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Ayuda de un miembro superior.
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Matthew.

Todo esto estaba extraño. O sea, primero, ¿Porqué él tenía toda esta información acerca de el supuesto Rey Oscuro?

Y segundo, ¿Cómo sabía que este caso tenía que ver con una desaparición y sobre el secuestrador ese?

Bueno, antes de que pudiera yo preguntar, el aclaró mis dudas:

—¿Están confundidos cierto? —Por nuestras expresiones era obvio que si, a lo que el continuó— Bueno, yo iba llegando de almorzar, pasé cerca de la oficina del teniente al que le estaban reclamando y mi muy chismoso oído escuchó: “chica rubia de ojos azules”. Me quedé husmeando a ver qué pasaba y escuché acerca de una nota que al final decía Rey Oscuro.

»Como pueden ver en la cartelera, esas son dos de las características que tienen en común con su caso. Estas desapariciones empezaron hace trece años atrás, pero se detuvo el caso pensando que los de “Serpiente” habían sido los responsables y cuando se fueron se las habían llevado con ellos. Yo seguí investigando, la verdad no me convencía eso.

»Hace tres años desapareció la última chica. Y casualmente, los criminales se fueron hace tres años también. Después de investigar supe que las fechas no coincidían y me preparé porque sabía que volvería a pasar. Durante estos tres años me la he pasado investigando esto y... Quien sea que sea el secuestrador, es alguien muy meticuloso. Aunque creo que no trabaja solo, quien sabe cuántos más estén con él.

Bueno, ya teníamos a alguien que nos ayudaría. Solo que ese alguien, a pesar de ser un gran detective, solo tenía unas cuantas pistas acerca de esto. Debíamos tomar acción. Así que empecé a hacer preguntas:

—Sandra, —la madre de Audry se centró en mí enseguida— dijeron que Audry no ha llegado a la casa desde el jueves, ¿fue al trabajo ese día?

Pareció pensarlo un poco y luego respondió:

—Ella se fue a las cinco de la tarde a la pizzería, en la moto. A las nueve, más o menos, me escribió un mensaje diciendo que ya había salido del trabajo, pero no dijo que vendría. Ya Rob y yo estábamos acostados para dormir cuando ella envió el mensaje. Al siguiente día Audry no estaba, pensamos que había ido a tu casa y no nos había avisado. Pasó el día, llegó la noche y le escribí un mensaje. Dos horas después no lo había respondido. Me empecé a preguntar, al igual que Robert.

»Revisamos las cámaras de la casa y nos dimos cuenta de que nunca había llegado a casa. Te empezamos a llamar y a mandarte mensajes pero tampoco dabas una señal. Decidimos calmarnos y esperar al día siguiente, creíamos que ustedes habían planeado algo para hacer durante el día y ella se fue a tu casa para salir temprano. Ya sabes, siempre pensando positivo.

»No la quisimos molestar en la mañana porque pensamos que había ido a la universidad. Salimos a hacer unas compras, llegamos y alguien tocó la puerta. Salimos a ver quién había sido y ahí estaba la nota. Si hubo preocupación, ya que ustedes no contestaban los mensajes y llamadas.

»Estábamos a punto de salir a tu casa hasta que porfin respondiste a las llamadas. Y pues... aquí estamos.

Entonces estaba desaparecida desde el jueves en la noche ¿Qué hacía yo esa noche? Estaba sentado en el sofá, viendo películas y tomando cervezas.

Un sentimiento de culpabilidad se instaló en mi, ya que yo siempre la acompañaba a casa después de que ella salía del trabajo. Si hubiera estado con ella quizás no hubiera desaparecido.

Ya cálmate, pareces un actor de novela al cual se le murió la mamá.

Sí, debía relajarme un poco.

—Bueno, debemos movernos—habló Jake.

—Em... Sí, sí—reaccioné—. Debemos hacer algo.

—Ya sé, las cámaras.

—Si, las cámaras de calor de la ciudad—afirmó Louise.

—¿De calor?—preguntó Sandra.

—Sí, debajo de las lámparas de las calles hay pequeñas cámaras de calor—expliqué—. Pero... desde hace tiempo hay algunas que han dejado de funcionar, así que todo quedará a la suerte.

—Además podemos pedir una revisión a las cámaras de la pizzería—aportó Jake.

***

—Ella terminó su turno un poco después de las nueve —explicaba el jefe de Audry mientras nos llevaba hacia el cuarto de cámaras—. Se fue en la moto y después no supe más nada de ella. O sea, literalmente no he sabido nada de ella, ayer no vino a trabajar, y la estuve llamando pero nunca contestó. Ahora entiendo todo.

Entramos a la habitación en dónde habían tres computadoras con distintas tomas del local. Buscó en los registros de las cámaras del jueves por la noche y... ahí estaba.

El señor de la pizzería empezó a cambiar de tomas a medida que ella avanzaba.

Salió de la pizzería, encendió la moto y se fue por la calle que siempre usaba cuando la llevaba a su casa. Poco a poco se fue alejando hasta no hacerse visible para la cámara.

—Bueno... nada sospechoso por aquí—decretó Jake mientras cruzábamos la puerta de la salida de la tienda de pizzas.

—Sí, ahora nos toca esperar a ver qué consigue Louise.

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Holas!!!
Se que dije que iba a actualizar el siguiente capítulo al instante pero... Se fue la luz (típico de Venezuela).

Quédense que esto apenas comienza.

;)

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