31 |Tan Natural

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— ... ¿Y?, ¿me van a decir que está pasando o se quedarán viéndose las caras? — Inquirió Juliana a las dos mujeres al ver que guardaban silencio.

— Hija — empezó a decir Mechi — Ella es Marina...

— Sí mamá ya me lo dijiste — la interrumpió — Lo que no me has dicho es qué hace ella aquí, que tipo de relación tiene con la familia — dijo Juliana quien estaba sentada frente a las dos.

— Bueno, yo te diré quien soy — Mencionó Marina muy seria. Juliana la miró fijamente — Yo soy tu madre, Juliana — le dijo sin titubear.

Juliana abrió los ojos en grande, su corazón empezó a latir fuerte y su cuerpo temblaba. Se puso pálida y no podía pronunciar palabra alguna, en fin la rubia no reaccionaba.

— No... — susurró mientras negaba con la cabeza — esto no puede ser cierto — se puso de pie — ¡Mi mamá está muerta! — vociferó.

— No hija, yo estoy aquí — dijo poniéndose se pie, acercándose a ella.

— No me toque por favor — le dijo al ver que Marina la quería tocar — Necesito salir de aquí — mencionó yendo hacia la puerta.

Doña Mechi se puso de pie, acercándose rápidamente a su nieta.

— Hija espera por favor — la detuvo — por favor escucha lo que tiene que decirte tu madre...

— Mi madre eres tú, no está mujer que desapareció por años y ahora viene como si nada a llamarme hija — dijo señalando hacia Marina.

— Ella no se marchó porque quiso, por favor escucha lo que tiene que decirte hija, no seas terca — Mechi la tomaba por los brazos. Juliana se quedó pensativa — Por favor — le volvió a pedir.

Juliana suspiró

— Está bien, la voy a escuchar — habló más calmada, se sentó para escuchar atentamente lo que aquella mujer que dice ser su madre tenía por decirle.

———————

— ... Espera aquí — dijo Poché a Daniela, tomándola por los hombros.

— Esto está muy oscuro Poché — se quejó la castaña al sentir como la morena se alejaba.

— No te preocupes, ya vas a ver — dijo antes antes de que una luz tenue se encendiera — Listo — Poché se acercó a la castaña — Ahora quiero que te sientes aquí — la agarró de una mano, y dando unos cuantos pasos la guío hasta una gran manta que estaba extendida en piso con varios almahodones. Daniela se sentó aún sin entender nada.

— Espera aquí — Poché volvía a alejarse.

— ¿A donde vas Poch? — cuestionó la castaña un poco confundida.

— ¡Tranquila frutica, solo estoy buscando algo! — habló en voz alta desde un pequeño cuarto del taller.

Segundos después Poché regresó con una guitarra en la mano y en su rostro una amplia sonrisa. Daniela la veía sonriendo mientras negaba con la cabeza.

— ¿Qué? ¿vas a dar un concierto? — le preguntó sarcásticamente.

— Algo así — habló mientras se sentaba a su lado — pero este concierto es privado, solo para ti — le dijo mientras se acomodaba la guitarra

— No sabías que tenías una guitarra en tu taller.

— Sí, cuando tenemos un break los chicos y yo no ponemos a cantar para entretenernos un poco — dijo afinando la guitarra.

— ¿Y que vas a cantar?

— La pregunta es... "¿Qué te voy a cantar?" La canción es para ti frutica... Quiero expresarte todo lo que siento por ti a través de canciones — dijo mirándola con ternura, Daniela sonrió.

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