparecerían. La gente seguiría hablando; Seguiría su vida social tal como está. Las aves no dejarían de cantar y despertarnos por las mañanas.

Quizá, muy en el fondo, es un acto egoísta de mi parte el simple hecho de existir ¿Por qué? Porque estoy aquí, ocupando espacio, comiendo y hasta estorbando en los pasillos. En cambio, si no estuviera, ahorraría el simple sacrificio de mirarme siquiera o darse el tiempo de dirigirme la palabra.

En una de esas, mi muerte genera algunas lágrimas sinceras de parte de alguien como Tony o... Tony.

Sí, Tony es el único que lloraría, si es que de verdad me quiere, lloraría.

Y pues... Ese es el problema. Siento que por Tony simplemente soy capás de estar aquí y de soportar diariamente los recuerdos de mi madre menospreciandome o diciendome cuán culpable soy de la mierda que tiene como vida.

Soy cobarde, lo sé. Sólo soy capás de cortarme y poder disfrutar. Una muy buena frase me dijo una vez una chica.

"Cortarse a sí mismo, es como drogarse. Estás conciente de cuánto daño provoca en tu cuerpo, pero aún así lo haces, ya que sabes que no va a haber nada que te haga sentir mejor."

Ella fue mi única amiga. Luego de decirme aquella frase, nos separamos para que cada una fuera a su propio infierno ¿Y qué pasó? Al otro día me enteré que había muerto desangrada, en la tina de su baño, mientras abajo su padre se acostaba con una maldita prostituta.

Desde ese día me prometí no volver a cortarme. ¿Saben cuánto duro ese juramento? Dos horas. En las cuales mi madre no paró de gritarme y repertirme todo, una y otra vez.

Algo dentro de mí decía que no debía cometer una locura semejante al suicidio. No ahora.

Decidí levantarme y seguir el rumbo en el que se encuentra ahora mi vida.

Me metí al baño, hice pis, luego me introduje en la ducha y ahí, después de todo este tiempo, me relajé. Con los ojos cerrados, me apoyé en la pared, dejando que la lluvia artificial me quitara algo de pésame. Nunca pude llorar en una ducha. Pero ahora, lágrimas se mezclaban junto al agua que corria por mis mejillas.

Después de cuarenta minutos, salí, me envolví una toalla en el cuerpo y el pelo, para finalmente ir a colocarme la ropa.

Unos vaqueros rojos rasgados al azar, las mismas vans de ayer y una remera de Pink Floyd. La sudadera me la pondría después.

Tomé mi mochila y bajé a tomar desayuno. Al llegar a la cocina, me encontré con todo listo.

-He hecho el desayuno para ambos, Bonnie, ya que mamá y papá están durmiendo. -Tony se acercó para darme un beso en la mejilla y se volvió a senta.

-¿Hmm... huele a tostadas? -Pregunto.

-Síp -Responde pasándome una.

-Justo tenía ganas de comer, gracias Tony -Besé su mejilla en señal de agradecimiento.

Bulletproof Love (Pierce The Veil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora