26 |No Es Una Alucinación

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—... ¡Por fin estás aquí otra vez aquí Prima! — le decía  Juliana con mucha emoción mientras la ayudaba a organizar sus cosas — Ahora lo que tienes que hacer es ir por Poché.

Daniela bajo la mirada mientras se sentaba en la cama. Juliana se sentó a su lado.

— ¿Qué pasa Dani?

— No puedo ir por Poché, mi papá me volvió a advertir que si me acerco a ella le hará daño — dijo con tristeza. Juliana dejaba caricias en la espalda — No quiero que le pase nada a Poché, me muero si algo le llega a pasar por mi culpa.

— Tan solo ve y habla con ella, hoy es domingo y está en su casa...

— ¿Y sí me encuentro a Débora?

— Pues que se joda — Dijo de forma graciosa, Daniela sonrió. — Poché no puede seguir pensando que la dejaste, por lo menos ve y dile la verdad ¿Sí? — Daniela asintió mientras sonreía.

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Después de haberse masturbado pensando en la castaña. Poché salió del baño y se tiró en la cama completamente desnuda, quedando profundamente dormida.

Ya había pasado más de una hora y María José no despertaba. El baño de relajación definitivamente le había funcionado, ya que tenía mucho tiempo que no dormía así.

Unas suaves caricias en su espalda la hicieron despertar.

— Poch — Se dio la vuelta rápidamente al escuchar aquella voz que la hacía enloquecer.

— Dani. Volviste mi amor — dijo acariciando el rostro de la castaña.

— Sí bebé, volví.

Poché la besó intensamente perdiéndose en sus dulces labios, para después agarrarla de la cintura y ponerla encima de ella.

—Ven aquí, mi bonita — le dijo antes de empezar a quitarle la ropa, y dejarla completamente desnuda.

—Te extrañé Poché. Te extrañé mucho — susurró excitada mientras Poché chupaba sus pezones — Ahhh, así mi amor — susurró entre gemidos al sentir como la morena lamía cada uno de sus erectos y rosados pezones.

María José la giró para quedar sentada sobre ella; quedó apreciando su hermoso rostro mirándola fijamente a los ojos, con sus pupilas totalmente dilatadas mientras le acariciaba el cabello.

— Eres tú... Estás aquí — Mencionó mientras la tomaba por el rostro.

— Sí, soy yo mi amor — dijo Daniela antes de que la morena uniera sus labios a los de ella, besándola como solo ella podía hacerlo.

Daniela le acariciaba los omóplatos mientras que la morena movía sus caderas sin parar.

— Te amo — susurró Poché entre sus labios, para después ir hasta el cuello de la castaña y besarlo con lujuria — Te amo demasiado Daniela, muero de amor por ti — le decía entre su cuello, el cual Daniela le entregaba si pudor — Te voy hacer mía bonita — Mencionó mientras dejaba a la castaña acostada en la cama, y ella empezó recorrer su cuerpo, dejando besos húmedos para llegar a su paraíso.

—Ya soy tuya mi amor — dijo con excitación al sentir la lengua y los labios de la morena bajar por su abdomen.

— ¡Ahh! — gimió al sentir la lengua experta de Poché rozando su clítoris.

—Delicioso — musitó Poché apreciando el mojado centro de la castaña, quien la veía con el ceño ligeramente fruncido y mordiéndose el labio inferior, mientras la morena empezaba hacerle el fabuloso sexo oral que ambas tanto disfrutaban...

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