Sugar Rush Drama [YoonSeok]

21. Fiesta [Pt.2]🎃

Era noche cerrada, ni una estrella se veía en el cielo y la luna apenas asomaba a ratos detrás de las nubes. La chaqueta y la bufanda, a pesar de ser calentitas, no pudieron evitar que un escalofrío recorriera el cuerpo de Yoongi al bajarse del autobús. El asfalto estaba todavía húmedo por la lluvia de la noche anterior y había algún que otro charco donde flotaban hojas marrones y rojizas.

Yoongi dejó salir un suspiro que levantó una nube de vaho antes de comenzar a caminar calle abajo, con las manos protegidas del frío en los bolsillos del pantalón. Sus pasos iban encaminados a esa fiesta a la que había dicho que no asistiría ni aunque le pagasen, en esa casa que no quería pisar jamás. Pero finalmente había cambiado de opinión a última hora. ¿El motivo? Un mensaje muy extraño que recibió desde un número oculto, que bien podía ser una broma o una advertencia.

"no seas idiota y ven a la fiesta xk jung te necesita" – todo en minúsculas, tal cual.

Nada más leerlo, Yoon pensó que ese mensaje era el equivalente moderno de las cartas anónimas de antaño; esas en que el remitente pegaba letras recortadas de periódicos o revistas en lugar de escribir a mano para evitar que le identificaran por su letra. Primero pensó que se trataba de un juego – claro, Halloween era el momento perfecto para ello – pero tras darle algunas vueltas comenzó a sentirse inquieto.

Su mente formulaba una hipótesis tras otra en lo que caminaba hacia la casa de los Lee. Quizás el imbécil de Seongjin había discutido públicamente con Seok, o le había insultado, o le había gastado alguna broma de mal gusto, o había roto otra vez con él. Por muy egoísta y mezquino que pareciera, Yoongi en el fondo deseaba que fuese esto último, si es que realmente había pasado algo.

Recordaba que le había dejado claro a Hobi que no sería su paño de lágrimas si su novio le volvía a hacer daño, y sin embargo, ahora iba a buscarlo para cerciorarse de que estuviera bien. Por supuesto, lo comprobaría con disimulo y discreción; no iba a ponerse en evidencia si al final resultaba que ese mensaje era una engañifa.

Las luces de la casa y la música a todo volumen vibraban por todo el barrio. Si los vecinos aún no se habían quejado, no tardarían en hacerlo. El joven de mechas azules agradeció esas señales luminosas que lo guiaban hacia la vivienda, así no perdería tiempo dando vueltas por el vecindario.

Un rato antes, mientras estaba todavía en el autobús, había intentado llamar a sus amigos para saber qué estaba ocurriendo ahí dentro, pero ninguno le había contestado. Era probable que no hubieran oído sus móviles por culpa de la música, aunque no descartaba que no estuviesen en condiciones de contestar a causa del alcohol, o que tuvieran compañía y esta requiriera de toda su atención.
En vista de que nadie cogía el teléfono, les reenvió a todos un mismo mensaje que decía "Llámame cuando puedas". Por supuesto, en esta ocasión tampoco obtuvo respuesta alguna.

Durante todo el camino estuvo debatiéndose entre mandarle o no un mensaje a Hoseok para preguntarle si todo iba bien, pero al final terminaba echándose atrás. Llevaba tantos días sin dirigirle la palabra que ahora no estaba seguro de cómo retomar el contacto. Él le había dicho a Seok que ya no quería que fueran amigos y que le dejase en paz... Sería incómodo y extraño que de repente le escribiese como si no hubiera pasado nada.